domingo, diciembre 05, 2021

Ciudad, Servicios Públicos, Ambiente y Energía. En el marco del V Congreso Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación. Del 29 de noviembre al 3 de diciembre 2021. Caracas, Venezuela.



Día 5- Mesa3 Ciudad, servicios, ambiente y energía en el V Congreso Venezolano de CyT

(https://youtu.be/gx3ArhuSmqY)

“Tanta huella ha dejado el suelo sobre el ser, tanto peso ha legado sobre los hombros humanos la tierra que se pisa, el espacio que se tiene como hábitat y morada que toda visión o accionar que pretenda desconocer este acontecimiento ancestral y cotidiano está llamado a repasar, en profunda entrega, la dialéctica relación entre las fuerzas naturales que nos incluyen y las ofrendas que sobre estas legamos los humanos la más de las veces

Nicanor A. Cifuentes Gil.


Pregunta 1.

Esta claro que las nociones de ciudad y territorio que dominan en la actualidad, requieren de profundos debates para su transformación hacia nociones que nos permitan vivir bien en comunidad, teniendo en cuenta que estamos en un planeta seriamente alterado por el sistema moderno/capitalista. ¿Qué acciones, en el corto y mediano plazo, podemos tomar para propiciar estos debates y elaborar las agendas respectivas?

Damos por sentado que son las nociones y sus cargas semánticas develadoras/encubridoras encarnadas en sujetos las que dominan el modus vivendi/modus operandi de nuestra interacción con la ecosistémica que nos incluye. 

Somos una especie viva con capacidad de transformación/impacto del ecosistema que nos incluye con alto poder degradativo y con tendencia a irreversibilidades de alto calibre. Las ciudades y quienes poblaron estas primeras experiencias de agregación humana (artificio en ¿diálogo con las especies vivas no humanas?) conocidas como caseríos, villas, ciudades (de carbón, petróleo) jamás llegaron si quiera a concebir la complejidad/complicación de la simultaneidad expansiva de sus aristas desplegándose de manera erosiva y ecocida por sobre las mismas bases  materiales de su existencia.

Hecho trizas los “pactos fundamentales del sentido común” y avanzada la irracionalidad mercadocéntrica (en clave capitalista neoliberal) que trastoca espacios, tiempos y a l@s sujetos que les habitan cuando urgen los debates que al menos permitan ver lo vertiginoso del declive hacia abismos de muerte cultural/natural. Así concibo esta importante convocatoria del MPPCTI.

Fundamental volver, retrotraernos al espacio tiempo de las éticas que nos permitan reconocernos habitantes de una creación humana común, de una sistémica compleja que nos rebasa pero de la que formamos parte indisoluble hasta el punto de ser sus más desafiados habitantes en la tarea de reparar las lesiones profundas que la lógica irracional de acumular bienes materiales, tangibilidades suprefluas, fueron destinándole al “corpus” plural creado.

La ciudad debe potenciar sus horizontes de existencia con insumos que vayan más allá de nociones cargadas de sentido pleno, pues ya se ha demostrado con suficiente evidencia, que la retórica ha devaluado, como hija de la colonialidad del saber, que no bastan significantes vacíos para abordar/contener/transformar constructos tangibles inabarcables desde la sola reflexión pura

La ciudad como espacio creado debe ser no nada más debatida sino caminada a la luz de cuestionamientos adosados a la pregunta vital muchas veces escamoteada: ¿Quiénes piensan la ciudad... quiénes la sudan? Y sudor acá significa desfacer, despoderizar, desbancar esa inercial tendencia a solo reflexionar la ciudad sin escarbar, sin pesquisar en las identidades, en los códigos, en los gritos y expresiones geohistóricas y geoculturales trenzadas a la ciudad. En la poética deslumbrante y nuestramericana de Pablo Neruda en su poema No tan alto sigue destacándose la invitación a “(...) de cuando en cuando y a lo lejos hay que darse un baño de tumba”.

Con humildad creo que no se trata de planificar o desmontar teoréticamente la poco ecuacionada ciudad sino de ensamblar sus tiempos con los espacios que la definen, de escrutar a sus cronistas y de religar las multiescalas que ya mismo la potencian, la contradicen, la desploman y la insuflan de futuro en continuidad gatopardiana de lo ya padecido ó le insuflan un futuro permeado de posibilidades que haga sinceros cortes abruptos para su mutación gozosa y liberadora de quienes la piensan y la sudan en simultáneo.

