Ideas y exhortos para avanzar en el saneamiento integral de la cuenca estuarina del “lago” de Maracaibo. Estado Zulia. República Bolivariana de Venezuela.
MSc.
Nicanor Cifuentes Gil,
Miembro del Frente
de Resistencia Ecológica del estado Zulia (FREZ).
Al
investigador, al docente y amigo Dr. José Elí Rincón por sus nítidas
consideraciones que retomo atizado por la defensa de nuestra cuenca estuarina
lacustre.
Al
compañero de militancia ecológica Nelson
Muñoz por acercarme transcritas dichas consideraciones.
Han
sido tantas y tan agravadas las secuelas que el sistema extractivista y
saqueador de recursos ha erigido desde la colonia (siglo XV) hasta los actuales
tiempos en los que revisamos su devenir (siglo XXI) que solemos pensar,
repitiendo lo inoculado en tantos siglos de dominio hegemónico imperial, que la
única manera de relacionarnos con la naturaleza ha de ser desde el dominio,
desde el control de las fuerzas “brutas” que rigen esa “indomable” pero
“domesticable” sumatoria de fuerzas vivas pero no pensantes, pero no educadas, pero
no creyentes fervorosas del triunfo de la razón sobre la materia. Y allí el más
grave error y de allí sus derivaciones negativas e impactos hacia la geografía,
la biodiversidad y la sociodiversidad o,
dicho en términos más entendibles, sus nefastas consecuencias sobre la tierra que
nos incluye, sobre las vidas animales, vegetales y sobre las culturas que los
seres humanos han generado a lo largo y ancho del orbe.
A
estas alturas resultaría normal creer ciegamente en el progreso y en el
desarrollo que el “sistema mundo moderno capitalista” vocifera a “todo pulmón” y
quien optase, en su sano juicio, por “nadar en contracorriente” resultaría
tildado de anormal o desestabilizador del sistema que se ha diseñado
exógenamente para “el resto de la humanidad”.
Desde
el estudio ecológico sobre las abundancias y distribuciones de los seres vivos,
desde el escudriñamiento de las interrelaciones e interdependencias que la
energía y materia generan permanentemente, hemos entendido que es grande,
complejo y a la vez frágil el mundo que da cobijo a la vida tal y como la
conocemos en este planeta. Ese estudio al que hacemos mención genera sin duda alguna cambios paradigmáticos,
cambios humanos en quienes lo experimentan y se reviste así de grande responsabilidad el oficio de, no nada más entender el funcionamiento de lo vivo y sus formas, sino el de difundir
a más amplios auditorios, más allá de las aulas de clase de las facultades de
ciencia, la necesaria transformación
de los actuales modos en los que nos relacionamos con la “naturaleza que somos”
y que no nada más “nos rodea”.
Transformar
es mutar la forma que caduca; transformar es avanzar sin descanso y en hacer
colectivo las tareas que religuen las teorías sobre la maravilla, la complejidad
y fragilidad de nuestro cosmos natural con las necesarias acciones
concomitantes para que esa maravilla, complejidad y fragilidad vital no sean
menoscabadas, saqueadas, arrinconadas en celdas de cálculo utilitario definidas
(para su beneficio y para su crecimiento) por el sistema capitalista que
siempre ha apostado por la cosificación y mercantilización de la vida pues es
ya un sistema decadente, permanentemente en crisis y altamente erosivo que
sigue preso de la praxis infinita y voraz de “acumulación de capital”.
Transformar
entonces lo que tenemos como sistema económico implica asumir grandes
responsabilidades, por ejemplo, llevar a
la praxis las éticas, las consideraciones que las “otredades” indígenas han
sabido tejer en comunión respetuosa con el ecosistema que les incluye. Ese
acervo de pulsiones, latencias, asombros, ritos, labores, visiones, creencias
son las que pudieran contener la avanzada “de la maquinaria desarrollista” de
allí que la tarea de la fuerza
constituyente de todo estado nación, la fuerza de los poderes
populares en organicidad definidos como movimiento social ecologista sean
clave para llevarnos a reveladores estadíos para asumir esa responsabilidad de
transformar, de denunciar oprobios y de arrinconar al capital cada vez que
cambie su discurso, su praxis, su trampa.
Ecología
política más allá de las partidocracias, de los quiebres del sistema
democrático convencional y representativo es lo que en sumatoria creativa y creadora en este momento del mundo que
hacemos, convoca lo mejor de la ciencia y del saber sentipensante no académico (pero
altamente vital) para erigir nuevas historias, nuevos protagonismos y nuevas
participaciones que enrumbarán este camino al abismo al que nos tiene
destinados “la locomotora del progreso capitalista”.
