sábado, mayo 23, 2009

Los indios como tal quedarán excluidos

es el tiempo de florecer junto a la verdad indígena.

trabajo colorido del colectivo La Mancha.
aliados, junto a ustedes, de esta movilidad.

el alba desde Caracas.
allá iremos para seguir diciendo y haciendo.

Los indios como tal quedarán excluidos

Sociedad Homo et Natura

Estamos en la última etapa de esta larga lucha solidaria con los pueblos amerindios Yukpa y Barí por sus territorios y contra los megaproyectos minero - portuario - viales - carboníferos apadrinados hoy por la llamada Geometría del Poder que amenazan la existencia de todo ser vivo en el piedemonte de la Sierra de Perijá.

No es un problema de la demagogia de un ministro o ministra amiga, es un problema del poder, es una rivalidad contra el Estado Gobierno y, más allá, es un problema con el modelo de desarrollo impuesto para América Latina por las multinacionales energéticas, mineras, financieras, o agropecuarias. Es al reacomodo socio económico de América Latina en tiempo de globalización, para en nombre del bienestar y progreso o de convertirse alguno de sus países en una potencia mundial sacrifica a los débiles; y los indios quedan excluidos como tales; deben vivir en parcelas productivas como campesinos o granjeros, no pueden ser pueblos originarios poseedores de amplios territorios regidos al fin por los derechos conquistados en las Naciones Unidas a la Libre Determinación, a la Autonomía o Autogobierno, a la participación y uso de los recursos naturales existentes en dichos territorios, a leyes propias, a culturas y cosmovisiones distintas o opuestas al pensamiento único judaico cristiano y a su lógica colonial del bienestar y progreso.

No hay territorios, sólo parcelas productivas, no hay leyes indígenas derivadas de los nuevos derechos defendidos y conquistados en la ONU, pero que son tan viejos como el indio mismo. Estos derechos territoriales fueron teñidos, ocultados o negados otros en la llamada LOPCI (ley orgánica de pueblos y comunidades indígenas), o en lo que fue peor en la ley de demarcación y garantía del hábitat y tierras de los pueblos indígenas, ninguna sirve de mucho antes los artículos energético minero 12 de Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y 11 de Ley de Minas (tan viejo como la constitución) o militarista 56 y 57 de la Ley Orgánica de Frontera (Fecha de aprobación de la 1º Discusión: 03/08/2004).

Donde hay hidrocarburos, minas y fronteras no puede existir territorios indígenas pues estos son de exclusividad del Estado o de sus empresas mixtas, y los espacios fronterizos de los militares. Para el estamento cívico/militar bolivariano en la línea fronteriza debe existir una Franja Productiva Fronteriza (Art. 56) de exclusiva presencia y administración militar “con el objeto de contribuir a la seguridad nacional, poblar y desarrollar nuestra frontera y generar trabajo productivo posterior al servicio militar","dentro de la Franja de Seguridad Fronteriza, el Ejecutivo Nacional por medio de la Fuerza Armada Nacional creará Unidades de Producción y Seguridad, integradas por la reserva” (Art. 57).

El Estado cívico/militar productivo no permite a través de su excluyente Geometría del Poder territorios indígenas, cuando mucho parcelas sometidas a las leyes agrarias, más no a las conquistas en las Naciones Unidas después de más de 20 años de movilización permanente; si en Venezuela quieren tierras tendrán que movilizarse, y la alta dirigencia indígena no anda en esto, como nunca lo ha estado en suelo patrio o en las Naciones Unidas, como lo atestigua la historia, al contrario están ahora aupando la nueva geometría. Solo una gran participación y movilización nacional e internacional podría obligar al Estado gobierno a reconsiderar la medida de entregarle este próximo 12 de Octubre Títulos de Propiedad Colectiva de sus Tierras a los Yukpa y Barí que ellos no quieren, deben ser tierras saneadas a través del pago de las bienhechurías de las haciendas y parcelas auto demarcadas como sus territorios originales, la cancelación por parte del presidente de la república de todas las concesiones de carbón, fosfato y caliza entregadas por el Ministerio de Industrias Básicas y Minería en sus territorios a Corpozulia y a los capitales mineros, así como la movilización de los refugiados y desplazados colombianos a otros espacios hoy asentados en sus territorio con la anuencia de ACNUR y el Estado venezolano.

http://www.aporrea.org/ddhh/a78252.html

...........................

Llenar de Poder Popular el Silencio

Este viernes 5 de junio es el Día Mundial del Ambiente y junto a un profundo convencimiento de que esta lucha es colectiva y es contra modelos de mercantilizar los espacios naturales y sus primeros pobladores, estaremos movilizándonos, abrazándonos, viéndonos a los ojos y llenando de colores y sonidos los espacios de la Asamblea Nacional de Venezuela. Desde allí haremos recorrido con almas de los movimientos alternativos de comunicación comunitaria, los poetas, los músicos, los estudiantes, los ecologistas, los obreros junto a los compañeros de las estatuas vivientes (MEM) y sus árboles diversos y "bien plantados" hasta la sede del Ministerio del Poder Popular del Ambiente en las Torres del Silencio. Llenar de Poder Popular el Silencio será la consigna pues deseamos, nuevamente, incidir en la obstrucción, en la "tranca burócrata" que está sencillamente negando lo exigido por los compañeros indígenas. En la tarde noche estaremos en el Núcleo de Desarrollo Endógeno Tiuna, el Fuerte junto a la Tribu del Güiro Rojo y los compañeros músicos de la capital.

