Ecosocialismo, cambio climático y crisis civilizatoria
Entrevista a Michael Lowy
La siguiente
entrevista fue realizada por Miguel Fuentes, licenciado en Arqueología,
historiador e investigador de doctorado en el Instituto de Arqueología
del University College London (Reino Unido).Tomado de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226325&titular=ecosocialismo-cambio-clim%E1tico-y-crisis-civilizatoria-
Nota del entrevistador
Pongo a disposición de los movimientos sociales esta entrevista realizada al intelectual marxista Michael Lowy, uno de los referentes más importantes del pensamiento anticapitalista a nivel internacional, en torno al creciente peligro de la crisis ecológica y su importancia como problema estratégico central para el marxismo.
Reflexionando en torno a una serie de tópicos tales como el cambio climático, el ecosocialismo y los desafíos del movimiento revolucionario durante las próximas décadas, las ideas de este intelectual constituyen un claro llamado de advertencia para las filas de la izquierda anticapitalista.
Tal como queda en evidencia a partir de las palabras de Lowy, será justamente gracias a la capacidad que tengan las organizaciones de izquierda para integrar estos debates en sus respectivos ejes estratégicos, políticos y tácticos, así como también para ponerlos en el centro de sus respectivos análisis de la realidad mundial, que aquellas podrán prepararse (o no) para enfrentar el último desafío programático de la revolución socialista: el peligro del colapso de la civilización y la extinción humana, o bien, en palabras de Lowy… la amenaza de un ecosuicidio planetario.
El peligro de un ecosuicidio planetario como problema estratégico central de la izquierda
- ¿Que es el ecosocialismo y cuáles son sus referentes?
El
ecosocialismo es una alternativa radical al capitalismo que resulta de
la convergencia entre la reflexión ecológica y la reflexión socialista
(marxista). Su premisa fundamental es que la preservación de un ambiente
natural favorable para la vida en el planeta es incompatible con la
lógica expansiva y destructiva del sistema capitalista. No se pueden
salvar los equilibrios ecológicos fundamentales del planeta sin atacar
al sistema, no se puede separar la luchar por la defensa de la
naturaleza del combate por la transformación revolucionaria de la
sociedad.
Existe hoy una corriente ecosocialista internacional
que con ocasión del Foro Social Mundial de Belem (enero de 2009) publicó
una declaración sobre el cambio climático, firmada por centenas de
personas de 45 países. Entre sus precursores se encuentran figuras tales
como Manuel Sacristán (España), Raymond Williams (Inglaterra), André
Gorz (Francia), James O’Connor (Estados Unidos), y entre sus
representantes actuales están el coautor del Manifiesto Ecosocialista Internacional (2001) [1]
Joel Kovel (Estados Unidos), el marxista ecológico John Bellamy Foster
(Ibíd.), el indigenista peruano Hugo Blanco, la ecofeminista canadiense
Terisa Turner, el marxista belga Daniel Tanuro y muchos otros.
El ecosocialismo se disocia de dos modelos inoperantes: 1) La ecología
conformista, que adapta sus propuestas al mercado y busca desarrollar un
“capitalismo verde” –es decir una ilusión nefasta o, en muchos casos,
una mistificación. 2) El pretendido “socialismo real” (la fallida URSS,
China, etc.), el cual no fue más que una caricatura burocrática del
socialismo basada en una imitación servil del aparato técnico
capitalista y en un productivismo anti-ecológico tan destructor de la
naturaleza como su equivalente occidental.
El ecosocialismo
propone una reorganización del conjunto de modo de producción y de
consumo basada en criterios exteriores al mercado capitalista: las
necesidades reales de la población y la defensa del equilibrio
ecológico. Esto significa una economía de transición al socialismo, en
la cual la propia población – y no las “leyes de mercado” o un buró
político autoritario- decidan, en un proceso de planificación
democrática, las prioridades y las inversiones.
Esta transición
conduciría no sólo a un nuevo modo de producción y a una sociedad más
igualitaria, más solidaria y más democrática, sino también a un modo de
vida alternativo, una nueva civilización ecosocialista más allá del
reino del dinero, de los hábitos de consumo artificialmente inducidos
por la publicidad, y de la producción al infinito de mercancías
inútiles. El “Buen Vivir” de la tradición indígena de las Américas es
una importante fuente de inspiración para esta alternativa.