No se
trata este fraseo de hacer cronología de los avances y mutaciones interesantes de
la ecología como ciencia a la ecología como militancia vital en estos tiempos
de cambios climáticos a escala global con sus lamentables y dolorosos
“refugiados climáticos”, en estos tiempos de avances agravados de la frontera
agrícola que vorazmente se devora el bosque primario para sembrar soya
transgénica en el Amazonas, en estos tiempos de inflamaciones bélicas cada vez
más irracionales. Se trata de ir ubicando en contexto qué somos como humanidad, qué
nos ha inoculado inconscientemente el sistema economicista afanado por la
acumulación de capital, cosificador de la vida, para destronarlo
argumentadamente “en el adentro y en el afuera de nosotros” y qué podemos hacer
desde nuestra localidad para vernos en globalidad capaz de generar cambios,
transformaciones que urgen para salvar la vida en nuestro planeta.
Desde
dónde redactamos nuestros decires y exhortos
Entonces,
desde donde redactamos estos decires, nos sabemos ubicados en un sistema -
cuenca estuarino que histórica y geológicamente ha estado definido por la
mezcla de aguas salobres provenientes del Mar Caribe (vía Golfo de Venezuela) y
de las aguas provenientes de los más de 135 ríos que drenan sus aguas hacia su
concavidad natural o depresión geográfica. Vemos en amplia cobertura la
vinculación entre la Serranía de Perijá y sus derivaciones hacia el
noroccidente del estado Zulia, de la Serranía de Ciruma en la costa oriental
del “lago” así como de la cordillera andina de Los Andes al sur como
espacialidades biogeográficas interconectadas y definidoras de la cuenca del
“Lago” de Maracaibo”. Son diversos ecológica y culturalmente cada uno de los
espacios que componen este sistema estuarino y vemos como se habla de una
región biodiversa o bio región altamente pluricultural y multiétnica cada vez
más amenazada por proyecciones y acciones “desarrollistas” que no han sabido
entender el terreno y sus latencias vivas.
Sobre
este “lago” se ha escrito y estudiado mucho. La acumulación de datos es
considerable y la más de las veces esta información generada desde centros de
investigación ha sido para legitimar (consciente o inconscientemente) la
inercia que el capitalismo como visión de mundo impone y legitima para sí. De
ser un cosmos natural habitado por importantes pueblos indígenas que supieron
entender sus ciclos, ritmos y de ese conocimiento saber derivar vida perdurable
en sus orillas, en sus ríos, en sus montañas, se pasó a una etapa de conquista
“a sangre y fuego” donde la cruz, la espada, la pólvora y las enfermedades desconocidas
en esta parte del mundo fueron diezmando lo aborigen para erigir violentamente
un nuevo y dislocado orden económico, político y espiritual que fue haciendo
raíces muy profundas en la psique humana y en la espacialidad natural
colonizadas.
De ese
saqueo de productos naturales así como de imaginarios y saberes culturales
autóctonos de nuestros indígenas hasta la aparición del aceite de piedra (petróleo)
y la concomitante metamorfosis (dolorosa por demás) del sistema estuarino
lacustre conocido como Lago de Maracaibo a “tina de aceite” existe un continuum, una linealidad arrasante que
más que entendida ha sido padecida y que debemos tener presente siempre como extractivismo, cuya lógica es la acumulación por desposesión.
Han
sido nuestros investigadores, con honrosas excepciones, los que desde la
sapiencia, desde la “inteligencia sin
probidad” los que han dotado de
insumos a las fuerzas hegemónicas para volcar con mayor contundencia sus
apetencias energéticas, sus proyectos de desarrollo “a su medida” hacia nuestra geografía para tornarla en escenario de
serviles obreros, vendidas prostitutas y desnutridos niños incapaces (dado el
dominio de la mente que ha hecho el sistema extractivista del capitalismo) de
cambiar esta penosa realidad.
Esta
merma en las capacidades de carga de nuestros frágiles ecosistemas que
conforman el sistema – cuenca estuarino “Lago de Maracaibo” se ha debido
fundamentalmente a las irresponsables maneras de no asumir la cuenca como un ente
vivo conformado por elementos también complejos y frágiles no siempre
manejables por el cálculo que da la soberbia razón al hombre de la academia.
