sábado, septiembre 17, 2016

Ideas y exhortos para avanzar en el saneamiento integral de la cuenca estuarina del “lago” de Maracaibo. Estado Zulia. República Bolivariana de Venezuela.





MSc. Nicanor Cifuentes Gil,
Miembro del Frente de Resistencia Ecológica del estado Zulia (FREZ).

Al investigador, al docente y amigo Dr. José Elí Rincón por sus nítidas consideraciones que retomo atizado por la defensa de nuestra cuenca estuarina lacustre.

Al compañero de militancia ecológica Nelson Muñoz por acercarme transcritas dichas consideraciones.

Han sido tantas y tan agravadas las secuelas que el sistema extractivista y saqueador de recursos ha erigido desde la colonia (siglo XV) hasta los actuales tiempos en los que revisamos su devenir (siglo XXI) que solemos pensar, repitiendo lo inoculado en tantos siglos de dominio hegemónico imperial, que la única manera de relacionarnos con la naturaleza ha de ser desde el dominio, desde el control de las fuerzas “brutas” que rigen esa “indomable” pero “domesticable” sumatoria de fuerzas vivas pero no pensantes, pero no educadas, pero no creyentes fervorosas del triunfo de la razón sobre la materia. Y allí el más grave error y de allí sus derivaciones negativas e impactos hacia la geografía, la  biodiversidad y la sociodiversidad o, dicho en términos más entendibles, sus nefastas consecuencias sobre la tierra que nos incluye, sobre las vidas animales, vegetales y sobre las culturas que los seres humanos han generado a lo largo y ancho del orbe.

A estas alturas resultaría normal creer ciegamente en el progreso y en el desarrollo que el “sistema mundo moderno capitalista” vocifera a “todo pulmón” y quien optase, en su sano juicio, por “nadar en contracorriente” resultaría tildado de anormal o desestabilizador del sistema que se ha diseñado exógenamente para “el resto de la humanidad”.

Desde el estudio ecológico sobre las abundancias y distribuciones de los seres vivos, desde el escudriñamiento de las interrelaciones e interdependencias que la energía y materia generan permanentemente, hemos entendido que es grande, complejo y a la vez frágil el mundo que da cobijo a la vida tal y como la conocemos en este planeta. Ese estudio al que hacemos mención  genera sin duda alguna cambios paradigmáticos, cambios humanos en quienes lo experimentan y se reviste así de grande responsabilidad el oficio de, no nada más entender el funcionamiento de lo vivo y sus formas, sino el de difundir a más amplios auditorios, más allá de las aulas de clase de las facultades de ciencia, la necesaria transformación de los actuales modos en los que nos relacionamos con la “naturaleza que somos” y que no nada más “nos rodea”.

Transformar es mutar la forma que caduca; transformar es avanzar sin descanso y en hacer colectivo las tareas que religuen las teorías sobre la maravilla, la complejidad y fragilidad de nuestro cosmos natural con las necesarias acciones concomitantes para que esa maravilla, complejidad y fragilidad vital no sean menoscabadas, saqueadas, arrinconadas en celdas de cálculo utilitario definidas (para su beneficio y para su crecimiento) por el sistema capitalista que siempre ha apostado por la cosificación y mercantilización de la vida pues es ya un sistema decadente, permanentemente en crisis y altamente erosivo que sigue preso de la praxis infinita y voraz de “acumulación de capital”.

Transformar entonces lo que tenemos como sistema económico implica asumir grandes responsabilidades, por ejemplo, llevar a la praxis las éticas, las consideraciones que las “otredades” indígenas han sabido tejer en comunión respetuosa con el ecosistema que les incluye. Ese acervo de pulsiones, latencias, asombros, ritos, labores, visiones, creencias son las que pudieran contener la avanzada “de la maquinaria desarrollista” de allí que la tarea de la fuerza constituyente de todo estado nación, la fuerza de  los poderes populares en organicidad definidos como movimiento social ecologista sean clave para llevarnos a reveladores estadíos para asumir esa responsabilidad de transformar, de denunciar oprobios y de arrinconar al capital cada vez que cambie su discurso, su praxis, su trampa.

Ecología política más allá de las partidocracias, de los quiebres del sistema democrático convencional y representativo es lo que en sumatoria creativa y creadora en este momento del mundo que hacemos, convoca lo mejor de la ciencia y del saber sentipensante no académico (pero altamente vital) para erigir nuevas historias, nuevos protagonismos y nuevas participaciones que enrumbarán este camino al abismo al que nos tiene destinados “la locomotora del progreso capitalista”.

No se trata este fraseo de hacer cronología de los avances y mutaciones interesantes de la ecología como ciencia a la ecología como militancia vital en estos tiempos de cambios climáticos a escala global con sus lamentables y dolorosos “refugiados climáticos”, en estos tiempos de avances agravados de la frontera agrícola que vorazmente se devora el bosque primario para sembrar soya transgénica en el Amazonas, en estos tiempos de inflamaciones bélicas cada vez más irracionales. Se trata de ir ubicando en contexto qué somos como humanidad, qué nos ha inoculado inconscientemente el sistema economicista afanado por la acumulación de capital, cosificador de la vida, para destronarlo argumentadamente “en el adentro y en el afuera de nosotros” y qué podemos hacer desde nuestra localidad para vernos en globalidad capaz de generar cambios, transformaciones que urgen para salvar la vida en nuestro planeta.