- ¿Cuáles son los principales aportes del ecosocialismo a la teoría marxista y la práctica de las organizaciones de izquierda?
Muchos ecologistas critican a Marx por considerarlo un productivista.
Tal crítica nos parece completamente equivocada: al hacer la crítica del
fetichismo de la mercancía, es justamente Marx quien coloca la crítica
más radical a la lógica productivista del capitalismo, la idea de que la
producción de más y más mercancías es el objeto fundamental de la
economía y de la sociedad.
El objetivo del socialismo, explica
Marx, no es producir una cantidad infinita de bienes, pero sí reducir la
jornada de trabajo, dar al trabajador tiempo libre para participar de
la vida política, estudiar, jugar, amar. Por lo tanto, Marx proporciona
las armas para una crítica radical del productivismo y, notablemente,
del productivismo capitalista. En el primer volumen del El Capital,
Marx explica cómo el capitalismo agota no sólo las fuerzas del
trabajador, sino también las propias fuerzas de la tierra, agotando las
riquezas naturales. Así, esa perspectiva, esa sensibilidad, está
presente en los escritos de Marx, sin embargo, no ha sido
suficientemente desarrollada.
Es verdad, entretanto, que
algunos escritos de Marx, y sobretodo de Engels (el “Anti-Dühring” por
ejemplo) plantean que la tarea de una revolución sería únicamente
cambiar las relaciones de producción, que se han convertido en trabas al
libre desarrollo de las fuerzas productivas. Creemos que, desde una
perspectiva ecosocialista, se necesita de una visión mucho más radical y
profunda de lo que debe ser una revolución socialista. Se trata de
transformar no sólo las relaciones de producción y las relaciones de
propiedad, sino la propia estructura de las fuerzas productivas, la
estructura del aparato productivo. Hay que aplicar al aparato productivo
la misma lógica que Marx pensaba para el aparato de Estado a partir de
la experiencia de la Comuna de París cuando aquel decía lo siguiente:
“los trabajadores no pueden apropiarse del aparato del Estado burgués y
usarlo al servicio del proletariado, no es posible, porque el aparato
del Estado burgués nunca va a estar al servicio de los trabajadores.
Entonces, se trata de destruir ese aparato de Estado y crear otro tipo
de poder”.
Esa lógica tiene que ser aplicada también al aparato
productivo: el cual tiene que ser, sino destruido, al menos
radicalmente transformado. Este no puede ser simplemente apropiado por
las clases subalternas, y puesto a trabajar a su servicio, pues necesita
ser estructuralmente transformado. A manera de ejemplo, el sistema
productivo capitalista funciona sobre la base de fuentes de energía
fósiles, responsables del calentamiento global –el carbón y el petróleo–
de modo que un proceso de transición al socialismo solo sería posible
cuando se diera la sustitución de esas formas de energía por energías
renovables: por ejemplo el agua, el viento y, sobre todo, la energía
solar.
Por eso, el ecosocialismo implica una revolución del
proceso de producción, de las fuentes energéticas. Es imposible separar
la idea de socialismo, es decir de una nueva sociedad, de la idea de
nuevas fuentes de energía, en particular del sol, algunos ecosocialistas
hablan ya de un “comunismo solar”, pues entre el calor, la energía del
sol, el socialismo y el comunismo habría una especie de afinidad
electiva.
Pero no basta tampoco transformar el aparato
productivo y los modelos de propiedad, es necesario transformar también
el patrón de consumo, todo el modo de vida en torno al consumo, que es
el patrón de capitalismo basado en la producción masiva de objetos
artificiales, inútiles, y peligrosos. Por eso se trata de crear un nuevo
modo de consumo y un nuevo modo de vida, basado en la satisfacción de
las verdaderas necesidades sociales, lo cual es algo completamente
diferente de las presuntas y falsas necesidades producidas
artificialmente por la publicidad capitalista. De ello se desprende
pensar la revolución ecosocialista como una revolución de la vida
cotidiana, como una revolución por la abolición de la cultura del dinero
y de la mercancía impuesta por el capitalismo.