Las acciones desde estos tiempos de sobreacumulada irracionalidad mercadocéntrica y el deficit evidenciado para sentipensar los graves desafíos que nos deben ocupar como moradores de las urbes actuales de la matria venezolana nos convocan sin demora a insistir en la esforzada y paulatina convicción de desconcentrar este anhelo de debate y de praxis transformadora de lo que debe ser transformado de la(s) urbe(s) muy nuestras hacia tiempos y espacios de los múltiples sujetos que la habitan (la ciudad para las y los niños, la ciudad para las y los jóvenes de la matria, la ciudad para los que en escala adulta y adulta mayor aún insisten en habitarla más allá de sobrevivencias, taquicardias ontológicas y abismos cotidianos entre lo que se anhela y lo que se vive).

¿Dónde la ciudad de las luminosas hibridaciones sexogénerodiversas (crisoles identitarios inmesamente desconocidos y negados por la patriarcal y heteronormada porfía conservadora cincelada por la colonialidad del poder/saber) que aman con igual o mucha mayor querencia la ciudad que tanto les ha lesionado su ser y sentir?

¿Dónde la ciudad y su traza azul y verde para expandir la potencia comunal del sentido común hecho fuerza constituyente capaz de redimensionar y atizar la ciudad adormecida y zombificada por el consumo fútil y la guerra imperial multiforme contra el pueblo que somos?

Desconcentrar y despoderizar el simple debate, por más pleno y multisapiente que sea, para adosarle las éticas y las ganas del pueblo que sabe o sabrá la ciudad que merece en asesoría horizontal con las y los que hasta el momento han sido capaces de obtener pericias para abordar las complejidades espacio temporales de la urbe:

• profesionales de la arqueología social, antropología y sociología descolonizada y crítica para abordar las praxis y las subjetividades que las geohistorias y geoculturas comuneras presentes en la matria aún insisten en dislocar las lógicas de muerte y neoliberalismo concreto;

• profesionales de las ciencias naturales para abordar los temas vinculados directamente con el agua, la crisis insuflada al clima desde el capitalismo, la lesionada ecosistémica así como la salud y la alimentación de las poblaciones humanas.

Las ciudades por venir deben ser asumidas como los espacios de la participación política, de la producción de la mayor cantidad de insumos para la vida digna alcanzada y por alcanzar (alimentos, medicamentos, ropa) en el marco de la Revolución Bolivariana de Venezuela. 

Las ciudades no pueden ser telones de fondo de la insanía y la patologización del oficio cotidiano de existencia. Es en las ciudades donde debemos propiciar ejercicios colectivos, concertados, planificados, gozosos de dignificación del nuevo sistema sociopolítico, económico y científico técnico que se aspira a erigir desde diversas escalas y dimensiones (ecosocialismo del siglo XXI) (Cifuentes Gil, 2017)1.

Pregunta 2:

El metabolismo de la ciudad moderna construye una subjetividad individualista, alienada, cosificada, sin relacionalidad alguna, que demanda ser trascendida. ¿Cuáles acciones pueden contribuir desde la ciencia y la diversidad de conocimientos, para empezar a tejer una intersubjetividad comunitaria, basada en aquellos elementos que la ciudad vulnera: la solidaridad, el respeto, la diversidad y la ética de la vida?

Como a todo metabolismo toca conocerle en su complejidad conformante: 

¿Qué rutas “metabólicas” robustecen tendencias éticas individualistas, alienantes y cosificantes que claman, desde la convicción de otras posibles y liberadoras experiencias exitenciales en la urbe, ser trascendidas?

Los análisis en esta ocupación por conocer ésto no insurgen por vez primera y es vital comenzar con los documentos históricos (crónicas y oralituras) que se han encargado de repensar, reescribir, “resetear” la ciudad que atiza la sobrevivencia, la desigualdad y la muerte cotidiana. De esta pesquisa debe partirse, sugiero, hacia un estadío de conocimiento que sea capaz de divulgar en simultaneidad espacio temporal estas ocupaciones para levantar más actualizadas y descolonizadas “imágenes” que sean capaces de dotarNOS de claves, códigos, tendencias y revelaciones antes encubiertas, soterradas o descontextualizadas por agentes encargados consciente o inconscientemente de materializar la urbe de la sobrevivencia.