Desde dónde redactamos nuestros decires y exhortos

Entonces, desde donde redactamos estos decires, nos sabemos ubicados en un sistema - cuenca estuarino que histórica y geológicamente ha estado definido por la mezcla de aguas salobres provenientes del Mar Caribe (vía Golfo de Venezuela) y de las aguas provenientes de los más de 135 ríos que drenan sus aguas hacia su concavidad natural o depresión geográfica. Vemos en amplia cobertura la vinculación entre la Serranía de Perijá y sus derivaciones hacia el noroccidente del estado Zulia, de la Serranía de Ciruma en la costa oriental del “lago” así como de la cordillera andina de Los Andes al sur como espacialidades biogeográficas interconectadas y definidoras de la cuenca del “Lago” de Maracaibo”. Son diversos ecológica y culturalmente cada uno de los espacios que componen este sistema estuarino y vemos como se habla de una región biodiversa o bio región altamente pluricultural y multiétnica cada vez más amenazada por proyecciones y acciones “desarrollistas” que no han sabido entender el terreno y sus latencias vivas.

Sobre este “lago” se ha escrito y estudiado mucho. La acumulación de datos es considerable y la más de las veces esta información generada desde centros de investigación ha sido para legitimar (consciente o inconscientemente) la inercia que el capitalismo como visión de mundo impone y legitima para sí. De ser un cosmos natural habitado por importantes pueblos indígenas que supieron entender sus ciclos, ritmos y de ese conocimiento saber derivar vida perdurable en sus orillas, en sus ríos, en sus montañas, se pasó a una etapa de conquista “a sangre y fuego” donde la cruz, la espada, la pólvora y las enfermedades desconocidas en esta parte del mundo fueron diezmando lo aborigen para erigir violentamente un nuevo y dislocado orden económico, político y espiritual que fue haciendo raíces muy profundas en la psique humana y en la espacialidad natural colonizadas.

De ese saqueo de productos naturales así como de imaginarios y saberes culturales autóctonos de nuestros indígenas hasta la aparición del aceite de piedra (petróleo) y la concomitante metamorfosis (dolorosa por demás) del sistema estuarino lacustre conocido como Lago de Maracaibo a “tina de aceite” existe un continuum, una linealidad arrasante que más que entendida ha sido padecida y que debemos tener presente siempre como extractivismo, cuya lógica es la acumulación por desposesión.


Han sido nuestros investigadores, con honrosas excepciones, los que desde la sapiencia, desde la “inteligencia sin probidad” los que han dotado de insumos a las fuerzas hegemónicas para volcar con mayor contundencia sus apetencias energéticas, sus proyectos de desarrollo “a su medida” hacia nuestra geografía para tornarla en escenario de serviles obreros, vendidas prostitutas y desnutridos niños incapaces (dado el dominio de la mente que ha hecho el sistema extractivista del capitalismo) de cambiar esta penosa realidad.

Esta merma en las capacidades de carga de nuestros frágiles ecosistemas que conforman el sistema – cuenca estuarino “Lago de Maracaibo” se ha debido fundamentalmente a las irresponsables maneras de no asumir la cuenca como un ente vivo conformado por elementos también complejos y frágiles no siempre manejables por el cálculo que da la soberbia razón al hombre de la academia. Así la aparición del petróleo, su exploración, explotación y distribución redujeron la diversidad biológica en aras de hacer del país una potencia energética y lo que al fin de cuentas vemos es un lago contaminado por hidrocarburos, metales pesados y por descargas puntuales y difusas (no controladas aún) de aguas residuales provenientes de la creciente e indetenible demografía asociada a las orillas del “lago”.

Nuevamente el saldo no es optimista. Es irracional toda esta zona de sacrificio nacional que hace de sus espacios vitales yermas espacialidades donde no se piensa ni siquiera en las generaciones que vendrán para uso y disfrute de las aguas, el suelo y el aire.

Torres petroleras, aguas aceitosas sin peces, herrumbres sub-lacustres, fugas de hidrocarburos, ingreso de excretas y orinas leídas y nombradas bajo el eufemismo científico de descargas de nitrógeno y fósforo en sobreabundancia, deforestación de las cuencas altas, explotación minera “a cielo abierto”, cambio del uso de suelos en las orillas estuarinas son apenas un nefasto resumen del desorden ecosistémico, del afán de lucro que ve en la naturaleza cosa o recurso a ser explotado y tornado en capital que se acumula sin medir las consecuencias de este saqueo. No olvidemos también que el saqueo, el duelo, el desplazamiento humano y desgarramiento de tejidos comunitarios sigue siendo una herida abierta y de alto impacto en nuestros imaginarios colonizados.




Explotación petrolera en la cuenca estuarino lacustre (tierra y agua) del Estado Zulia. ¿Seguimos hundiéndonos en el excremento del diablo?


Empresa produsal (pequiven - cargill) en la bahía el tablazo, nor-oriente de la cuenca estuarino lacustre. descarga de "amargos" (salmuera - altas concentraciones de sal y metales pesados-).


Explotación minero-carbonífera "a cielo abierto" en la cuenca hidrográfica de los ríos Socuy  y Guasare.