Anexamos un documento que es una Carta dirigida al Presidente Hugo Chávez. A su domicilio en Miraflores va dirigida. Queremos, insistimos, recordar, volver a psar por el corazón del presidente sus palabras sobre una justa demarcación, sobre la prevalencia del agua y la vida por encima de la minería y el arrase de bosques milenarios de Perijá. La carta está en proceso de traducción a varios idiomas para que los colectivos y aliados de Nuestra América y el Mundo Posible hagan llegar al Palacio de Miraflores su espladarazo, su apoyo a la carta y con ello, su apoyo a una movilidad profundamente sentida en defensa del Agua y la Vida. Estamos en plena movilidad y queremos proponerte, estimado pariente, aliado vital que nos ayudes a recoger firmas y una vez llenos los formatos hacerlos llegar digitalizados (con las firmas de puño y letra) haste este correo electrónico y así, por más "distantes" que andemos, podamos romper realmente las limitaciones espaciales y podamos juntar sus firmas al conjunto que por otras vías, nacionales e internacionales, estamos seguros alcanzaremos a reunir si seguimos en movilización.

Estaremos el día 5 de junio en la capital venezolana y es por ello que estos días son vitales para iniciar la búesqueda de firmas y luego acercarlas hasta la movilización en plena Caracas o al correo electrónico que se anuncia al final de este comunicado. Si sabes de grupos o colectivos, de radiantes individualidades que pueden y deben sumarse a este latido que exige el respeto a la Serranía de Perijá, te invitamos a que sumes la iniciativa de hacerles llegar la Carta para el Presidente Hugo Chávez para eliminar la explotación de carbón y por el pago de bienhechurías a los hacendados para que así continúe este desafío que necesita mucho más que letras y palmaditas en la espalda.

Es ahora que debemos sumar sudor y mirada, pasos y voces. Es ahora que la historia nos reclama hacer verbo la luz Bolívar, la verdad digna de construir la historia junto a los históricamente olvidados: nuestras comunidades indígenas.

Saldrán comunicaciones en francés, inglés, catalán, portugués y si sabes de otros idiomas que puedan y deban robustecer este acto solidario que desde el exterior nos ayude a germinar junto a Perijá y su gente pues enhorabuena. Ya tenemos desafío y ganas!!!

Se viene el 5 de junio y la fecha del 12 de octubre nos reclama iniciativas originales, constantes, lúdicas y emancipatorias. Ya estás junto a nosotros. ¿Estás? P.D.: Dudas y comentarios constructivos por favor hacerlos llegar a esta
dirección: ncifuentesg@gmail.com

aminta ashirogdoba, valiente mujer indígena barí.
acompañemos su clamor mujer, el clamor en defensa de Perijá.

martes, mayo 19, 2009

La audiencia con Ministro Luis Reyes Reyes con los 12 voceros de las comunidades, yukpa, barí y wayuu.

Por: Mujer Quilombo

En el marco del Día Mundial de la Tierra,

LARGA AUDIENCIA SOSTENIDA ENTRE EL MINISTRO DEL PODER POPULAR PARA EL DESPACHO DE LA PRESIDENCIA, LUIS REYES REYES, Y 12 VOCEROS DE COMUNIDADES YUKPA, BARI Y WAYU

Sin dejar lugar a duda de su apoyo irrestricto al liderazgo del Presidente Chávez, voceros y voceras de comunidades indígenas yukpas , Barí y Wayuu, de la Sierra de Perijá, sostuvieron una audiencia durante un la lapso de cinco horas con el Ministro del Poder Popular del Despacho para la Presidencia, Luis Reyes Reyes, con el objetivo de plantear sus inquietudes en torno a las propuestas de demarcación de sus territorios ancestrales, así como ideas para impulsar acciones concretas que materialicen lo relacionado a la soberanía alimentaria pues manifestaron su potencial en el conocimiento y experiencias para integrar la visión pecuaria con la agricultura de siembra de maíz, caraota, cambures, quinchoncho, frijoles, auyamas, yuca, ocumo, ñame, aprovechando tierras muy buenas para estos cultivos, sustituyendo la ganadería intensiva de aprovechamiento y lucro privado, por un plan de desarrollo agro de impacto social.

La reunión transcurrió en un ambiente de franqueza y de disposición expresa por parte del Ministro Reyes Reyes, quien escuchó atentamente período de cinco horas a cada una de las doce intervenciones de los indígenas. Aminta Achirogdoga, presidenta de la Asociación de Comunidades Barí de Venezuela (Asocbariven), declaró que “la reunión por mi parte me dejó muy alegre, porque él -refiriéndose al Ministro Reyes Reyes -se tomó el tiempo para escuchar y para comprender lo que sucede. Me pareció estar muy sensibilizado, y humilde cuando dijo que estaba agradecido de poder escuchar porque no estaba enterado de muchas de las cosas que vinimos a decirles”. Igualmente agregó que “me puse a pensar después en la importancia de escucharnos. Con algunos funcionarios de la comisión -de demarcación-, no ha habido dialogo sino regaños o imposiciones. Estoy muy agradecida de que el Presidente tenga cerca a gente sensible”.

El Ministro, informó acerca la posibilidad de ir pronto a visitar las comunidades indígenas, y adelantó su propósito de reunirse también con los representantes de comisión nacional de demarcación a fin de poder tener una visión más integral de la situación, afirmando estar seguro, luego de esta audiencia con estos indígenas, de que el contexto es complejo.

Del despojo a punta de sangre u fuego:

Los indígenas explicaron que los bosques que conformaron sus territorios originales hoy son los potreros de las haciendas que vienen ocupando, y solicitan algunas de éstas para ser demarcadas y canceladas sus bienhechurías por parte del Estado. No son 600 haciendas solicitadas como vienen anunciando por los medios de comunicación sectores interesados, son apenas unas 80 haciendas para los dos pueblos Amerindios, y unas 120 parcelas en territorios Yukpa y otras 60 en territorio Barí.