El
ecosocialismo no es sólo la perspectiva de una nueva civilización, una
civilización de la solidaridad -en el sentido profundo de la palabra,
solidaridad entre los humanos, pero también con la naturaleza- es
también una estrategia de lucha, desde ya, aquí y ahora. No se trata de
esperar hasta el día en que el mundo se transforme, sino a comenzar
desde ya, ahora, a luchar por esos objetivos. Se trata de promover la
convergencia, la articulación entre luchas sociales y luchas ecológicas,
las cuales tienen el mismo enemigo: el sistema capitalista, las clases
dominantes, el neo-liberalismo, las multinacionales, el FMI, la OMC. Los
indígenas de América Latina, desde las comunidades andinas del Perú
hasta las montañas de Chiapas, están en la primera línea de este combate
en defensa de la Madre Tierra, de la Pachamama, en contra del sistema.
- Noam Chomsky ha afirmado en años recientes que la crisis ecológica es más importante que la crisis económica [2], ¿qué opina sobre esta frase?
¡Estoy enteramente de acuerdo con Noam Chomsky! La crisis económica es
grave, porque le sirve a las clases dominantes, al capital financiero,
para aplicar sus recetas neo-liberales, agravando el desempleo,
destruyendo conquistas sociales, privatizando los servicios públicos,
etc. Pero la crisis ecológica es algo mucho más importante, y mucho más
peligroso porque amenaza las condiciones de vida de la humanidad en el
planeta.
- ¿A que se refiere cuando habla de un posible ecosuicidio planetario?
La civilización capitalista industrial moderna es un tren suicida que
avanza, con una rapidez creciente, hacia un abismo: el cambio climático,
el calentamiento global. Se trata de un proceso dramático que ya
empezó, y que podrá llevar en las próximas décadas a una catástrofe
ecológica sin precedente en la historia humana: elevación de la
temperatura, desertificación de las tierras, desaparición del agua
potable y de la mayoría de las especies vivas, multiplicación de los
huracanes, elevación del nivel del mar -hasta que Londres, Ámsterdam,
Venecia, Shanghái, Rio de Janeiro y las demás ciudades costeras queden
bajo el agua. ¿A partir de un cierto nivel de elevación de la
temperatura, será aún posible la vida humana en este planeta? Nadie
puede contestar con seguridad esta pregunta.
- ¿Es dicho ecosuicidio planetario una situación hipotética o bien es una posibilidad concreta para las próximas décadas?
Los científicos, como James Hansen -durante muchos años el climatólogo
de la NASA en Estados Unidos- nos explican que el cambio climático no se
desarrollará en forma gradual, sino que con saltos cualitativos. A
partir de un cierto nivel de calentamiento -2° centígrados más allá de
las temperaturas pre-industriales- el proceso se tornará irreversible e
imprevisible. Esto puede suceder en las próximas décadas, sobre todo si
se confirman una serie de evidencias científicas recientes:
derretimiento de los hielos de los polos con más rapidez de lo previsto;
masivas emisiones de metano (un gas con mucho mayor efecto de
invernadero que el CO2) por el derretimiento del permafrost en Siberia,
Canadá, etc. Nadie puede prever cuando se dará el vuelco, y por lo tanto
no tienen sentido las previsiones que se refieren al año 2100.
-
Una serie de científicos ha comenzado a alertar sobre una gran crisis
planetaria en el caso de que el calentamiento global supere los 2 grados
centígrados, produciendo con ello un importante quiebre de los sistemas
agrícolas. Ideas similares han venido siendo discutidas en el ámbito de
los estudios energéticos, planteándose la posibilidad de una crisis
estructural cercana del capitalismo como producto del agotamiento del
petróleo y los combustibles fósiles (fenómeno denominado Peak Oil) [3]
. ¿Cómo se relacionaría la idea en torno al peligro de un ecosuicidio
planetario con la posibilidad de un fenómeno de colapso capitalista,
aquello como consecuencia del avance de la crisis ecológica en el futuro
próximo?
En primer lugar: no tiene sentido discutir del Peak Oil
como se hacía aún hace algunos años. El problema no es el agotamiento
del petróleo, sino que hay demasiadas reservas de petróleo y carbón. Si
se queman estas reservas fósiles, el calentamiento global será
inevitable y catastrófico.