Así la aparición del petróleo, su exploración, explotación y distribución
redujeron la diversidad biológica en aras de hacer del país una potencia energética
y lo que al fin de cuentas vemos es un lago contaminado por hidrocarburos,
metales pesados y por descargas puntuales y difusas (no controladas aún) de
aguas residuales provenientes de la creciente e indetenible demografía asociada
a las orillas del “lago”.
Nuevamente
el saldo no es optimista. Es irracional toda esta zona de sacrificio nacional que hace de sus espacios vitales
yermas espacialidades donde no se piensa ni siquiera en las generaciones que
vendrán para uso y disfrute de las aguas, el suelo y el aire.
Torres
petroleras, aguas aceitosas sin peces, herrumbres sub-lacustres, fugas de
hidrocarburos, ingreso de excretas y orinas leídas y nombradas bajo el
eufemismo científico de descargas de nitrógeno y fósforo en sobreabundancia,
deforestación de las cuencas altas, explotación minera “a cielo abierto”,
cambio del uso de suelos en las orillas estuarinas son apenas un nefasto
resumen del desorden ecosistémico, del afán de lucro que ve en la naturaleza
cosa o recurso a ser explotado y tornado en capital que se acumula sin medir
las consecuencias de este saqueo. No olvidemos también que el saqueo, el duelo,
el desplazamiento humano y desgarramiento de tejidos comunitarios sigue siendo
una herida abierta y de alto impacto en nuestros imaginarios colonizados.
Explotación petrolera en la cuenca estuarino lacustre (tierra y agua) del Estado Zulia. ¿Seguimos hundiéndonos en el excremento del diablo?
Empresa produsal (pequiven - cargill) en la bahía el tablazo, nor-oriente de la cuenca estuarino lacustre. descarga de "amargos" (salmuera - altas concentraciones de sal y metales pesados-).
Explotación minero-carbonífera "a cielo abierto" en la cuenca hidrográfica de los ríos Socuy y Guasare.
Sabemos a partir de la “literatura gris”, esa misma que no se publicita ni se difunde para el conocimiento de la población, que mucho de lo que ha acontecido en nuestra cuenca ha sido sospechosamente inconsulto, definido por “expertos” que en su momento creyeron estar asumiendo la noble tarea del progreso y desarrollo de nuestra región y que, ya padecido su irreversible proceder, sabemos con nítida argumentación, que fueron serviles operadores del proceder capitalista nunca respetuoso de la frágil naturaleza. Entonces unos pocos lucran con el deterioro ambiental, humano de grandes mayorías y luego no son capaces de hacerse responsables de sus actos.
Esta
tendencia económica patológica se nutre de su ancestral referencia: la inmoral conquista y colonialidad del siglo XV para seguir
en vuelo incesante hacia el siglo XXI ahora con más artificios en su discurso y
su tecnológica praxis aún más invasiva y más expoliadora.
Al
“lago” ahora lo pretenden sanear mediante una ley (¿?) de una intrusión o cuña salina
proveniente del Mar Caribe un puñado de instituciones con sus personeros a la vieja usanza, con el
viejo método donde la sordera a las voces de los reales afectados, los reales
usuarios se erige como estrategia de avanzada para la materialización de sus
rastreros negocios. La historia no es
cíclica, es la imposición permanente
que activa el sistema capitalista para hacerse de energía y así fagocitar lo
que somos tangibles e intangiblemente.
El
movimiento ecologista regional desde el Frente
de Resistencia Ecológica del estado Zulia (FREZ) ha hecho seguimiento
minucioso de los personeros y de los actos que se engloban en esta “estafa legal” y sin duda alguna hemos sabido divulgar las “letras pequeñas”, las
zancadillas que estos voceros (dolientes) del “lago” han querido inútilmente
posicionar en el imaginario de los zulianos y que no son más que un entramado de falacias legales y ecosistémicas.
Con
oportuna y contundente mirada histórica
y por encima de coyunturales enfoques
los ecologistas zulianos hemos sido capaces de activar una fortalecida red de investigadores que, en
ensamblaje respetuoso con comunidades indígenas, comunidades de pescadores así
como con pobladores de las ciudades - puertos de nuestra eco-región, ha podido
develar cómo una “jugada leguleya”
por parte de “expertos” hace rato ligados a visiones caducas, economicistas -
desarrollistas y siempre derrotadas en el terreno de los hechos, en el debate
abierto, en la asambleas populares, ya nunca más podrán abrogarse la unilateral pretensión romántica salvadora y
saneadora de un complejo ecosistema natural como lo es el “Lago de
Maracaibo” con “ases bajo la manga” que fomentarían un futuro incremento de la
explotación minero carbonífera.