La necesidad de respetar los liderazgos de base para la toma de decisiones inherentes a los planes de demarcación

En otro orden de ideas, los voceros abordaron el tema relacionado a las estructuras orgánicas de las comunidades, ahondando en que los verdaderos líderes que tienen legitimidad en sus territorios y contacto directo con la población de cada una de las comunidades que representan, son los Caciques, más no el cacique que vive en los Centros Pilotos, espacio este del piedemonte de la Sierra de Perijá donde termina la carretera y tienen acceso directo los vehículos oficiales. Este aspecto fue explicado con detalle, pues es uno de los puntos que sugieren estos indígenas debe ser entendido por la comisión de demarcación por cuanto se ha generado en la zona una división entre las comunidades que están bajo el “amparo” de los centros pilotos, desde el punto de vista de los programas sociales y de la relación con la institucionalidad. Es decir, la relación que ha sostenido representantes del MINPI en lo concerniente a los programas de asistencia social ha sido solo entre los caciques de los cinco centros pilotos (en el caso Yukpa), quienes deciden además por encima de la mayoría de las comunidades también lo concerniente a las acciones de la demarcación terriorial, legitimándose así un tipo de exclusión social entre los mismos indígenas, muy contraproducente pues genera roces y enfrentamientos.

“Estamos dispuestos a dialogar, a conversar, a asentarnos y escucharnos”

Los presentes expresaron con fuerza la necesidad de que este Ministerio del Despacho, ayude a mediar e impulsar un dialogo amplio y democrático entre los representantes de la comisión nacional de demarcación, explícitamente la Ministra del Ambiente, de los Pueblos Indígenas y de Seguridad Interior, a fin de buscar un consenso en lo relacionado a la demarcación. Estos voceros manifestaron estar al margen de lo adelantado por ser considerados por parte de algunos funcionarios de ser los “indios revoltosos” y “los indios rebeldes”. Así mismo, expresaron la situación de salud que afecta la amplia mayoría de las comunidades indígenas, sobre todo aquellas que viven en las montañas o en los potreros de algunas haciendas (caso comunidad Barí Kumanda).

Los puntos abordados por los voceros de cada pueblo indígena se resumen en lo siguiente:

Por el pueblo yukpa:

•Necesidad de conocer la situación de los las haciendas que han sido recuperadas, y las consecuencias que ha generado una tensión de permanente conflictividad con los terratenientes en la zona.

•La tregua a la que se ha llegado temporalmente con algunos terratenientes de la zona, y la disposición de estos (asumida públicamente el pasado 10 de marzo de 2009), de irse de la zona posterior a que se llegue a un acuerdo con los entes gubernamentales para la compra de las bienhechurías, pues reconocen que esas tierra pertenecen a los indígenas

•La impunidad que aun reina sobre el caso del abuelo yukpa, José Manuel Romero, quien murió días después de la golpiza propinada por el hacendado Alejandro Vargas, dueño de la hacienda Tizina, así como otras violaciones de los derechos humanos de las comunidades yukpas: intimidación, amenaza de violación hacia algunas mujeres, agresiones físicas.

•El desacuerdo por parte de comunidades yukpas de avalar uno de los planteamientos centrales impulsado por la comisión nacional y regional de demarcación: la convivencia con terceros (ganaderos, parceleros, empresas de explotación minera, desplazados de la hermana Colombia).

•La necesidad de que se conozca el potencial agro de las familias yukpas, quienes han demostrado ser portadores de saberes importantes en lo referente a los cultivos de rubros como caraota y maíz.

•La necesidad de que se respeten los liderazgos comunitarios de base de cada una de las comunidades yukpas

Por el pueblo Barí

•El urgente reconocimiento y respeto por parte de la comisión nacional y regional de demarcación de los lideres de base comunitarios y la necesidad de que sean incluidas sus opiniones y sugerencias en el plan planteado por parte de la comisión nacional y regional de demarcación, porque hasta el momento, a pesar de que el pueblo Barí cuenta con una organización de base ASOCBARIVEN, cuya presidenta, es una mujer luchadora, Aminta Achirogdoga, esta comisión ha estado dialogando solamente con quien fuese presidente de esta organización, pasando por encima del liderazgo organización y de base de este pueblo.

•La ampliación de sus territorios, y la necesidad de aprender de los errores de los títulos de demarcación que fueron entregados a algunas comunidades Barí, los cuales legitimaron jurídicamente los espacios de confinamiento donde viven las comunidades Barí, es decir, no contemplaron la ampliación de sus territorios

•La importancia moral de que funcionarios de la comisión regional de demarcación y del ministerio par los pueblos indígenas, respeten las funciones de la Asociación de Comunidades Barí de Venezuela (Asocbariven) y a su presidenta Aminta Achirododa, y que no impongan a la persona encargada de la demarcación del territorio Barí por el ministerio indígena quien es el ex presidente de Asocbariven, que hace algunos meses fue desplazado de su cargo por Aminta a través de unas elecciones donde participó todo el pueblo Barí.

Por el pueblo Wayuu

•La situación de amenaza en incertidumbre constante de comunidades wayuu ante la tentativa de apertura de minas de carbón.