Ahora bien, la crisis ecológica, por
sí misma, no lleva a un colapso del capitalismo. El capitalismo puede
sobrevivir en las peores condiciones energéticas y agrícolas. No hay
ningún mecanismo automático que lleve a un colapso capitalista. Habrá
crisis terribles, pero el sistema encontrará alguna salida, en forma de
guerras, dictaduras, movimientos fascistas, etc. Así fue en los años
1930 y así puede pasar en el futuro. Como decía Walter Benjamin: “el
capitalismo nunca va morir de muerte natural”. Si queremos poner un fin
al sistema capitalista, esto solo será posible por un proceso
revolucionario, una acción histórica colectiva anticapitalista. El
capitalismo solo desaparecerá cuando sus víctimas se levanten en contra
de él, y lo supriman.
- Marx afirmó en el Manifiesto Comunista que
la historia de la humanidad ha sido hasta hoy la historia de la lucha
de clases, y que esta lucha terminó siempre en la victoria de una clase
sobre otra… o bien “en la destrucción de las dos clases en conflicto”.
En nuestros días, más de siglo y medio después de aquella afirmación, un
equipo de investigadores financiados parcialmente por la NASA ha hecho
público un estudio en el cual se sugiere, entre otras cosas, que la
combinación de los efectos del cambio climático y los niveles de
concentración extrema de riquezas, así como también de una futura
escasez de recursos a nivel mundial, estarían a punto de producir el
derrumbe de la civilización contemporánea [4]
. ¿Podríamos decir hoy que la sincronización entre la crisis ecológica,
económica y social constituiría la materialización histórica de aquella
posibilidad prevista por Marx en torno a una posible autodestrucción de
las clases fundamentales del capitalismo?
Creo que se
trata de realidades distintas. La concentración extrema de riquezas no
conduce a la “destrucción de las dos clases en lucha”: es sencillamente
la victoria de una de las clases, la burguesía financiera parasitaria,
en contra de las clases subalternas...
Ahora bien, la crisis
ecológica si puede tener como resultado el derrumbe de la civilización
actual, y la autodestrucción de las clases de la sociedad moderna, según
la previsión de Marx. Si se permite al capitalismo destruir al planeta,
todos los seres humanos serán víctimas. Pero la mentalidad de los
capitalistas, en particular la oligarquía fósil -los intereses de la
industria del carbón, del petróleo y sus asociados de la electricidad,
del transporte, de la industria química, etc., podría ser resumida con
la famosa frase del rey francés Luis XIV: “Después de mí el diluvio”.
-
Durante las primeras décadas del siglo XX, algunas importantes figuras
del marxismo tales como Lenin, Trotsky o Gramsci, debieron enfrentar los
horrores de las guerras mundiales y el fascismo. En nuestro caso, en
cambio, pareciera que tenemos ante nosotros un horizonte destructivo muy
superior al que dichos revolucionarios podrían haber siquiera
imaginado. Un ejemplo de esto puede graficarse en los efectos
hipercatastróficos que podría llegar a tener pronto el cambio climático,
así como también en el comienzo de lo que algunos importantes
referentes científicos han denominado como la VI Extinción Masiva de la
Vida Terrestre. Otra denominación en boga de este fenómeno es la de
antropoceno y su posible relación con un fenómeno de extinción inminente
de la propia especie humana [5] .
¿Es correcto para usted afirmar que nos encontraríamos a las puertas de
un salto destructivo inédito de la dinámica capitalista?
Hay un consenso creciente entre los científicos en torno a que hemos
entrado en una nueva era geológica, el antropoceno, una era en la cual
la acción humana -de hecho, la civilización capitalista industrial
moderna- determina los equilibrios del planeta, para empezar el clima.
Una de las características del antropoceno es el proceso de la VI
Extinción Masiva de las Especies Terrestres, que ya empezó.
La
elevación de la temperatura global encima de 2° centígrados tendrá sin
dudas efectos “hípercatastróficos”, que no se pueden comparar con otros
eventos históricos (guerras, etc.), sino sólo con eventos de otras eras
geológicas cuando, por ejemplo, la mayoría de las costas de los
continentes actuales estaba bajo el mar.
No creo que se pueda
afirmar que la extinción de la especie humana sea “inminente”. Es un
peligro real, una amenaza, pero en las próximas décadas.