Sabemos a partir de la “literatura gris”, esa misma que no se publicita ni se difunde para el conocimiento de la población, que mucho de lo que ha acontecido en nuestra cuenca ha sido sospechosamente inconsulto, definido por “expertos” que en su momento creyeron estar asumiendo la noble tarea del progreso y desarrollo de nuestra región y que, ya padecido su irreversible proceder, sabemos con nítida argumentación, que fueron serviles operadores del proceder capitalista nunca respetuoso de la frágil naturaleza. Entonces unos pocos lucran con el deterioro ambiental, humano de grandes mayorías y luego no son capaces de hacerse responsables de sus actos.

Esta tendencia económica patológica se nutre de su ancestral referencia: la inmoral conquista y colonialidad del siglo XV para seguir en vuelo incesante hacia el siglo XXI ahora con más artificios en su discurso y su tecnológica praxis aún más invasiva y más expoliadora.

Al “lago” ahora lo pretenden sanear mediante una ley (¿?) de una intrusión o cuña salina proveniente del Mar Caribe un puñado de instituciones con sus personeros a la vieja usanza, con el viejo método donde la sordera a las voces de los reales afectados, los reales usuarios se erige como estrategia de avanzada para la materialización de sus rastreros negocios. La historia no es cíclica, es la imposición permanente que activa el sistema capitalista para hacerse de energía y así fagocitar lo que somos tangibles e intangiblemente.

El movimiento ecologista regional desde el Frente de Resistencia Ecológica del estado Zulia (FREZ) ha hecho seguimiento minucioso de los personeros y de los actos que se engloban en esta “estafa legal” y sin duda alguna hemos  sabido divulgar las “letras pequeñas”, las zancadillas que estos voceros (dolientes) del “lago” han querido inútilmente posicionar en el imaginario de los zulianos y que no son más que un  entramado de falacias legales y ecosistémicas.

Con oportuna y contundente mirada histórica y por encima de coyunturales enfoques los ecologistas zulianos hemos sido capaces de activar una fortalecida red de investigadores que, en ensamblaje respetuoso con comunidades indígenas, comunidades de pescadores así como con pobladores de las ciudades - puertos de nuestra eco-región, ha podido develar cómo una “jugada leguleya” por parte de “expertos” hace rato ligados a visiones caducas, economicistas - desarrollistas y siempre derrotadas en el terreno de los hechos, en el debate abierto, en la asambleas populares, ya nunca más podrán abrogarse la unilateral pretensión romántica salvadora y saneadora de un complejo ecosistema natural como lo es el “Lago de Maracaibo” con “ases bajo la manga” que fomentarían un futuro incremento de la explotación minero carbonífera.

En la mentada ley de saneamiento, prefabricada por eternos proyectistas y “lobbystas” de capitales nacionales trasnacionales interesados en la energía de nuestra eco-región, se evidencia un inmenso desconocimiento de anteriores leyes ya aprobadas por la Asamblea Nacional (verbigracia la Ley de Aguas del año 2007) y ya por esto entendemos que tal desconocimiento de nuestro marco legal estaría erosionando jurídicamente la pretensión de avanzar en el serio, impostergable e integral  rescate y saneamiento del “lago”[1].

No se trata acá de evidenciar lo que es evidente: El “Lago de Maracaibo” no es hipertenso y por ende la salinización acumulativa desde el año 1952, año de comienzo del dragado de la barra del “lago”, no es la más grande de las situaciones ecológicas problemáticas a considerar y corregir. Nuestra cuenca no es una “piscina grande” donde entran y salen aguas con diversos porcentajes de salinidad dependiendo de las estacionalidades de sequías y precipitaciones locales. Las más urgentes atenciones deben ser asumidas en toda la geografía natural que engloba al “lago” propiamente dicho. Sobre esto hablaremos más adelante con mayor detalle.

Abunda en el espíritu y en el discurso de los promotores coyunturales de esta ley “saneadora de la cuenca del lago” un enfoque cognitivo y tecnopolítico que se regodea solo en las aguas del “lago” y no ve (pues no es su negocio verlo así) como ven los pobladores de la cuenca a su “lago”. El pueblo sabio y no “experto”, sensible e históricamente vinculado con los colores y olores del “lago” perciben a este cuerpo de agua con una visión ecosistémica verdadera que es capaz de entender la relación entre los páramos y montañas húmedas (aún boscosas) de la sierra de Perijá y las aguas del “lago”.

Ver el ciclo hidrológico fomentado por la fronda boscosa (cada vez más amenazada en nuestra región zuliana) y asociarlo al flujo hídrico que en los caudales de nuestros numerosos ríos se manifiesta, “aguas abajo”, hacia zonas de deposición en las ciénagas, deltas y finalmente el “lago” no puede obviarse con falacias de modelaje matemático inflamado por tendencias y visiones reduccionistas de la integralidad de la naturaleza viva a las que acuden de seguido los tecnócratas y las “autoridades universitarias” promotoras de esta “ley”.

Esta Ley pretende escamotear la causalidad y casualidad presente en la vida misma y desde una infinita soberbia que le ofrenda el “asesoramiento científico positivista” asumen que este cuerpo de agua es predecible y que solo bastará con avanzar en el cese del dragado de la barra del “lago”, con la mudanza de los puertos petroleros de la costa oriental para “volver el lago a sus condiciones originales”. Esta última frase parece proveniente de los guionistas de “Nuestro Insólito Universo”, popular serie radial venezolana donde se narran historias increíbles capaces de borrar la delgada línea entre lo real y la ficción. La ecología nos enseña, al igual que la química, la física, y la matemática de la Teoría del Caos, que toda energía está en continua transformación y que en esos cambios nada es capaz de volver a ser lo que anteriormente fue.