•El hecho de que los ríos Socuy, Cachirí,Mache (cuyos afluentes nutren la mayoría de agua dulce del embalse Manuelote, vital para Maracaibo), así como las comunidades indígenas aledañas se encuentran amenazados por proyectos mineros carboníferos de expansión por trasnacionales , específicamente la concesión Caño Seco y el proyecto de explotación minera Casa Blanca. Las comunidades directamente afectadas son POR EL NORTE: KASUSAIN, TATUCHIMMAANA y WAYUMMAANA, POR EL ESTE: EMBALSE MANUELOTE, POR EL SUR: COMUNIDADES JASAI y LA CUEVA y por el OESTE: COMUNIDADES CAÑO LA ARENA, KUSI y JUYASIRAIN

•La denuncia de que aunque el proyecto Casa Blanca, ha sido presentado por especialistas de la comisión de minas, como un modelo de explotación minera de avanzada por su nula o muy baja incidencia en el impacto del ambiente, uno de los voceros wayuu, demostró con argumentos sólidos en mano, la experiencia de esta tecnología puesta en práctica en una ciudad Alemana de Essen , donde entre el 2007 y 2008, la comunidad ha salido a las calles para exigir al gobierno que detenga la actividad minera en los pozos de hulla del Sarre, después de que un temblor de magnitud 4 en la escala de Richter el pasado 23 de febrero de 2008 graves daños a numerosas casas de la región. Los manifestantes culpan a las minas de la inestabilidad del terreno y temen nuevos terremotos en una comarca fronteriza con Francia que cuenta 150.000 habitantes.

Los indígenas y su potencial para el aporte a la soberanía alimentaria

El cacique de la comunidad Chaktapa, Sabino Romero, abordó el tema de la siembra que su comunidad ha emprendido en el espacio de pie de monte donde estaba la antigua haciand Tizina. Narró la experiencia agro sobre todo en la siembra de tuberculos y algunos frutos. El pasto de los potreros vienen siendo sustituidos por comida, la familia de Sabino Romero Izarra ha sembrado con la ayuda de un tractor de la empresa socialista Pedro Camejo 7.000 matas de yuca, 800 matas de piña, otras tantas de topocho, caña de azúcar, maíz, ajíes, entre otros rubros; esta comunidad no está interesada en la cría de ganado, pero sí de aves y cerdos. Esta misma experiencia se está desarrollando en las haciendas ocupadas como Kusare, Paja Chiquita, Medellín, Guacaipuro. La comunidad Guamo Pamocha que ocupa la hacienda Kusare comparte algunas familias Yukpa la agricultura con la cría de animales bovino, así como Shiraji en la hacienda Brasil.

Más información en:

Lápiz Rebelde.

jueves, mayo 14, 2009

En defensa de la Sierra de Perijá, Venezuela. dos puñados de fraseos.


I
parece haber la necesidad de seguir diciendo frases y haciendo acciones que mantengan en permanente latido el trabajo de varios amigos que juntas sus esfuerzos cotidianos en la importante defensa de la sierra de perijá, al noroccidente de venezuela.

II
necesario entonces se hace este aprendizaje de sabernos activos y conscientes de las muchas necesidades humanas así como las amenazas todavía presentes que convergen en los espacios de la serranía y su piedemonte.

III
no perder de vista las cicatrices que el pasado reciente y sus tensiones arrojan al rostro de la lucha: concesiones mineras aún no derogadas, corporaciones desarrollistas insomnes de tanta cuadrícula sobre la tierra perijá, sobre el agua perijá, sobre la piel perijá.

IV
fraguan las denuncias y cada vez más se logra desnudar al armatoste que todo lo edulcora con falso progreso. hace varías lunas nos acompañan soñadores y pensadores, artesanos, niños y niñas de esta geografía inmensa venezolana y nuestramericana.

V
entonces, ¿será este el año cuando ya no más simulacros asfixien la mirada y la siembra indígena?, ¿será este el tiempo de los frutos, cuando amaine la polvareda levantada por tanto burócrata?

VI
se imagina el colectivo que tanto ha sudado esta lucha: un espacio irrigado de siembra con semilla sana, un alboroto de aves y agua que revolotée por entre la fronda ya no más delimitada, ya no más derrumbada y hecha mercancía.

VII
parece haber la madurez, la voluntad, el talento, la vitalidad, la picardía, la sinceridad, la humildad para iniciar la definitiva travesía que termine de zafarse de tanto desgaste, de tanto llamado de atención sobre lo más vital: la vida líquida, la vida humana, la vida toda.

VIII
para que en el destino esté la procedencia. para adivinarnos en la cosecha de lo sembrado. para ver brotar vida sin tecnocracia ni civilizado gerente que la amenace. para seguir movilizados toca dar el necesario envión, el visceral empuje, el orgánico esfuerzo para destronar la tanta retórica, la demasía de denuncia, el retardo en la respuesta que se espera.

IX
amasemos pues este anhelo entre todos, sudemos este conflicto diverso y complejizado para que la vida sea vivible en esta perijá que tanto nos ha hecho soñar despiertos.

X
sigamos movilizados.

nunca más cercada la piel perijá

Etiquetas: , , , , , , ,

lunes, mayo 04, 2009

Los peregrinos de la basura

orilla lacustre en santa rosa de agua. parroquia coquivacoa.
municipio maracaibo. estado zulia.

Lenín Parra, amigo y aliado de la biología que se comparte con la gente, esta mañana nublada de mayo me acerca un calendario de propuestas de reciclaje para nuestra sede universitaria, la de la Universidad Bolivariana de Venezuela. Veo que ya para este 17 de mayo de 2009 aparece en la cuadrícula: Día del Reciclaje.

Tantas veces polemizado, tantas veces verguenza de estas urbes que habitamos, la "basura" debe asumirse desde otro enfoque. Escuché una vez: "la basura es una decisión política". Es decir, aclaro para los confundidos, decidimos, escogemos desde nuestras percepciones particulares de mundo, de vida qué reusamos y qué mandamos al olvido de la cesta de basura.

Escuché también del gran problema que implantó la estrategia publicitaria del siglo XX venezolano: Apúntale a la cesta!!! en virtud de que nos libraba de toda responsabilidad sobre la basura que generamos en colectivo y nos creaba la sensación, vana sensación, de que eramos buenos ciudadanos si improvisábamos unos lances a la cesta de la basura.

durante la década de los ochenta del siglo XX esta imagen en Venezuela pretendió erigirse como la solución al problema de la basura.