-
Hace más de un siglo Rosa Luxemburgo lanzó una de las tal vez más
oscuras advertencias de la tradición marxista: esto es, su famosa frase
de “socialismo o barbarie”. En el caso de Walter Benjamin es igualmente
conocida su advertencia en torno a la necesidad de “cortar la mecha
antes de que la chispa llegue a la dinamita”, esto haciendo alusión a la
posibilidad de un “fin catastrófico” (negativo) del desarrollo
capitalista. Hoy, cuando ha pasado más de un siglo en el cual el
capitalismo ha seguido imponiendo su voluntad a costa de la humanidad
completa… ¿es posible decir que la barbarie ha triunfado… o bien que se
encontraría cerca de hacerlo?
La barbarie no ha triunfado
aún. Tampoco sabemos si se encuentra cerca de hacerlo. Todo depende de
la capacidad de resistencia de las víctimas del sistema: es decir,
también, de nosotros. El fatalismo es un error político. Como decía
Gramsci, necesitamos el pesimismo de la razón y el optimismo de la
voluntad.
- En décadas recientes, algunas de las ideas-fuerza
más importantes que la intelectualidad capitalista integró en su
programa ideológico fueron aquellas alrededor de los conceptos de “fin
de la historia”, “fin de la lucha de clases” y “fin de la clase obrera”.
Dejando a un lado el evidente triunfalismo capitalista que acompañó el
desarrollo de dichas ideas durante los años 80 y 90… ¿pueden
considerarse hoy dichos conceptos, de cara al posible ecosuicidio
planetario que podría traer consigo la crisis ecológica, como verdaderas
“intuiciones teóricas” (inconscientes) de la clase capitalista respecto
a la dinámica auto-destructiva (terminal) que se abría con el ciclo
neoliberal? ¿Es el peligro del “fin de la historia” hoy un peligro real?
El posible ecosuicidio planetario es un peligro real, pero nada tiene
que ver con los discursos ideológicos del “fin de la historia” o de la
lucha de clases, que proclamaban la eternidad del capitalismo
neoliberal. Al revés, la lucha de clases es el método para poner un fin a
la dinámica autodestructiva del capital.
- ¿Cómo podemos
pensar esta situación desde el marxismo y prepararnos para un escenario
de crisis con una magnitud posiblemente muy superior a la que enfrentó
el campo de las luchas sociales en los últimos siglos?
El
marxismo nos permite entender la naturaleza destructiva del capitalismo,
su tendencia inexorable a la expansión perpetua, y por tanto su
contradicción con los límites naturales del planeta. El marxismo nos
permite ubicar en las víctimas del sistema, en las clases y grupos
oprimidos y explotados el sujeto posible de una transformación
anticapitalista. Finalmente, el marxismo nos propone, con el programa
socialista, los fundamentos de una alternativa radical al sistema. Pero,
sin dudas, como hemos planteado más arriba, necesitamos una
reformulación ecosocialista de las concepciones marxistas.
- ¿Es la revolución social y una política anticapitalista
que se plantee la expropiación de la burguesía y la toma del poder de
los trabajadores un paso necesario ya sea para frenar el desastre que se
avecina, o bien para prepararnos para resistir el colapso?
Frenar el desastre es una tarea inmediata. Cada cañería de petróleo que
se interrumpe, cada central eléctrica de carbón que se cierra, cada
bosque que se protege contra la voracidad destructora del capital, frena
el desastre. Pero sólo se podrá impedir el derrumbe de la civilización
humana destruyendo al sistema con una revolución socioecológica.
-
¿Es necesario adaptar el programa y la política de la revolución
socialista de cara a los nuevos peligros que supone la combinación entre
crisis ecológica, económica y social durante el presente siglo? ¿Qué
elementos nos entrega el Manifiesto Ecosocialista para esta tarea?
El Manifiesto Ecosocialista
no tiene la respuesta a todos estos interrogantes. Sencillamente
plantea que el socialismo del siglo XXI tiene que ser un socialismo
ecológico, y viceversa: de poco nos sirve una ecología que no sea
socialista. Su principal tesis es que el sistema capitalista es
incompatible con la preservación de la vida en nuestro planeta. El
programa socialista tiene que transformarse en programa ecosocialista,
integrando de manera mucho mas central la cuestión de la relación con la
naturaleza que en la tradición socialista o comunista del siglo XX.