Si los acervos de común unidad ya sabemos están en las más sinceras y profundas insistencias existenciales del pueblo solidario que no hemos dejado de ser, es vital concentrar energías creadoras, propiciantes y plenas hacia el robustecimiento identitario, de arraigo local que sea capaz de “ruralizar” las lógicas urbanocéntricas que han sido claves para la desconexión de los seres humanos con los seres vivos no humanos, diríase la ecosistémica que nos incluye como especie.

¿Qué lógicas, insistencias de saberes, sabores, decires, haceres sabemos o comenzamos a sospechar gozosamente son fuente nutricia para la perdurabilidad de la ciudad posible, desconcentrada de prisas y quiebres cotidianos? Esas lógicas deben ser asumidas desde humildades académicas hasta ahora no conocidas pues casualmente allí radica una fuerte arista de la inercia irracional de la urbe que habitamos y nos habita: No ha habido posibilidad cierta de que las academias pensantes, mantuanas (blanquitud subjetiva determinante de la colonialidad del saber/poder), racistas y patriarcales se pueblen de otros marcos categoriales, existenciales diversos a sus inerciales zonas de confort “pensante”. 

Por ello las acciones están siempre del lado de las y los que son más y deben organizar sus reclamos y exhortos cotidianos hacia los temas más neurálgicos como en este caso es la ciudad.

Estas y estos que somos más y que temporalmente ocupamos espacios y tiempos dentro del poder constiuido, debemos despojarnos de sorderas enquistadas, heredadas e incosncientemente asumidas para “abrir los poros” y hacerNOS más permeables a las fuerzas constituyentes que piensan y hacen la otra ciudad invisibilizada que es la intangible, la que hace perdurable un poco más el existir en medio de la caótica de la supremacía del individuo zombificado y caníbal (ecocida) de su propia base natural de existencia.

Las populares ciencias y filosofías, el pueblo curioso y sentipensante que ensancha saberes en virtud de las necesidades que les demandan ingenio, innovación, tecnología y perseverancia serán capaces de hacer viable lo que se piense y se anhele desde las diversas escalas, desde los diversos ecosistemas, desde las diversas geohistorias y geoculturas que ensambladas conforman la matria que habitamos.

La agroproducción, la creación de bioinsumos y medicamentos con pivote cierto en los poderes creadores del pueblo que somos, deben sortear la ciudad consumista y son ahora las instancias de pueblo más desafiadas para la creación heróica de nuestro proyecto histórico revolucionario, bolivariano y chavista que solamente no debe ni puede ser definido desde las claves urbanocéntricas (por más esperanzadoras y cargadas de bonhomía que sean) tensionadores del ser/estar del habitante de la ciudad áun inmersa en el derroche consumista insuflado indudablemente por la antropología y cultura del del petróleo al decir del investigador zuliano Rodolfo Quintero.

Es en la ciudad donde confluyen enfoques, visiones, cosmovisiones la más de las veces en pugna y en creciente y erosiva homogeneización para hacerlas sucumbir ante la lógica maleva del capital especulativo (Cifuentes Gil, 2017).

La aspiración de una ciudad vivible vinculada conscientemente con la materialidad ecosistémica que la tiene y que le da vida sin exigir nada a cambio y con sus habitantes/defensores debe llevarnos a derivar de este debate propuestas legales, de la gestión pública de la política definida en el Proyecto Simón Bolívar (Planes de la Patria) que articulen la posibilidad de diseñar escenarios (y tiempos) donde las nuevas economías emergentes, los nuevos actores comunales emergentes sean protagonistas de la apropiación de los espacios públicos y así ir, en paulatino y efectivo esfuerzo colectivo, derrotando el latifundio urbano, y al ocio como germen de delincuencias, por solo mencionar dos agravados temas de la contingencia urbana (Cifuentes Gil, 2017).

Pregunta 3.

