En Ocumare del Tuy (Estado Miranda) nos compromete el proyecto Agroecológico y humano de la Gerogranja "San Antonio de Padua".
El
jueves 23 de junio de 2016 la sección 1-2 que conforma el Proyecto
Agrobiodiversidad de la UBV Sede Caracas dirigimos nuestro rumbo a conocer de
cerca el espacio y el tiempo de la Gerogranja “San Antonio de Padua” ubicada en
la localidad de Ocumare del Tuy, Municipio Tomás Lander del Estado Miranda.
Esta importante obra de la Revolución Bolivariana asumida fundamentalmente por
el Instituto Nacional de los Servicios Sociales (INASS) representa una
importante iniciativa para el vínculo de los adultos y adultas mayores con la
naturaleza y la agroecología como oficio cotidiano terapéutico y de
participación en la Venezuela socioproductiva que se apuntala en colectivo en
la transición de una economía dependiente a una economía capaz de garantizar la
soberanía alimentaria.
En
este sentido acudimos desde la Estación Ferroviaria Simón Bolívar del Instituto
Autónomo Ferroviario (IAFE) hasta la Estación Francisco de Miranda en Charallave
Norte para, desde allí, tomar un metrobus hasta la localidad de Ocumare del Tuy
donde, en las afueras de la misma, se encuentra la Gerogranja. Fuimos
gentilmente recibidos en la localidad por la estudiante (y pronta Licenciada en
Agroecología de la UBV) Marielys Salazár quien fue orientando y dándonos el
marco desde el cual se inician como investigadores y trabajadores en la
Gerogranja.
El
espacio de la Gerogranja alberga a 32 abuelos y abuelas residentes y cuenta con
atención médica gratuita así como servicios de comedor y lavandería. Se
pretende con el tiempo y la gestión colectiva revolucionaria subsanar algunos
detalles que han ido sumando para erosionar la concepción original de este
proyecto humanista. En ese sentido pudimos directamente conversar y ser
bienvenidos por la coordinadora del proyecto Gerogranja, la Licenciada
Marialejandra Paiva quien actualmente ordena y cataliza, con un disminuido pero
voluntarioso cúmulo de cuatro empleados, las labores de atención de la siembra
y cosecha agroecológica adyacente a los espacios donde residen los abuelos y
abuelas.
De
la propia voz y desde el latido comprometido de la compañera Paiva pudimos
entender desde un breve pero nutrido trazo descriptor la situación actual de
esta Gerogranja, sus desafíos cotidianos y a mediano y largo plazo. La conversa
fue plena en las instalaciones de un abandonado galpón que se piensa destinar
para la cría de gallinas ponedoras.
Tomados los apuntes por parte de los
estudiantes del Proyecto I (Agrobiodiversidad) iniciamos recorrido por las 1,9
hectáreas que conforman los lotes de la Gerogranja y pudimos constatar el
esfuerzo puesto a la iniciativa desde una voluntad revolucionaria que no ha
contado con el mayor de los apoyos institucionales.
En
ese sentido pudimos ver directamente la siembra de especies vegetales como
maní, lechoza en asociación plena. De igual manera constatamos la siembra de
girasoles, leguminosas asó como plantas frutales rastreras como la auyama y la
patilla. Fue en el terreno y desde la sensación de humedad que entendimos los
grandes trabajos, silentes pero constantes, desarrollados por estos compañeros
que aún, en medio de grandes fuerzas huracanadas que han pretendido deslegitimar
la siembra agroecológica, tributan para la cosecha de alimentos a ser consumidos
por los abuelos y abuelas residentes en la institución.
Todo
un espacio fértil dejaba mostrar su potencialidad para la siembra actual y
futura. De la mano de las amigas anfitrionas, en activa conversa para entender
los desafíos a asumir en esta Gerogranja pudimos disfrutar de fibrosos y dulces
mangos (al menos 4 especies) que nos motivaron más a entender la necesidad de
cultivar lo que necesitamos para la alimentación.