-
Uno de los principios fundamentales del marxismo revolucionario ha sido
el de defender el rol de la clase obrera como sujeto social de la
revolución socialista. Ahora bien, si consideramos que un posible
colapso civilizatorio inminente se asociaría al derrumbe de la sociedad
industrial y, por ende, a la desintegración del propio sujeto obrero en
vastas regiones del planeta… ¿es posible seguir defendiendo la
centralidad del movimiento obrero en la lucha de clases y el proyecto
socialista?
La combinación de las crisis “tradicionales”
del capitalismo y la crisis ecológica crea las condiciones para una
amplia alianza de fuerzas sociales en contra del sistema.
Potencialmente, como lo planteaba “Occupy Wall Street”, los 99 % que no
tienen un interés fundamental en la mantención del sistema, son actores
posibles para su superación. De hecho, desde la Conferencia
Intergaláctica de los Zapatistas en Chiapas en 1996, y los eventos de
Seattle en 1999, hasta los movimientos recientes de Indignados, vemos
los primeros elementos de esta coalición antisistémica. Participan en
ella sindicalistas, ecologistas, movimientos indígenas, campesinos,
movimientos de mujeres, asociaciones cristianas, corrientes
revolucionarias, movimientos de la juventud, grupos de vecinos,
militantes socialistas, comunistas y anarquistas. Hoy en día en América
Latina las comunidades indígenas y campesinas están en la vanguardia de
las luchas socio-ecológicas, anti-neo-liberales, anti-imperialistas y
anticapitalistas. Pero en último análisis, la principal fuerza de esta
coalición son los trabajadores, en el sentido amplio: los que viven de
la venta de su fuerza de trabajo, o de su proprio trabajo individual o
comunitario. Esta amplia clase de trabajadores, que no debe ser
confundida solamente con los obreros industriales, constituye la mayoría
de la población, y sin su acción colectiva ninguna revolución será
posible.
- Otro de los principios tradicionales del marxismo
durante el siglo XX fue el de defender la necesidad del control obrero
de la producción, la planificación mundial de la economía y la
distribución socialista de las riquezas como vías posibles para
satisfacer, entre otras cosas, las necesidades materiales del conjunto
de la humanidad. Ahora bien, si consideramos que la crisis ecológica que
se avecina (y el tipo de quiebre alimentario global que aquella traerá
consigo) podría implicar que incluso dichas medidas sean ya
insuficientes (ineficaces) para dar respuesta a las necesidades de la
población mundial, esto debido a la propia gravedad de la crisis que se
avecina y a la inexistencia de tecnologías capaces de asegurar una
adecuada producción agrícola ante un escenario de cambio climático
híper-catastrófico… ¿Qué hacer? ¿Cómo resolver esta aparente paradoja en
la cual un sector de la humanidad pareciera estar ya perdida (muerta)
para el proyecto socialista? Más todavía… ¿es posible resolverla?
Creo que es prematuro discutir de qué hacer cuando el calentamiento
global supere a los 2° centígrados... Nuestra tarea en las próximas
décadas es tratar de impedir esto, promoviendo las luchas
socio-ecológicas, las varias resistencias anticapitalistas y la
consciencia ecosocialista. El objetivo es la abolición del capitalismo,
la planificación ecosocialista -en escala local, nacional, continental y
en algún momento mundial- la distribución de la riqueza y el control
democrático (no sólo “obrero”) de la población sobre la producción y el
consumo.
Por supuesto, es posible que seamos derrotados, y que
la humanidad sea llevada por el capitalismo a una catástrofe. Pero en el
momento histórico actual, tenemos que llevar adelante, con todas
nuestras fuerzas, este decisivo combate para evitar el desastre.
-
Teniendo en cuenta la gravedad de las amenazas implicadas en la crisis
ecológica actual… ¿por qué aquellas han sido tan escasamente tratadas en
el ámbito de las organizaciones de la izquierda? ¿Es necesario discutir
estas amenazas: por ejemplo la pronta agudización del problema
alimentario mundial y de la escasez de agua, el posible quiebre de las
cadenas productivas de recursos básicos, el desarrollo de ecoguerras
imperialistas, o bien la propia posibilidad del colapso del capitalismo y
la civilización, tomándolos como nuevos problemas estratégicos
fundamentales de la teoría y la practica marxista del siglo XXI?
Hay varias explicaciones posibles para el retraso en la toma de consciencia ecológica de la izquierda:
1) El dogmatismo, la repetición de lo tradicional, la resistencia a aceptar cambios en la teoría y la práctica.