¿Qué recursos de nuestra propia idiosincrasia (nuestra configuración ecléctica poscolonial) y cosmogonias originarias pueden ser reivindicadas para alejarnos de la tragedia que nos anuncia esta forma de territorialización que hemos copiado y seguimos reproduciendo?

Primero me pregunto: ¿A qué configuración ecléctica poscolonial se refieren?, ¿Es sensato hablar de poscolonialidad y no de neocolonialidad pues la poscolonialidad se muestra como un proyecto emancipador que sigue en la línea impertérrita civilizadora moderna y la modernidad, para el Sur Global que somos, implica lucha contra el modelo ecocida de la industrialización que queremos erradicar?

Ahora, en el caso nuestramericano una vez que nos independizamos como patrias de la monarquía española hace exactos doscientos años, fuimos trasvasados de una monarquía de ultramar europea colonizante a una naciente república atizada de imperialismo neocolonizante. Las élites y el campo cultural de los sectores elitescos dominantes solo se ocuparon (¡¡¡faltaba más!!!) de asuntos propios de la economía política del racismo donde las proclamas y prácticas liberales burguesas lo que han hecho es mutar siempre relegando, renegando de las luchas y rebeldes irrupciones en procura de revolución liberadora igualitaria a escala racial, sexual y de clase.

Aspirar a pesquisar en lo acaecido en tiempos de nuestro pasado ancestral lejano/cercano y retrotraerNOS a un pretérito tiempo de “armonía con los elementos vitales” pudiera ser opción romántica que nos volvería a ubicar en coordenadas incluso más occidentalizantes y modernizantes y donde lo “antiguo y bueno” colida de manera tensa con lo “reciente y malo”.

Las subjetividades y ancestralidades originarias no nada más indígenas sino afrodescendientes y campesinas son sin duda, un legado del bravo pueblo moldeante y moldeado por la geohistoria/geocultura, pero estos acervos están lesionados de fuertes perturbaciones paridas desde la modernidad/colonialidad y debemos más bien, sugerencia que asumo, concentrar fuerzas y energías en el diáfano, gozoso, plural y desconcentrado ensanchamiento de conciencias que nos revelen, nos doten de un sentipensar capaz de quebar las copias y las reproducciones de lo que nos mutila ontológicamente como pueblo que somos.

Me pregunto: ¿Qué rol tienen acá las instituciones diversas, multiescalares del Poder Constituido en Venezuela para ayudar a caminar por esta senda y enrumbar nuestra definitiva liberación de imposturas y exógenos marcos categoriales, referenciales y existenciales que en nada se ajustan a nuestro ser/estar, a nuestros saberes y decires propios?

Un Ministerio, como el del Poder Popular para la Ciencia, Tecnología e Innovación que se religue con las curiosidades profundas del pueblo insistente que va al “entrompe” de las dificultades que la vida moldeada de consumo y canibalía legan será un Ministerio que avance y acierte con, desde y para el pueblo que le define y al cual debe expresar poder obedencial.

Un Ministerio que “mande obedeciendo” la(s) curiosa(s) manifestaciones tecnológicas, innovadoras, creadoras propias del pueblo que somos será referencia ética que permee las tensiones y las haga paulatinamente trizas para reconfigurar nuestra vocación agroalimentaria, de salvaguarda ecosistémica y de vida perdurable capaz de resolver plural, multiescalar y plenamente las “dialécticas creativas” a las que nos convoca este pensar/hacer por la urbe asfixiante y caduca que urge mutar en envión colectivo y sabio.


1 Cifuentes Gil, Nicanor A. 2017. Por una ECOnstituyente. Tomado del blog: http://www.clorofilazul.blogspot.com



Panel: Ciudad, servicios, ambiente y energía / Día 5  (https://youtu.be/KG3hdiEDsao)


MSc. Nicanor Alejandro Cifuentes Gil

C.I.V.- 14.208.465

Biólogo/Poeta Ecomilitante

Coordinador Nacional del Programa de Formación de Grado en Agroecología

Universidad Bolivariana de Venezuela

Piso 8 Edificio UBV Sede Los Chaguaramos/ Caracas Distrito Capital.

Teléfono: +58 426 202 15 58

Correo electrónico: ncifuentesg@gmail.com