En oportunidades me ha asombrado hasta el llanto reflexivo la capacidad creativa del humano ser para retomar acciones que no generen tanto desecho innecesario. Me desafía fogonazo la posibilidad de ver crecer muy pronto plantas de tomates en mi balcón de apartamento clase media, por sólo mencionar un rubro pues de plantas medicinales ya tuve el placer de experimentar la bondad botánica.

Hasta ahora solo un agave del Departamento de Cundinamarca, Colombia, me acompaña en el balcón. Del Jardín Botánico de esa ciudad pensada y terrible, dolida y culta viene el agave.

Viajo en buses y autobuses y gran parte de la tracción que me moviliza parte de los latidos del corazón puño que bombea en sístoles y diástoles. Un día vendrá el automóvil para pasear y montaré a un viaje de almas para no corromperme en soledad, en burbuja de confort.

Hemos trabajado propuestas para construir libros de cartón corrugado, para educar y asombrar en la ecología profunda, sencillita, diáfana, directa al alma. Saberes de Nuestra América que nos aleccionaron e inspiraron a tomar "cartas en el asunto"; sin embargo aún vemos envuelta, por ahora, a muchas ciudades de este país y este continente en celofanes y latones, en agites y consumos non gratos.

Y toca decirlo: Yo te desnudo oropel capital, afán de lucro, consumo voraz!!!

Yo siento que el texto que tomo a continuación del diario Panorama, periódico local tantas veces aliado y adversario (contradicciones de esta vida interesante y desafiante) bien vale una lectura respirada para insistir en lo pendiente, para asumir lo que corresponda: Sembrar, Caminar, Sentir, Reciclar, Reutilizar este amasijo de dolores y temas pendientes y mutarlos, tornarlos en maravilla que aleccione y de placer y gozo en la cotidianidad.

De cuando en cuando y a lo lejos hay que darse un baño de tumba. A veces es necesario darse un baño de tumba, dice el inmenso poeta de Chile y del mundo azul, Pablo Neruda. Creo en ello. Amo desde esta convicción.

Aquí el texto de Mélida Rosa Briceño, la que se bañó de peregrina de la basura, ella que a 20 minutos de la ciudad petrolera que mentan Maracaibo, desde el "relleno sanitario" supo enhebrar frases para denunciar aquello que leerán ya.


cartón corrugado: material para la creación.

...

Los peregrinos de la basura

Texto: Mélida Rosa Briceño

Una periodista de PANORAMA trabajó durante cinco días en el relleno sanitario de Maracaibo, ubicado en el municipio Jesús Enrique Lossada, para retratar cómo sobreviven entre la basura más de 800 personas. Conozca la historia.

Corremos atropelladamente entre la espesa montaña de basura para buscar botellas, trapos, cartones y comida. Casi no dejamos que el camión descargue sus cinco toneladas y ya estamos asomados arrebatando las bolsas, escarbando como zamuros entre la mortecina.

A mi lado, los perros con sarna, los chivos, los burros y las garzas blancas ya domesticadas, compiten por alimentarse de los desechos.

Más allá del sumidero, a unos 20 minutos, está situada Maracaibo, la capital petrolera de Venezuela. Donde un millón y medio de habitantes desarrollan su vida cotidiana, ajenos a lo que ocurre en La Ciénaga, municipio Jesús Enrique Lossada. Allí, cerca de 800 seres humanos, los peregrinos de la basura, bordean el filo de la vida. Agonizan pensando que ésto es todo cuanto merecen.

Su visión del mundo se centra en estas 110 hectáreas repletas de desechos, desde hace 30 años. Van y vienen resignados. Es como un campo de concentración donde nadie quisiera estar. Ahí van a parar unas 280 toneladas de basura diarias que generan los habitantes de La Concepción y Maracaibo.

Tres operadores de máquinas aplanan la montaña segundo a segundo y aún así, crece y crece. Los peregrinos del basurero caminan detrás de esta aplanadora hurgando el suelo para avistar —más allá de lo que siempre recogen—, un anillo de oro, una cadena o dinero, como ocurre frecuentemente. Entonces, si encuentran alguno de esos tesoros, se lanzan hacia él y, en un segundo, se levantan con el botín en sus manos.

Mi adaptación a este lugar no fue muy compleja. Ingresé el jueves 2 de abril, a las 8:00 de la mañana. A lo lejos, a unos 300 metros, mientras escalaba con paso ligero hacia el alto y tupido vertedero, observaba un tumulto de personas, como un tapiz abigarrado. Así lo hice todas las mañanas, durante cinco días seguidos. Mi ropa era acorde con el trabajo. Desarrapada, sucia, botas de caucho, un trozo de tela para protegerme del polvillo, guantes, una botella de agua y un rostro desesperado.

¿A quién buscáis?, preguntan casi al unísono varios hombres cuando llego por primera vez. —Necesito trabajo—, les contesto. Inmediatamente llaman a dos de sus líderes, uno es Julio y el otro José. No me observan, en realidad me examinan de arriba a abajo. Julio, de unos 50 años, me abruma con preguntas ¿Pero qué tipo de trabajo andáis buscando?, ¿cómo te llamáis?, ¿dónde vivís? Le respondo con determinación: Quiero trabajar con ustedes recolectando algunas cosas que pueda vender aquí mismo, me llamo Rosa y vivo en Los Ángeles, un sector cercano.

Mi objetivo de reportera es claro, estar en la piel de una mujer llamada Rosa y vivir una semana como una más de los peregrinos de la basura. Me interno en este abismo para retratarlo tal cual, desde los ojos de quienes lo padecen. No han pasado quince minutos de mi llegada y ya tengo un saco sobre mis espaldas y las primeras instrucciones para empezar.