2) El economicismo, la reducción de la política a intereses
corporativos inmediatos: por ejemplo “salvar el empleo”, esto sin
cuestionar las consecuencias humanas, sociales o ecológicas de estos
“empleos”.
3) La influencia de la ideología burguesa del
“progreso”, identificado con la expansión, el “crecimiento” de la
economía, la producción de más y más mercancías, y el consumismo.
4) El carácter futuro de las amenazas ecológicas -colapso de la
civilización- en comparación con los problemas económicos inmediatos: la
crisis, el desempleo, etc.
- En el caso de la izquierda
anticapitalista chilena y argentina (por ejemplo en el ámbito
trotskista, anarquista, guevarista o indigenista) ninguna organización
ha integrado hasta ahora estas discusiones en los respectivos debates
teóricos y estratégicos centrales de sus corrientes, así como tampoco al
nivel de sus programas, análisis de la realidad internacional,
políticas de acción, tácticas de intervención, etc. Una muestra de
aquello son en Chile los grupos anarquistas que toman como referente a
la expresidenta de la FECH Melissa Sepúlveda, o bien el caso del PTR y
su dirigente Bárbara Brito a nivel estudiantil. Otro ejemplo lo
constituye el PTS argentino y su órgano La Izquierda Diario. ¿Qué
llamado podría hacer a las organizaciones de izquierda y a los
movimientos sociales en América Latina para comenzar a debatir estos
problemas con la importancia que merecen?
En varios países
del mundo -Europa, Estados Unidos, América Latina- vemos cada vez más
sectores de la izquierda anticapitalista que se definen como
ecosocialistas. Es lo que ha pasado, ya hace varios años, con la Cuarta
Internacional. En Estados Unidos existe una importante corriente
ecosocialista que se manifiesta en revistas marxistas como Monthly Review, Capitalism, Nature and Socialism, Against the Current,
etc. Hay que mencionar también la ecología social de sensibilidad
anarquista, fundada por Murray Bookchin, que es bastante cercana al
ecosocialismo. Uno de los grandes pensadores del indigenismo en América
Latina, Hugo Blanco, proclama que las comunidades indígenas ya
practicaban el ecosocialismo hace siglos. Podríamos dar varios ejemplos
más.
Pero sin duda muchos grupos de la izquierda
anticapitalista están lejos aún de haber integrado, de manera decisiva,
la cuestión ecológica en su concepción del socialismo y de la
revolución. Es nuestra tarea convencerlos, pacientemente, en una
discusión fraternal. Pero quizás más que nuestros argumentos, serán los
hechos, cada vez más graves en los próximos años, los que harán cambiar
sus ideas.
Notas:
[1] Nota en torno al Manifiesto Ecosocialista : https://www.rebelion.org/hemeroteca/sociales/lowy090602.htm .
[2] Entrevista a Noam Chomsky: http://www.jornada.unam.mx/2015/09/12/cultura/a36n1cul .
[3] Notas complementarias sobre estas temáticas en los siguientes links:
(1) http://www.eldesconcierto.cl/2017/03/15/manuel-casal-lodeiro-y-su-libro-sobre-la-izquierda-ante-el-colapso/ (2) http://www.eldesconcierto.cl/2017/02/24/entrevista-a-peter-wadhams-el-artico-esta-en-peligro/ .
[4] Link estudio cofinanciado por la NASA sobre un posible colapso capitalista inminente: https://www.theguardian.com/environment/earth-insight/2014/mar/14/nasa-civilisation-irreversible-collapse-study-scientists .
Otros materiales:
- Presentación Cambio Climático, Colapso y Marxismo:
- Intervención sobre Cambio Climático y Colapso en El Mostrador (Chile):
- Entrevista a Peter Wadhams (El Ártico está en peligro)
- Entrevista a Manuel Casal Lodeiro(La izquierda ante el colapso de la civilización industrial )
-Presentación de Peter Wadhams sobre cambio climático (inglés)
- Últimas horas (Trailer)
- Oscurecimiento global y cambio climático
- Home (documental)
Esta entrevista fue realizada por Miguel Fuentes, coordinador de la Página Grupo de Seguimiento de la Crisis Climática Mundial, https://www.facebook.com/seguimientocrisisclimatica/
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