En la
mentada ley de saneamiento, prefabricada por eternos proyectistas y “lobbystas” de capitales nacionales
trasnacionales interesados en la energía de nuestra eco-región, se evidencia un
inmenso desconocimiento de anteriores leyes ya aprobadas por la Asamblea Nacional (verbigracia la Ley de Aguas
del año 2007) y ya por esto entendemos que tal desconocimiento de nuestro
marco legal estaría erosionando
jurídicamente la pretensión de avanzar en el serio, impostergable e
integral rescate y saneamiento del
“lago”[1].
No se
trata acá de evidenciar lo que es evidente: El “Lago de Maracaibo” no es
hipertenso y por ende la salinización acumulativa desde el año 1952, año de
comienzo del dragado de la barra del “lago”, no es la más grande de las situaciones ecológicas problemáticas a
considerar y corregir. Nuestra cuenca no es una “piscina grande” donde entran y salen aguas con diversos porcentajes
de salinidad dependiendo de las estacionalidades de sequías y precipitaciones
locales. Las más urgentes atenciones deben ser asumidas en toda la geografía
natural que engloba al “lago” propiamente dicho. Sobre esto hablaremos más
adelante con mayor detalle.
Abunda
en el espíritu y en el discurso de los promotores
coyunturales de esta ley “saneadora de la cuenca del lago” un enfoque
cognitivo y tecnopolítico que se regodea solo en las aguas del “lago” y no ve
(pues no es su negocio verlo así) como ven los pobladores de la cuenca a su
“lago”. El pueblo sabio y no “experto”, sensible e históricamente vinculado con
los colores y olores del “lago” perciben a este cuerpo de agua con una visión
ecosistémica verdadera que es capaz de entender la relación entre los páramos y
montañas húmedas (aún boscosas) de la sierra de Perijá y las aguas del “lago”.
Ver el
ciclo hidrológico fomentado por la fronda boscosa (cada vez más amenazada en nuestra
región zuliana) y asociarlo al flujo hídrico que en los caudales de nuestros
numerosos ríos se manifiesta, “aguas abajo”, hacia zonas de deposición en las
ciénagas, deltas y finalmente el “lago” no puede obviarse con falacias de modelaje matemático inflamado
por tendencias y visiones reduccionistas de la integralidad de la naturaleza viva
a las que acuden de seguido los tecnócratas y las “autoridades universitarias”
promotoras de esta “ley”.
Esta
Ley pretende escamotear la causalidad y
casualidad presente en la vida misma y desde una infinita soberbia que le
ofrenda el “asesoramiento científico
positivista” asumen que este cuerpo de agua es predecible y que solo
bastará con avanzar en el cese del dragado de la barra del “lago”, con la
mudanza de los puertos petroleros de la costa oriental para “volver el lago a sus condiciones originales”.
Esta última frase parece proveniente de los guionistas de “Nuestro Insólito Universo”, popular serie radial venezolana donde
se narran historias increíbles capaces de borrar la delgada línea entre lo real
y la ficción. La ecología nos enseña, al igual que la química, la física, y la
matemática de la Teoría del Caos, que toda energía está en continua
transformación y que en esos cambios nada es capaz de volver a ser lo que
anteriormente fue.
Confluyen
pues, nuevamente, nuevos intereses economicistas que, haciendo cuentas de
nuestra coyuntura política – económica – social se atreven a desempolvar sus
viejos y anacrónicos “planes de
desarrollo” alineados al capital extractivista internacional para así ganar
“indulgencias” con el escapulario
ajeno de pretender sanear un lago que, otrora, casualmente desde sus puestos de
poder no quisieron, ni intentaron sanear con el respaldo popular.
La
ecología militante, los argumentos compilados desde la experiencia y la lectura
de la realidad, nos permiten acentuar exhortos claros, concretos para no
divagar más y para que de una buena vez sea diáfana la idea – acción de sanear
integralmente nuestra cuenca estuarino lacustre sin oportunismos ni “cabildeos enanos” que no están ni
estarán a la altura del desafío bio y sociodiverso al que nos debemos como
seres sentipensantes capaces de apalancar transformaciones de rumbo histórico.