José me presenta a Aníbal, quien será uno de mis ángeles de la guarda durante esta experiencia. Es wayuu, de ojos color marrón, piel oscura ajada por el sol. Tiene 38 años y es todo un veterano de estas batallas. Me dice que recoja lo que pueda. “Las latas de aluminio valen más, pagan el kilo a 1,5 bolívares, pero empieza con botellas y trapos. Cuando termines, aquí mismo hay unos señores que nos compran por kilos. No pares para que te rinda”.

Sus consejos son diamantes para mis días en el basurero. “Cuando lleguen los camiones tienes que correr, brincarle y pensar que traen oro. Rompes las bolsas rápido y buscas lo que sea. Trata de reunir todo lo que puedas para que hagas el día, después te acostumbrarás. No es fácil Rosa, pero tienes que hacerlo si piensas quedarte aquí mucho tiempo”.

Aníbal me abriga con sus detalles. Le da confianza a mi estadía. Me obsequia los mejores pantalones y cuanta prenda bonita encuentra, en sus manos tiene con frecuencia un jugo de limón listo para mí. No lo siento en plan de conquista, sino más bien de protector. Aunque él insiste: “Hay otros trabajos, en casas de familias que no son tan feos como éste. Si fueras mi esposa, no dejaría que trabajaras aquí”.

La mañana transcurre y yo recojo botellas, trapos y papeles, tal como me aconseja Aníbal. Al mediodía, el aire es pétreo, inmóvil. Aún así, los peregrinos de la basura no andan con remilgos para seguir escarbando entre los desechos. Hay unos cuantos sacos que llenar, barrigas que alimentar. ¡Esta gente tiene una capacidad extraordinaria de aguante!

El trajín me acosa, llevo tres horas seguidas sin descansar y un saco y medio de botellas sobre mis espaldas. Me detengo un momento a reposar. Me siento debajo de las sombrillas de los guaraperos que venden jugos. Tomo agua, me limpio el sudor, pero el olor nauseabundo de la basura de todos los días, y del cúmulo de 30 años, me aturde. Se mete hasta mis huesos. Hace que mi estómago se remueva y chille de dolor.

Tras el descanso, vuelvo al campo de guerra.

Ese sacrificio que yo experimento tal vez es el mismo que ellos padecen, sin darse cuenta, en busca de una escasa compensación. Los pagos que hacen los chatarreros, que llegan en sus camiones 350 por los desechos clasificados son miserables. “Aquí, el que más dinero hace llega a 20 o 30 bolívares fuertes diarios”, me cuenta uno de los trabajadores, a quien apodan “El Lobo” y lleva apenas cuatro meses en el vertedero.

Para evitar esos pagos ínfimos hay quienes prefieren vender su mercancía por fuera. “Yo no regalo mi trabajo aquí. Son unos ladrones y se aprovechan de la gente. El aluminio me lo pagan en otro lado a 2,5 bolívares el kilo y hay lugares que lo pagan más caro. Son muy vivos, hasta dañan los pesos (balanzas) para pagar menos”, me cuenta otro José, un muchacho de rostro pasmado.

Pero el problema es que sólo los que tienen burro carretillero o bicicleta pueden cargar sus bolsas de desechos a otro lado. Se van a La Concepción o a El Samide, sectores que están a unos 20 minutos, donde encuentran compradores que pagan a mejor precio.

La jornada entre la espesa montaña de basura no tiene horario. En el relleno hay movimiento las 24 horas del día y no faltan grupos que pernoctan allí. Se dedican a recolectar en pequeños sacos, cartones, vidrio, ropa y hojas de papel que ellos llaman archivo.

En sacos más grandes buscan bolsas de plástico que luego venden a los chatarreros que parecen vampiros hambrientos con sus balanzas descompuestas para mal pesar y sus escasos bolívares para pagar.

Con el dinero que reciben, los peregrinos de la basura se alimentan en medio de la jornada. Le compran a los vendedores que llevan comida en las bicicletas con carruchas. Hay arepas para el desayuno en 1,5 bolívares, almuerzos en 5 bolívares, jugos a un bolívar y agua con hielo en 50 céntimos.

Dos mujeres se dedican a preparar hervidos que venden a 5 bolívares. Ellas caminan encima de las bolsas repletas de comida podrida, sobre miles de gusanos, desechos de hospitales, trapos sangrientos, perros muertos y vísceras de pollo, provenientes de las industrias polleras. Esos residuos son la vendimia del día que le dará sabor a las sopas.

Las vendedoras de hervidos, al igual que las otras mujeres, hombres, niños y ancianos están ya inmunizados ante tanta calamidad. No reaccionan frente a un sol que los abrasa sin piedad, ni tampoco les preocupa el enjambre de moscas, voraces y pesadas que los asedian y se posan sobre sus labios y párpados.

Yo me pregunto, mientras los contemplo, ¿Qué pasa por sus cabezas?, ¿sueñan?, ¿hacen planes? ¿se irán algún día de aquí? Difícil saberlo.

Este oficio se ha convertido en una herencia impuesta para los más pequeños. Todos ellos vienen de una cadena ancestral de trabajadores del relleno: abuelos, padres y nietos. Sin duda, es un patrón de vida, como si llevaran ya la basura en sus genes.

A inicios del año pasado el Gobierno nacional, a través de la Alcaldía de Maracaibo, rescató a 34 de ellos para insertarlos al sistema educativo. Pero no fue suficiente.

Llego a contar hasta 15 niños, entre hembras y varones. Nueve de ellos tienen entre seis y ocho años y los otros van de 10 a 12 años. Juegan entre bolsas, cauchos y pedazos de colchón con juguetes rotos que encuentran, arman casitas de cartón y eso para ellos es el “gran parque de diversiones”. Se han vuelto ágiles escarbando entre los desechos.