Confluyen pues, nuevamente, nuevos intereses economicistas que, haciendo cuentas de nuestra coyuntura política – económica – social se atreven a desempolvar sus viejos y anacrónicos “planes de desarrollo” alineados al capital extractivista internacional para así ganar “indulgencias” con el escapulario ajeno de pretender sanear un lago que, otrora, casualmente desde sus puestos de poder no quisieron, ni intentaron sanear con el respaldo popular.

La ecología militante, los argumentos compilados desde la experiencia y la lectura de la realidad, nos permiten acentuar exhortos claros, concretos para no divagar más y para que de una buena vez sea diáfana la idea – acción de sanear integralmente nuestra cuenca estuarino lacustre sin oportunismos ni “cabildeos enanos” que no están ni estarán a la altura del desafío bio y sociodiverso al que nos debemos como seres sentipensantes capaces de apalancar transformaciones de rumbo histórico.

Fundamentalmente es vital que entendamos las siguientes y puntuales recomendaciones:

1)       El “lago” debe ser manejado como un ecosistema frágil. Toda intencionalidad que pretenda opinar sobre el comportamiento del “lago” y de allí derivar intenciones y/o acciones de “manejo” deben estar amparadas en visiones en nada coyunturales y con un enfoque, insistimos, de amplia cobertura. El “lago” no es nada más lo que se encuentra contenido en su concavidad. El “lago” es un entramado de elementos naturales, bióticos y abióticos, en continua e incesante interdependencia. El “lago” es reflejo de la cuenca que le contiene. Visiones cortoplacistas que solo destinan importantes estudios, respetables líneas investigativas sobre un sólo enfoque están condenadas desde el mismo momento en que se esbozan, pues ya sabemos lo inviable y dañino de este accionar negador de la complejidad y fragilidad del sistema ecológico estuarino lacustre. El “lago” se encuentra en una mermada capacidad de “auto-recuperación” pues no hemos sabido resolver, ni desde las autoridades ambientales locales y nacionales, ni como ciudadanos usuarios del “lago” que,

2)       Se deben reducir los ingresos de nutrientes fósforo (P) y nitrógeno (N) al lago desde fuentes puntuales y difusas. Estos ingresos de nutrientes sabemos provienen de las aguas residuales asociadas al crecimiento demográfico que se manifiesta en las localidades, ciudades de nuestra eco-región. Siguen sin ser claros los estados actuales en los que se encuentran las plantas de tratamiento de aguas servidas y si las mismas están actuando como un “sistema unificado” en la importante tarea de tratar estas aguas y devolverlas al “lago” con valores muy reducidos de contaminación. ¿Las actuales plantas de tratamiento de aguas servidas están acordes con la demografía regional actual y futura? Todo cuanto vaya a hacerse para “manejar” la intrusión salina proveniente del Mar Caribe (vía Golfo de Venezuela) debe acentuar marcadamente un interés en la respuesta de esta interrogante pues de cerrarse el flujo o corriente marina a la par se cierra el flujo de agua “fresca” proveniente del río Catatumbo (aproximadamente 3 mil lts/seg) que es el encargado de promover una importante fuerza hidráulica anti-horaria en las aguas lacustres con la que todos los nutrientes del cono hipolimnético (más acertadamente “cono monimolimnético”) son conducidos hacia una “salida del sistema” por el norte del “lago”. De obviar esta realidad, de insistir en el cese del dragado de la barra del “lago” de Maracaibo por visiones científico técnicas caducas o parcializadas a innombrables negocios, se estaría diseñando la materialización de una inmensa letrina donde el déficit de oxigeno (capacidad aeróbica) del cuerpo de agua se vería mermado en niveles alarmantes y se estimularía el declive del eco-sistema hacia un más agravado envejecimiento prematuro o eutrofización. Para ello técnicamente debe hacerse converger toda la voluntad científica, técnica y política (movimientos sociales ecologistas, comunidades organizadas usuarias del “lago) para,

3)       Proponer metas (para ser asumidas integralmente) de reducción pequeña (10%) de los ingresos de nutrientes como el fósforo (P) y el nitrógeno (N) y así  evaluar, durante períodos cortos (menos de 5 años) el comportamiento de indicadores de eutrofización claves (por ejemplo calidad del agua, pesquerías, fitoplancton). No obviemos que si entendemos el saneamiento de la cuenca estuarino lacustre del “lago” de Maracaibo como un desafío colectivo con enfoque integral debemos sin demora y responsablemente avanzar en la necesaria reducción de fertilizantes y agroquímicos (nacionales – vía industria petroquímica Pequiven- e importados) pues los mismos sabemos  son altamente contaminantes y tóxicos. Esta reducción debe ir en simultáneo con el respaldo a escala regional de importantes proyectos productivos capaces de generar abonos, fertilizantes orgánicos basados en la amplia enseñanza y praxis agroecológica.