Fundamentalmente
es vital que entendamos las siguientes y puntuales recomendaciones:
1) El
“lago” debe ser manejado como un ecosistema frágil. Toda intencionalidad que
pretenda opinar sobre el comportamiento del “lago” y de allí derivar
intenciones y/o acciones de “manejo” deben estar amparadas en visiones en nada
coyunturales y con un enfoque, insistimos, de amplia cobertura. El “lago” no es nada más lo que se
encuentra contenido en su concavidad. El “lago” es un entramado de
elementos naturales, bióticos y abióticos, en continua e incesante
interdependencia. El “lago” es reflejo
de la cuenca que le contiene. Visiones cortoplacistas que solo destinan
importantes estudios, respetables líneas investigativas sobre un sólo enfoque
están condenadas desde el mismo momento en que se esbozan, pues ya sabemos lo
inviable y dañino de este accionar negador de la complejidad y fragilidad del
sistema ecológico estuarino lacustre. El
“lago” se encuentra en una mermada capacidad de “auto-recuperación” pues no
hemos sabido resolver, ni desde las autoridades ambientales locales y nacionales,
ni como ciudadanos usuarios del “lago” que,
2) Se
deben reducir los ingresos de nutrientes fósforo (P) y nitrógeno (N) al lago
desde fuentes puntuales y difusas. Estos ingresos de nutrientes sabemos provienen de
las aguas residuales asociadas al crecimiento demográfico que se manifiesta en
las localidades, ciudades de nuestra eco-región. Siguen sin ser claros los
estados actuales en los que se encuentran las plantas de tratamiento de aguas servidas y si las mismas están actuando como un “sistema unificado” en la
importante tarea de tratar estas aguas y devolverlas al “lago” con valores muy
reducidos de contaminación. ¿Las
actuales plantas de tratamiento de aguas servidas están acordes con la
demografía regional actual y futura? Todo cuanto vaya a hacerse para “manejar” la intrusión salina
proveniente del Mar Caribe (vía Golfo de Venezuela) debe acentuar marcadamente
un interés en la respuesta de esta interrogante pues de cerrarse el flujo o corriente marina a la par se cierra el
flujo de agua “fresca” proveniente del río Catatumbo (aproximadamente 3 mil lts/seg)
que es el encargado de promover una importante fuerza hidráulica anti-horaria en
las aguas lacustres con la que todos los nutrientes del cono hipolimnético (más
acertadamente “cono monimolimnético”) son conducidos hacia una “salida del
sistema” por el norte del “lago”. De obviar esta realidad, de insistir en
el cese del dragado de la barra del
“lago” de Maracaibo por visiones científico técnicas caducas o
parcializadas a innombrables negocios, se
estaría diseñando la materialización de una inmensa letrina donde el
déficit de oxigeno (capacidad aeróbica) del cuerpo de agua se vería mermado en
niveles alarmantes y se estimularía el
declive del eco-sistema hacia un más agravado envejecimiento prematuro o
eutrofización. Para ello técnicamente debe hacerse converger toda la
voluntad científica, técnica y política (movimientos sociales ecologistas,
comunidades organizadas usuarias del “lago) para,
3) Proponer
metas (para
ser asumidas integralmente) de reducción
pequeña (10%) de los ingresos de nutrientes como el fósforo (P) y el nitrógeno
(N) y así evaluar, durante períodos
cortos (menos de 5 años) el comportamiento de indicadores de eutrofización
claves (por ejemplo calidad del
agua, pesquerías, fitoplancton). No obviemos que si entendemos el
saneamiento de la cuenca estuarino lacustre del “lago” de Maracaibo como un desafío colectivo con enfoque integral
debemos sin demora y responsablemente avanzar en la necesaria reducción de fertilizantes y agroquímicos
(nacionales – vía industria petroquímica Pequiven- e importados) pues los
mismos sabemos son altamente
contaminantes y tóxicos. Esta reducción debe ir en simultáneo con el respaldo a
escala regional de importantes proyectos productivos capaces de generar abonos,
fertilizantes orgánicos basados en la amplia enseñanza y praxis agroecológica.