De manera muy discreta les preguntó si van a la escuela, sonríen con recelo y responden: “No vale la pena estudiar, aquí ganamos dinero”. La mayoría de ellos no sabe leer.

Junto a los niños también hay mujeres embarazadas. Unas venden guarapo de limón y otras buscan desechos. Dos de ellas, andan por ahí, entre gusanos, casi descalzas, con las piernas llenas de mugre y con sus barrigas a punto de estallar. Aún así, suben una cuesta de 300 metros para llegar al vertedero. Van a pie y cargan sacos con 50 kilos. Veo cómo se les remueven las criaturas en el vientre cuando el sol arde.

El 80% de los peregrinos de la basura son indígenas, wayuu y paraujano. Otro grupo menos numeroso es el de los colombianos. Casi todos residen en los barrios aledaños como Chicho Troconis, El Pendal y La Ciénaga. Son invasiones que también se han apoderado de los terrenos del vertedero. Los ranchos son de latas de zinc, estrechos, sin electricidad ni servicio de agua, que compran a los camiones cisterna que pasan de cuando en cuando. La pobreza arde en cada familia como la esfera incandescente del sol zuliano de mediodía.

No poseen bienes. Lo más lujoso que pueden tener es una bicicleta, y éso ya es una fortuna. María, una de ellas, me pregunta si tengo nevera. Digo que sí. Vociferan: ‘‘Viste que la alijuna tiene nevera’. ¿En serio?”, me preguntan una y otra vez.

Me sorprende su insistencia al preguntar por la nevera porque no son muy conversadores. Cuesta lograr unas palabras con ellos y ellas, tanto que me miran sorprendidos cuando hablo más de la cuenta.

En los instantes de reposo, José, uno de los veteranos que me recibió cuando llegué, se confiesa conmigo. Me cuenta que estaba muy pequeño cuando su padre lo llevó de la mano al basurero. Toda su vida la ha pasado en ese lugar. José es noble y de semblante apacible, colabora echando unas cuantas botellas en mi saco y se extraña cuando un ¡Gracias! me delata. Pues casi nadie sabe de modales, aunque eso no los hace menos atentos.

Mientras recojo botellas, Josefina, la abeja que más trabaja en este panal de la basura, camina a mi lado. Parece muda. Las huellas del dolor permanecen en su rostro, el sudor bordea sus párpados y ella lo aparta con su guante mugroso para seguir. Insiste en no descansar, casi no levanta la mirada. Recoge bolsas en un saco gigante. Hace entre 80 y 90 bolívares todos los días. Es la primera que llega y una de las últimas en irse.

Ella es colombiana y desde que enviudó trabaja sin descanso para sus cinco hijos. Lleva la camisa empapada, el pelo apelmazado, pareciera que no cesan de atormentarla la sed, el tedio y la sensación de que el tiempo corre y no puede descansar porque debe llevar el dinero a casa.

Una de las amigas de Josefina es Ángela, morena de contextura gruesa. Tiene unos 60 años y es una de las pioneras del relleno. Llegó allí a principio de 1978. “Ya no busco entre la basura, ahora vengo a buscar comida para los cochinos y a comprar envases de talco para revenderlos a las fábricas de Borocanfor, uno los paga aquí en 60 céntimos y allá los vendemos a 1,2 bolívares. Los vuelven a llenar para la venta”.

Ella, a diferencia de la mayoría, quiere contármelo todo. “Cuando se mete la época de lluvia es terrible, se nos hunden los cuerpos, muchos se enferman y aún así vienen a trabajar. También he visto varios fetos entre la basura y hasta partes humanas”.

Ángela recuerda un terrible episodio en donde vieron cómo las llamas arrasaban con todo. “La candela tomaba fuerza desde adentro de la basura por la cantidad de gases acumulados. No pudimos hacer nada para salvar a los burritos carretilleros ni a los chivitos, se quemaron en medio de ese desastre, éso fue muy triste”.

Aquí no hay ningún tipo de protección sanitaria. Apenas los maquinistas usan una mascarilla y un casco. De resto, todos están expuestos a cualquier tipo de infección. Durante cinco días que estuve allí no vi funcionarios inspeccionando el lugar. Las normas de seguridad tampoco están establecidas. En la entrada sólo se encargan de pesar la basura.

Un proyecto de saneamiento, reorganización y clasificación de los desechos es la promesa para el relleno desde hace ya cinco años. En la última visita que hizo la ministra de Ambiente, Yuvirí Ortega, el pasado 21 de agosto, anunció que para noviembre, o a más tardar diciembre del 2008, culminarían las fosas impermeables y las lagunas de líquidos orgánicos, donde se exponen al aire libre más de 2 mil toneladas de desechos al día.

En esa oportunidad, la titular se comprometió, no sólo a restituir el sistema de fosas —en desuso desde hace diez años—, sino en dar asistencia a las personas que viven de la actividad y a los pobladores adyacentes. “Me comprometí con ellos porque dicen que ya están cansados de censos”, declaró la ministra ese día. Pero esa promesa no se ha cumplido.

Los trabajadores tienen algunas expectativas al respecto. “Por ahí escuché que nos van a censar cuando nos mudemos para la fosa que están construyendo, y que nos darán uniformes y todo eso que no tenemos para protegernos de las infecciones”, dice Ángela.

Pero mientras ese día llega seguirán confinados a esta realidad. La Alcaldía de Maracaibo, que maneja el relleno, tampoco responde a sus necesidades. Sometidos a escarbar y escarbar entre los desechos todos los días. Esperando siempre la llegada del mediodía, que es la hora en que la basura se vuelve dinero. Entonces, cuando el reloj marca las 12:00, yo me apresuro a salir antes que los demás. Quiero saber cuánto dinero me darán por tres sacos de botellas y uno de trapos que logro recoger el primer día.