4)    Por todo lo dicho anteriormente y desde las pretensiones de “manejo” que sabemos han hecho de la cuenca estuarino lacustre las visiones tecnocráticas amparadas en el discurso “romance” del desarrollo y del progreso económico acentuamos el exhorto en que se debe fundamentar exhaustivamente la construcción de obras que alteren las características hidráulicas del sistema (Rodríguez 2001). La no fundamentación de estas obras de mega infraestructuras condenarían no nada más a la cuenca estuarina lacustre sino a sus pobladores inmediatos a escenarios de sobrevivencia cada vez más alarmantes. Somera y dolorosamente podemos esbozar una puntual cronología de desaciertos referidos a la materialización de obras de infraestructura lesivas del ecosistema estuarino que van, desde el petróleo y su extracción desmedida en los campos petroleros dentro y fuera del “lago”; la instalación de una industria petroquímica a orillas del “lago”; la activación de dos minas de carbón mineral “a cielo abierto” siguiendo con la desviación de ríos para instalar una industria salinera en la costa oriental del “lago” así como la importante cantidad de empresas camaroneras erigidas en las orillas del norte y sur occidente de la costa este cuerpo de agua, podemos entender como estos cambios de uso de tierra nada cónsonos con un “teórico” ordenamiento territorial, han generado gravísimos impactos cuya irreversibilidad y amplia consecuencia se suma a los tantos y eufemísticos “pasivos ambientales” a saldar. En ese sentido, abundan los desafíos pendientes que en diversas escalas, con diversos grados y roles debemos/podemos activar y por ello es fundamental considerar que,

5)   Las universidades de la región y el país deben saberse convocadas a la tarea suprema de sumar visiones para el rescate y saneamiento integral del ecosistema estuarino lacustre del “Lago” de Maracaibo pues allí radica la tarea primordial de toda universidad pública y de todo su cuerpo de investigadores científicos. Existen líneas de investigación, hoy incipientes, a las que no se les ha prestado (ni desde la academia que está para ello, ni por las autoridades ambientales de los tres niveles de gobierno) la importancia y contundencia debida pues de ella derivarían sólidos e irrefutables resultados para el entendimiento y rescate integral (para nada parcializado ni efectista) de la cuenca. Entre estas tareas se encuentran las de: Iniciar estudios de paleo-limnología, como los propuestos por Rodríguez (2011): a) paleo-oxigenación de la columna de agua, b) paleo-salinidad, c) acumulación de fosfatos en los paleo-ambientes, d) modelaje hidrográfico de estos paleo-ambientes y su relación con los modelos actuales. Estos estudios comparativos, rigurosos y especializados serán claves a la hora de contar con un acervo informativo de la cuenca que no se preste a que “sesudos expertos” sobre el funcionamiento y evolución del “lago” monopolicen elucubraciones que los demás, ajenos a esas sapiencias, no podamos contrastar, develar ni juzgar so pena de ser catalogados como ígnaros, fanáticos y opuestos al desarrollo y al progreso.

Hechas estas humildes pero rigurosas recomendaciones, atizadas por la experiencia del docente e investigador Dr. José Elí Rincón (Laboratorio de Contaminación Acuática del Departamento de Biología de la Facultad Experimental de Ciencias de la Universidad del Zulia) queda claro que el espíritu que nos mueve es hacia un avance integral y altamente participativo de los diversos usuarios y usuarias del “lago”. La sinergia, la voluntad, la información y experiencia que todos y todas podamos aportar serán siempre la garantía de que no se proyecten y activen obras e infraestructuras cuyas repercusiones positivas, neutras o negativas serían responsabilidad de un reducido grupo de personas, que sin duda estarían contradiciendo los tiempos que ahora encarnamos de protagonismo y participación popular, más si estamos hablando del rescate y saneamiento integral de uno de los más importantes ecosistemas estuarino lacustres no nada más de nuestro país o nuestro hemisferio sino del orbe.

Sean pues estas ideas y exhortos que hacemos en colectivo desde el Frente de Resistencia Ecológica del estado Zulia, un aporte para respaldar una acción más colectiva y democrática de saneamiento de la cuenca del “lago” de Maracaibo que termine de dar al traste las visiones y acciones cortoplacistas que degradan ambiental y culturalmente nuestra región, que sabemos nos tensionan, nos resquebrajan como zulianos y que más temprano que tarde se nos vienen encima como problemas más agravados a enfrentar.




El Amarillo, San Antonio de Los Altos,
16 de septiembre de 2016. 12:58 p.m.





[1] Sobre este tema y estableciendo argumentadas comparaciones entre la Ley de Saneamiento del Lago de Maracaibo y su Cuenca hidrográfica  versus la Ley de Aguas recomendamos leer el ensayo “No se salva lo que se desconoce” (Cifuentes y Parra, 2016) En Clorofilazul: http://clorofilazul.blogspot.com/2016/07/no-se-salva-lo-que-se-desconoce-primera.html


miércoles, septiembre 14, 2016

Arco Minero del Orinoco -AMO- : Un debate anacrónico



Por: Malú

El tema del arco minero del Orinoco como debate no ha podido alcanzar su superación porque creo que su contexto de discusión es anacrónico, es decir, carente de una temporalidad donde los conceptos que se enfrentan en dicho debate tengan al menos el mismo horizonte de pensamiento. Purgando las voces que aparecen en el conflicto AMO (porque existe un conflicto político que no se puede negar) me quedaré con dos posturas razonables en sus tiempos de enunciación.