4) Por todo lo dicho
anteriormente y desde las pretensiones de “manejo”
que sabemos han hecho de la cuenca estuarino lacustre las visiones
tecnocráticas amparadas en el discurso “romance” del desarrollo y del progreso
económico acentuamos el exhorto en que se
debe fundamentar exhaustivamente la construcción de obras que alteren las
características hidráulicas del sistema (Rodríguez 2001). La no
fundamentación de estas obras de mega infraestructuras condenarían no nada más
a la cuenca estuarina lacustre sino a sus pobladores inmediatos a escenarios de
sobrevivencia cada vez más alarmantes. Somera y dolorosamente podemos esbozar
una puntual cronología de desaciertos
referidos a la materialización de obras de infraestructura lesivas del
ecosistema estuarino que van, desde el petróleo y su extracción desmedida
en los campos petroleros dentro y fuera del “lago”; la instalación de una
industria petroquímica a orillas del “lago”; la activación de dos minas de
carbón mineral “a cielo abierto” siguiendo con la desviación de ríos para
instalar una industria salinera en la costa oriental del “lago” así como la importante
cantidad de empresas camaroneras erigidas en las orillas del norte y sur
occidente de la costa este cuerpo de agua, podemos entender como estos cambios
de uso de tierra nada cónsonos con un “teórico” ordenamiento territorial, han generado gravísimos impactos cuya
irreversibilidad y amplia consecuencia se suma a los tantos y eufemísticos
“pasivos ambientales” a saldar. En ese sentido, abundan los desafíos
pendientes que en diversas escalas, con diversos grados y roles debemos/podemos
activar y por ello es fundamental considerar que,
5) Las
universidades de la región y el país deben saberse convocadas a la tarea
suprema de sumar visiones para el
rescate y saneamiento integral del ecosistema estuarino lacustre del “Lago” de
Maracaibo pues allí radica la tarea primordial de toda universidad pública
y de todo su cuerpo de investigadores científicos. Existen líneas de
investigación, hoy incipientes, a las que no se les ha prestado (ni desde la
academia que está para ello, ni por las autoridades ambientales de los tres
niveles de gobierno) la importancia y contundencia debida pues de ella
derivarían sólidos e irrefutables resultados para el entendimiento y rescate
integral (para nada parcializado ni efectista) de la cuenca. Entre estas tareas
se encuentran las de: Iniciar estudios
de paleo-limnología, como los propuestos por Rodríguez (2011): a) paleo-oxigenación
de la columna de agua, b) paleo-salinidad, c) acumulación de fosfatos en los
paleo-ambientes, d) modelaje hidrográfico de estos paleo-ambientes y su
relación con los modelos actuales. Estos estudios comparativos, rigurosos y
especializados serán claves a la hora de contar con un acervo informativo de la cuenca que no se preste a que “sesudos expertos” sobre el
funcionamiento y evolución del “lago” monopolicen elucubraciones que los demás,
ajenos a esas sapiencias, no podamos contrastar, develar ni juzgar so pena de
ser catalogados como ígnaros, fanáticos y opuestos
al desarrollo y al progreso.
Hechas estas humildes pero rigurosas recomendaciones, atizadas por la experiencia del docente e investigador Dr. José Elí Rincón (Laboratorio de Contaminación Acuática del Departamento de Biología de la Facultad Experimental de Ciencias de la Universidad del Zulia) queda claro que el espíritu que nos mueve es hacia un avance integral y
altamente participativo de los diversos usuarios y usuarias del “lago”. La
sinergia, la voluntad, la información y experiencia que todos y todas podamos
aportar serán siempre la garantía de que
no se proyecten y activen obras e infraestructuras cuyas repercusiones positivas,
neutras o negativas serían responsabilidad de un reducido grupo de personas,
que sin duda estarían contradiciendo los tiempos que ahora encarnamos de
protagonismo y participación popular, más si estamos hablando del rescate y saneamiento integral de uno
de los más importantes ecosistemas estuarino lacustres no nada más de nuestro
país o nuestro hemisferio sino del orbe.
Sean pues estas
ideas y exhortos que hacemos en colectivo desde el Frente de Resistencia Ecológica del estado Zulia, un aporte para
respaldar una acción más colectiva y democrática de saneamiento de la cuenca
del “lago” de Maracaibo que termine de dar al traste las visiones y acciones
cortoplacistas que degradan ambiental y culturalmente nuestra región, que
sabemos nos tensionan, nos resquebrajan como zulianos y que más temprano que
tarde se nos vienen encima como problemas más agravados a enfrentar.
El
Amarillo, San Antonio de Los Altos,
16
de septiembre de 2016. 12:58 p.m.
[1] Sobre
este tema y estableciendo argumentadas comparaciones entre la Ley de
Saneamiento del Lago de Maracaibo y su Cuenca hidrográfica versus
la Ley de Aguas recomendamos leer el ensayo “No se salva lo que se desconoce” (Cifuentes y Parra, 2016) En
Clorofilazul: http://clorofilazul.blogspot.com/2016/07/no-se-salva-lo-que-se-desconoce-primera.html
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