Ahí llega Alejandro, el comprador de vidrios, un muchacho moreno que aparenta unos 30 años. Es tosco y me mira con malicia. Apenas cuenta las botellas, cada una cuesta 3 céntimos, por todo me da 6 bolívares. No es nada comparado con el esfuerzo que se requiere.

Pero lo peor es el pago, del otro comprador, por el saco de trapos. Me da 4 céntimos por el kilo, lo que me significa un bolívar. El primer día fueron siete bolívares tras escarbar entre los desechos dejados por unos 35 camiones.

Aunque soy primípara en este oficio, mi ingreso al mediodía es parecido al de algunos peregrinos de la basura. El segundo día recojo la misma cantidad de botellas por 5 bolívares. Al siguiente no hay mayor venta porque uno de los camiones de basura se incendia, tras una falla eléctrica, y eso obstaculiza el paso toda la mañana. Apenas recolecto un saco y medio de botellas y medio de trapos. Ingreso total: 2,5 bolívares.

El domingo es un día desolado. Alcanzo a buscar un saco de botellas que dejo al cuido de una señora que apenas conozco. Se llama Lucila. Me cuenta que los domingos no van los chatarreros a comprar las botellas. “Pero tranquila, las dejamos aquí y nadie se meterá con eso, aquí se respeta mucho la mercancía ajena”.

Los chatarreros venden las cargas a las industrias que elaboran mangueras, envases de vidrio y cajas de cartón que están en la Cañada de Urdaneta, el kilómetro 4, El Samide y La Concepción. Es lo que le escucho a Alejandro. El kilo de trapo, cartón y papel lo pagan a 2 céntimos y el plástico a 4 céntimos.

Con Lucila prima una conexión maternal maravillosa. Tiene 12 hijos y dice que ya está cansada de ir al relleno. Yo observo su mirada ausente, tan similar a la de muchos de ellos, siento que no intenta divisar nada. Su curiosidad está apagada. Es como si conciliara definitivamente con el horror.

Con el paso de los días aparece la amistad. Las hermanas Verónica y Yelitza me brindan su confianza. Ellas venden guarapo con limón, avena fría, agua y hielo a un bolívar y arepas con carne y pollo a 1,5 bolívares. Les va bien en el negocio. Recogen entre 70 y 90 bolívares diarios. Tienen una bicicleta para transportar los alimentos. Viven en una invasión cercana que se llama Paraguachón.

Yelitza tiene 21 años y no recuerda exactamente cuánto tiempo hace que va al vertedero, pero dice que estaba muy pequeña cuando fue con su madre. Me cuenta que allí los hombres son “muy pasados. Diremos que somos primas pa’ que no se metan con vos”, idea que resulta muy útil. Su padrastro y otros familiares también están allí y asegura que entre todos me van a cuidar. Son algunos de los protectores que Dios me envía durante mis cinco días en el basurero.

Además de los hombres pasados, en el relleno prolifera la venta de alcohol y drogas. Algunos cumplen sus jornadas inspirados en sus botellas de ron y sus pases de droga que esconden entre los harapos. La botella de ron cuesta 12 bolívares y 3,5 la copita. También hay cerveza a 2,5 bolívares.

En la noche reina el temor. “Da miedo estar acá porque a la gente que viene a trabajar, el consumo de drogas los vuelve locos. Para las mujeres siempre es más peligroso, deben estar en grupos porque si se separan pueden ser violadas y hasta conseguir la muerte”, me relata José, el veterano.

La prostitución no es ajena en el basurero. Una mañana, mientras trabajo, un guajiro se acerca para ofrecerme 20 bolívares. Pregunto de qué se trata y él dice: Bueno, tú sabes, si quieres... Mi rechazo, un poco envalentonado, lo mantiene al margen.

La tragedia, en forma recurrente, hace estragos en este lugar. El pasado 14 de marzo, el niño Gabriel González, de 9 años, murió luego que una máquina pesada le aplastara el cráneo. Al parecer, el pequeño se quedó dormido en medio de la basura tras cubrirse con varias láminas de cartón. Al día siguiente, su inocente cuerpo, silenciado para siempre, fue descubierto entre la montaña de basura.

La mañana del lunes santo, en mi último día de trabajo, se presenta un nuevo conflicto. Los conductores de los camiones de basura paralizan la entrada del relleno buscando que atiendan sus reclamos salariales. Todos los peregrinos se quejan, la situación altera su paciencia. “Ésta es la vida de los pobres, si no suben los camiones perdemos el día y no tenemos ni para los pasajes”, comenta uno de ellos.

Al caer la tarde, yo camino agotada entre las paredes del relleno, en medio de sus muros de desechos, consciente de que mi jornada, entre olores inmundos y seres humanos nobles, está por terminar.

Verónica, como si intuyera mi partida, me invita a su casa, donde nos esperan sus tres niños y Yelitza, que también tiene dos hijos. Hablamos mientras caminamos por una trilla hasta llegar a su rancho de zinc, de unos seis metros cuadrados, sofocado por los soles de abril. Allí está Manuelito, el hijo de Yelitza. Ella le ayuda con sus tareas escolares. Es una imagen hermosa: La de una madre que intenta romper con la herencia del basurero: “No queremos que nuestros niños vayan al relleno, prefiero que estudien pa’ que no sean como nosotras”.


Tomado de diario Panorama, 4 de mayo de 2009.
http://www.panorama.com.ve/09especiales/new-especial/en-la-piel-de/002.html

Etiquetas: , , , , , , , , ,