La primera responde a las intenciones del capital trasnacional de asfixiar nuestras economías; esto sitúa a Venezuela, y específicamente al Presidente Maduro a intentar levantarnos de una caída estrepitosa de los precios del petróleo que ha impuesto una dinámica especulativa en el mercado mundial, vulnerando sobre todas las cosas, la alimentación, la salud y la seguridad del mundo, 3 dimensiones que a lo interno, como política, el estado venezolano a través de 17 años de revolución bolivariana, había aliviado con la creación de las misiones sociales.

Esta intencionalidad bolivariana de no permitir que pasen las soberbias intervencionistas de la colonialidad del siglo XXI a través de invasiones e intromisiones puntuales como las que vimos en Irak, en Afganistán, en Libia, y ahora en Siria, es el temor que sin duda las y los bolivarianos tenemos. Recordemos el paso a paso imperial que comienza con un decreto presidencial “gringo” que se pasea por las diversas temperaturas de su intensidad y termina con una agresión bélica “coyuntural”, llamada en muchos casos bombardeo humanitario.

En ese contexto de guerra permanente se encuentra inserta Venezuela como objetivo político, saben bien los poderes del mundo, dueños del poderío militar de nuestra historia común,  que no bastó con el asesinato de Bolívar en 1830, el de Fabricio Ojeda en los años 60 del siglo XX, y por supuesto el de Hugo Chávez en el 2013, que los pueblos del continente latinoamericano y Caribe hemos transitado, desde las primeras invasiones, por sendas de liberación a las que no renunciaremos hasta no ver concretada nuestra definitiva emancipación.

Peligrosamente ya no podemos conversar en las calles de estas cosas que tienen que ver con un tablero donde política, economía e historia se tropiezan, se entrecruzan, se relacionan. Una de las políticas fácticas de la globalización como praxis imperialista es arrebatarnos la trascendencia del pensamiento, la posibilidad de  vernos en estos tiempos dentro de la crisis mundial que el modelo civilizador padece; de batallar nuestra ideas con dignidad de sur, con seriedad bolivariana, con honor cimarrón, con grandeza e integridad chavista… En vez de hablar de la crisis mundial del mercado de los alimentos, de las medicinas, de la crisis climática que se expresa en la agricultura y de los daños de la agricultura convencional,  nos encontramos con frases prefabricadas” de un lado de la acera, siempre pueblo, siempre histórico, siempre relacionado y siempre desde la cultura, pero que en medio de la incertidumbre sólo le da pa´decir “la dieta de Maduro”; simultáneamente un patetismo defensivo que siempre ha acompañado al chavismo, la “respuesta prefabricada”  también como acto reflejo de “será más bien la dieta de Mendoza” y allí se hayan atascados muchas y muchos en dimes y diretes… y mientras esas discusiones espasmódicas de las colas para comprar los productos regulados se van dando, la siembra de la esperanza que vienen haciendo muchas y muchos compañeras y compañeros, pasa por debajo de los anaqueles vaciados por el apartheid comercial que siempre ha embargado a Venezuela.

Y esta es una de mis quejas, la puntual, la que duele hondo, la que me recuerda punzantemente la ausencia. Luego de la muerte de Hugo Chávez, la lejanía de Pepe Mujica y el encaracolamiento del comandante Fidel, no hay un pedagogo del sur que nos dibuje el mapa geopolítico actual, que nos diga qué estamos viviendo, qué hacer con el decreto Obama, cómo van las encuestas de las elecciones presidenciales en el imperio yanqui, de ganar Hillary a qué atenernos: ¿Libia? De ganar el otro señor que ni recuerdo como se llama, qué escenario vendrá, qué pasa con los BRICS, Brasil, Argentina ¿posible salidas? qué se debate en los parlamentos mundiales, qué viene haciendo Monsanto, cómo se muestra el tablero geopolítico,  ¿¿¿El movimiento popular del sur hace colas como nosotras y nosotros??? ¿¿¿Qué nos acontece 2016??? … En fin si no se pedagogiza la realidad, si no tenemos el entramado actual del sistema mundo, se anula toda capacidad de debate y praxis trascendental y caemos en tres posturas bien lamentables:

1) La bandera del legado de Chávez como fraseos museísticos que matan el patrimonio político e imposibilitan la creatividad ideológica para la acción popular, esto es, qué estamos haciendo desde Chávez aunque él físicamente no esté, ¿lo sabe el gobierno? Creo que no;

2) La mirada más allá de lo apocalíptico, diría yo, holocáustica de un Chavismo huérfano de padre y madre, que aun no se recupera de la pérdida, herido, desvastado, inconsolable, al que nada le parece servir, al que le da igual lo que pasa en el mundo, el que se quedó anclado al mejor estilo neoliberal en el fin del chavismo “tal cual como ocurrió con la muerte de Lenin”;

3) Un oportunismo clásico, mejor conocido como viveza criolla, tiritos pal gobierno y pa´la oposición y asi se reviste de chavista crítico o dependiendo del auditorio, de izquierda crítica, pero que defiende intereses económicos de lado y lado, y es justamente porque el lado y lado es el discurso que lo mantiene en el tablero; de la derecha no hay nada que decir, mismo musiú con diferente cachimbo

Entonces al Presidente Maduro, a Aristóbulo Istúriz, a Diosdado Cabello a Ricardo Menéndez les ha faltado explicar cómo se ha cosido la telaraña desde el decreto Obama, hasta el AMO, porque  sin duda alguna todos estos episodios tienen relación. Con eso dibujarnos una idea de futuro más allá de toda materialidad posible, esto es de futuro o vida perdurable.