Así
fue avanzando la jornada, entre la observación y el asombro. Apreciamos algunos
impactos de insectos no deseados pero a la par escuchábamos de las compañeras
las solvencias a estas contingencias sin hacer empleo de nocivas visiones,
facilistas y ecocidas visiones que la más de las veces terminan agrediendo la
vida.
Tuvimos
un tiempo para sumarnos a un entendimiento menos formal y más sensible de las
tareas a asumir en caso de hacer la escogencia de este proyecto de Gerogranja
y, gracias a un excelente almuerzo ofrendado por los compañeros trabajadores,
iniciamos el disfrute de una sopa preparada con leguminosas, auyama y yuca
cosechada en la granja.
Bajo la fronda, en reposo, analizamos la propuesta del proyecto Gerogranja. |
Es
así como degustamos el sabor de la fertilidad de un suelo, de un proyecto que
espera vincular a los abuelos y abuelas a una conexión con la naturaleza que
somos para así sanarnos y en colectivo avance deshacernos de torcidas visiones sobre
la vejez, la enfermedad, la siembra y la productividad agrícola entendiendo al
sistema ecológico como el garante de la vida, como el aliado que en vez de “rodearnos”
nos incluye en su multidiversa y dinámica fluidez de energía vital.
Este
conocer la Gerogranja “San Antonio de Padua” nos permitió, literalmente,
caminar la idea de un proyecto que requiere el mejor de los esfuerzos creadores
de estudiantes, docentes y comunidad para que germine. Ya en el retorno
recorrimos otro flanco de siembra de los lotes constituyentes de la Gerogranja:
tubérculos, parchitas, musáceas fueron las especies vegetales que más abundaron
siempre acompañadas por plantas de mangos atiborradas de frutos.
Culminamos
agradecidos, saciados y conmovidos por las ganas de revitalización que le han
puesto a un proyecto que debe
materializarse en lo sucesivo, sin dilaciones y con grande protagonismo de
instituciones del estado revolucionario, en un espacio tiempo que haga germinar
la mejor de las ideas ecosocialistas que pretendemos vincular a la mayor suma
de felicidad: la reconexión con la naturaleza, la materialización con el
biocentrismo, con la vida y sus dinamismos.
Agradecidos
y altamente emocionados por lo aprendido en términos de fraternidad,
compromiso, esfuerzo, voluntad, mística y anfitrionía nos retiramos ya en horas
de la tarde con la idea de pronta visita para ya, con más serena metodología,
poder desplegar nuestra idea de proyecto agroecológico que, desde la siembra
aprenda, enseñe, produzca y salvaguarde en abrazo a la biodiversidad y a la
revolución bolivariana lo mejor de nuestras individualidades trenzadas en
equipo creador.
Ya
el retorno en tren, de vuelta al origen, a la ciudad capital fue acompañado de
una sensación grata de sabernos partícipes y forjadores de un tiempo que debe
parir una sociedad que sea capaz de tratar mejor la vida natural para desde
ella y en ella poder sumarse a un proyecto civilizatorio centrado en el asombro
y salvaguarda de la vida en sus diversas manifestaciones. Así, el paso de la
sociedad capitalista y dependiente sumida en sabotajes constantes desde la
mediática y la calle pasaría a ser gozoso en la medida en que sean claros los
enfoques y las prácticas para hacer de la agroecología una opción de vida mas
comunalista, más comunicativa y diáfana, más de actos poéticos y sin miedo a la
s contradicciones que la misma vida en constante mutación ofrenda.
Gracias
Marielys y Marialejandra por esta aleccionadora jornada. Enhorabuena sus
esfuerzos y la expresión que hacen de la intención originaria, revolucionaria y
fraterna de la Universidad Bolivariana de Venezuela: ¡¡¡El diálogo de Saberes
para la matria que anhelamos!!!
Sigue
Simón Bolívar en nosotros latiendo: “La Gloria está en ser grande y en ser
útiles”.
Atizadores de la revolución bolivariana!!! |
Vamos
en tren de regreso a Caracas y ya está sembrada en nosotr@s la semilla de la Gerogranja.
Así la Revolución nos habita si la habitamos a ella.
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