Y allí viene un análisis propio que conecto con la idea de anacronismo del debate AMO; hubo una ruptura específica a mi modo de ver de eso que venía siendo la línea discursiva impertérrita del imperio gringo. En medio de todo lo que se logró en términos de opinión internacional contra el decreto de Obama, muchos pensamos que este escurrió el bulto al declarar que sólo nos torcía el brazo. 

Torcer el brazo no es solamente la imposición de la guerra permanente global con la guerra económica en lo local, es también la capacidad que han tenido de anular nuestro potencial de sabernos y situarnos en el medio de la crisis medular del capitalismo mundial, con una economía que también se agota como los recursos no renovables, con unos mercados finitos que no están durando para toda la vida.

Torcer el brazo es desinformarnos de lo que acontece en el mundo y de las relaciones que tenemos en esta dinámicas los pueblos. Es crear la mampara del “cambio” que mordió la Argentina combativa y ganó la seudo-burguesa, la de la zombificada clase media, la de los vacíos, la de la repotenciación del neoliberalismo. La desinformación mundial que nos hizo creer que el conflicto venezolano es una crisis coyuntural de la política y no una crisis estructural de la economía que aun no nos pertenece, como bien dijo Aristóbulo “desde la Guipuzcoana hasta la empresa Polar”, y que además mediáticamente obnubilaron  aun más a las víctimas de Rajoy, diciendo que Venezuela se encuentra peor o igual que España, que Grecia, incluso el descalabro de este sistema mundo que con vehemencia  ocultan Alemania, Inglaterra y Francia.

En medio de ese dominio dulce de las trasnacionales, de pie el proyecto bolivariano aunque no se vea, no se sienta, no se diga, no se piense, estamos de pie. Y estamos de pie cuando en este patético contexto de guerra permanente se actúa frente a la dinámica que impone el sistema mundo trasnacional. De la muerte de Hugo Chávez para acá todo se ha intentado con más fuerza que cuando él vivía; era otro mundo, ahora percibimos el mundo peor.

El decreto Obama, el raspacupismo, el bachaqueo que en ningún momento debe creerse que es solidario, porque es una práctica política más para desestabilizar; la política de la tenaza fronteriza Colombia - Guyana, son muestra de una dignidad incólume de parte de nosotras y nosotros como pueblo, de un patrimonio político que se gestó en muchos tiempos y que nos evidencia como criaturas de este parto histórico, de este bloque histórico que somos llamado chavismo, no cabe duda, pero que en el medio de la defensa, de lo estratégico, se cuelan pues, los vividores de todos los tiempos, la burguesía estéril que denunciaba Orlando Araujo en su Venezuela Violenta, las trasnacionales disfrazadas de capitalismo verde con sus protocolos de anime y latón en el verbo inglés, con sus toneladas de cianuro que también mata, pero sodificado para que no sea tan rápido, con sus filantrópicas responsabilidades ecológicas que se evidencia en el logotipo con la matica, siempre desde lo humano; con la izquierda neoliberal que no termina de romper con el  mercado mundial, que ofrece respuestas a las críticas por la ecología proponiendo un ministerio de desarrollo para la minería ecológica (arrastrando la idea de desarrollo del siglo XX) y argumentando que el nuevo hombre y la nueva mujer son los mineros… reflejo pues del mundo contradictorio de principios del siglo XXI, pensamientos que no terminan de morir, pensamientos que no terminan de nacer. 



Es el nuevo antiguo orden mundial, el orden neocolonial, la vorágine petrolera, diamantera, carbonera, aurífera, la cultura de conquista de la que nos hablaba Rodolfo Quintero, la que devela una antropología del sistema mundo, una antropología del extractivismo, y eso es un punto que no debemos despreciar.

No sirvieron el golpe de estado, el paro petrolero, las guarimbas, los intentos de referéndum, el truco electoral,  las ONG´s, las denuncias de la violación de los DD.HH. los asesinatos políticos, la desaparición de Chávez, para frenar el proyecto bolivariano, pero bastó la contradicción que producen las  ausencias para simplificar y banalizar el discurso liberador, el que combatió con dignidad en Copenhague, el que abrió caminos para Cochabamba, el que reconoce la ecología de los pobres.

El capitalismo verde existe, y también hay un neoliberalismo rojo o más bien una izquierda seducida por el neoliberalismo a escala planetaria y eso es algo que se debe actualizar en el discurso por la defensa de los pueblos. Sabemos que el arco minero va, porque tenemos que recuperar una economía desbaratada, porque debemos tener control de nuestros recursos, pero también va por un miedo a la inmaterialidad, a la crisis profunda, a la contradicción, porque aun somos víctimas del colonialismo, de eso se trata la cultura de conquista, la antropología del extractivismo, no se ha podido ver más allá de las ideas desarrollistas del siglo XX.

Del otro lado un ecologismo de clase, con planteamientos de otros tiempos, diría yo del siglo XXV conjuntamente con el saber ancestral, que se reconoce pueblo porque es parte fundamental de las ecologías del sur y que se fundamenta en las luchas históricas del pueblo venezolano contra los gobiernos que privatizaron playas, que contaminaron ríos, que envenenaron campos, que talaron árboles centenarios para hacer centros comerciales, que hicieron de los lagos espacios de mutantes, sin importar los afectos que en esas territorialidades existían. Un ecologismo de los pobres que no se nombra que danza con la historicidad que se mantiene  y brota de la tierra, porque sus actos de soberanía y autodeterminación ecológica siempre han estado presentes.

Este ecologismo con bríos, de clases trabajadoras que van a las academias, que caminan la revolución, que defiende patrimonios ambientales, que aplauden el quinto objetivo histórico y gritan las contradicciones de éste con el tercer objetivo, que no dejan de celebrar nuestro aparato legislativo a favor del ambiente, que hacen agroecología, que ensayan economías ecosocialistas y territorios con energías alternativas, que plantean las soluciones en el presente para que en el futuro no inmediato, sino de siglos venideros, sigamos existiendo como especie, es el otro lado de la acera que no ha dejado de hacer, decir y proponer, y que ha sido interrumpido y desplazado por una falaz y distractora ecología de mercadotecnia, tecnocrática y de protagonismos demagogos.

Las experiencias humanas con el  ambiente se han cifrado en entender que la tierra es la casa, el hogar, la guarida. Apuntaba Rodolfo Kusch, desde su antropología filosófica, que culturalmente en muchos pueblos del mundo se ha entendido la tierra como el espacio embrionario donde se gesta el ser; es ver la territorialidad que te alberga como madre, como ser vivo, nunca como recurso, nunca como mercancía a explotar.

La rehabilitación de la Pachamama en nuestra América como categoría de análisis nos remite indiscutiblemente a precisar esta mirada ecológica que hermana al humano con la montaña, con el río, con la danta, con la serpiente, entendiendo al planeta como madre común. Es sin discusión alguna una ética ambiental que la espiral del desarrollo moderno capitalista no sólo no entiende, sino que su capacidad para explotar no le permite entender otros imaginarios culturales más allá del dinero, de la propiedad privada, del industrialismo, del consumismo, derivando en esta crisis ecológica que nos afecta cada día más a todos y a todas.

La planta que te cura, la raíz que te alimenta, la miel que te endulza, el árbol que te da cobijo no nos es ajeno, esa identificación y afinidad, esa ecología profunda, nos permite estar siendo parte de una diversidad biológica que cada territorio posee. Y esa planta medicinal, ese tubérculo, ese enjambre, esa savia que corre por el tronco, es otro organismo vivo que establece otras relaciones más allá del mundo humano. Entonces esta ecología del mundo se desarrolla en un plano ético, que confronta el antropocentrismo, la idea de lo humano como centro del universo.

Ese ecologismo que oigo murmurar es el que puede como superación a esta contradicción, pedagogizar la ecología, o como han dicho ecologizar la revolución, para que realmente no cambiemos el clima, superemos al sistema, arrancando su cultura, su política y su economía definitivamente de raíz.

Este sistema en poco más de 500 años ha sido responsable de la devastación de la tierra, de la contaminación, de la extinción de especies, de la emisión de gases de efecto invernadero, pero además de la pobreza, de la miseria y del exacerbado individualismo. En este planteamiento entra incluso la exclusiva responsabilidad del capitalismo, de sus apóstoles, de sus empresarios, porque no es lo mismo decir que el problema ecológico, la huella ecológica es igual en la economía del primer mundo que en el  tercer mundo; que un habitante rural es tan causante del problema ecológico como un ciudadano urbano, que todos los pueblos somos responsables de las decisiones ambientales de nuestros gobiernos (verbigracia AMO), o la más distorsionada generalización que todos los humano somos culpables de que el planeta esté en crisis.

Frente a una ley de semillas que caminamos popularmente y que tiene como uno de los elementos revolucionarios y transformadores del pensamiento, el reconocimiento de la semilla como un ser vivo, debemos plantearnos, debatir y agotar la discusión sobre el AMO, por las responsabilidades que como pueblo debemos asumir frente a las generaciones futuras, más en el entendido de que somos una democracia protagónica y participativa, que construye desde este siglo la alternativa política del Ecosocialismo.

La propuesta de un diálogo sobre el arco minero del Orinoco debe poner a debatir ambas posturas, no para confrontarnos sino para disfrutarnos la construcción a corto plazo de soluciones en medio de la contradicción. Debemos debatir en principio y siendo consecuentes con la idea de fundamentar la utopía del  Ecosocialismo, de cómo la ecología es un tema de seguridad nacional estructural, jamás coyuntural, de cómo no estuvimos preparados para el deslave acaecido en el Estado Vargas en el año 1999 y de cómo en 2016  llegamos a padecer la crisis de la represa hidroeléctrica de El Guri, y de cómo el desarrollo estratégico se debe ecologizar. De cómo se siembra agua en época de lluvias, para su cosecha en tiempo de sequías, de cómo existen propuestas ecologistas propias que nos encaminarán a superar las prácticas capitalistas.


Por ahora el ensayo de este diálogo debería girar en torno a precisar una temporalidad de la explotación minera que se mida en tiempo real de recuperación de esa biodiversidad que se sacrificará, por otro lado, plantear el debate en términos bioéticos, precisar el precio ambiental de nuestras decisiones económicas, y nunca volver a los condicionamientos imperiales encarnados hoy por trasnacionales, mucho menos establecidas por los neoliberales de izquierda que crean y recrean  falacias economicistas. Hagamos de este debate una reflexión vital, significativa, seamos capaces de hacer la praxis trascendental económica ambiental que la ecología de los pueblos de este siglo XXI estamos demandando.