De cómo la Agroecología y la Educación Popular se abrazan: La Universidad Bolivariana de Venezuela reconoce a l@s maestr@s pueblo agroproductores del camino “Los Españoles”(Caracas). (+ Fotos).
Por: Nicanor Cifuentes Gil
ncifuentesg@gmail.com
“Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra
inteligencia, organícense, porque
necesitaremos toda nuestra fuerza,
conmuévanse,
porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.”
Antonio
Gramsci.
La
nota que a continuación leemos trata sobre un emocionado y razonado esfuerzo
que desde la voluntad docente y pedagógica de los colegas docentes Lilia Ana Márquez Ugueto y Raúl Albán materializa el abrazo, el
diálogo entre 15 jóvenes estudiantes del Programa
de Formación de Grado en Agroecología de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Eje Geopolítico Cacique Guaicaipuro y la Red de Agroproductores Apacuana del Camino “Los Españoles” de la
Parroquia La Pastora del Municipio Libertador, Caracas.
A
dos años de esfuerzo pedagógico y de avances académicos en el área de
levantamiento de la senda ecológica (información ecológica del agro-sistema) y
la senda comunitaria (información testimonial de l@s “maestr@s pueblo”) se llega a la defensa de
los proyectos (5 en total) que acentúan sus orientaciones, sus dudas y
recomendaciones hacia sensatas, reales y viables propuestas desde la dimensión
agroecológica para hacer no nada más productivo el predio desde donde se
realizó la investigación y el trabajo académico entre los jóvenes y l@s agroproductores,
sino para hacer más coherente y expansiva la necesaria mutación de la
agricultura tradicional con agroquímicos hacia una agricultura más sana y
respetuosa de los ciclos, transformaciones de energía y materia presente en los
frágiles ecosistemas de montaña (Parque Nacional
Waraira Repano) donde se ubican estos diseños prediales.
Con
prudente avance y reconociendo importantes nudos críticos asistimos a un acto
de convivencia y verdadera socialización de los conocimientos “paridos” desde
la realidad y la contingencia siempre asesorados por la latencia de la
educación popular que es capaz de convocar al centro de la experiencia
pedagógica a los que tradicionalmente son asumidos como meros testigos, si
acaso “receptores” de la luminosidad del “docente interventor y sabelotodo”.
Destaco
con entusiasmo esta experiencia que habla, en medio de un telúrico tiempo que
nos incluye y desafía, de la incesante porfía en creer que la práctica agrícola
consciente del entramado ecosistémico debe ser asumida con entusiasmo por
nuevas generaciones que, desde el terreno de la real realidad, serán capaces de
asumir la productividad alimentaria sana y soberana sin tanta limitación cognitiva y
espiritual.
Las
propuestas expuestas, que son la vida misma compartida durante dos años de
diálogo, terquedad y asombro demuestran que desde la escala humana puede
avanzarse en la desafiante tarea de educar para la vida práctica sin mucha
dificultad. Pese a estar insertos en una institución aquejada por carestías
presupuestarias que influyen sobremanera en la “apuesta” por una más
contundente transformación y solvencia de las duras realidades de la
cotidianidad nacional, la experiencia que comparto desde estas líneas demuestra
que existe ya una madurez capaz de
asumir estas desafiantes horas desde la creación y la articulación de ideas y
acciones capaces de salvaguardar las conquistas tangibles e intangibles del
proceso revolucionario bolivariano que desde el año 1999 avanza en la
matria venezolana.
Hablamos
de estudiantes que desde la narrativa y la praxis han sido capaces de concretar
su aspiración a técnicos superiores en agroecología entendiendo que debe
pensarse por sí mismos y a la vez “resolverse
en multitud”. Desde esta dialéctica y nunca perdiendo de vista la
contingencia que transversaliza cada aspecto de la vida se pudo “amasar” en
esta experiencia que describo una articulación académica y humana que ha sido
capaz de justificar la puesta en marcha de programas de formación de grado a
nivel universitario que puedan y deban subsumirse en la vida que nuestros agroproductores
llevan, la más de las veces, aún con la inmensa carga que representa la
alienación, la inercia que impone el sistema capitalista que lucra con la
agroquímica venenosa disque en procura de maximizar las ganancias del cada vez
más “esclavizado y dependiente” campesino.
Descolonizar las
ideas… y las acciones:
Saber
ensamblar, en base a luminosas experiencias previas, un método pedagógico para dialogar y asumir las dudas de los docentes,
estudiantes y agroproductores, una “lógica
afectiva” para avanzar por las sendas y una reposada sensatez para asumir las relaciones interpersonales que se gestan
desde la “Unidad Básica Integradora
Proyecto”, representa un notable momento que es capaz de hablar de la
voluntad que moviliza a la comunidad ubevista aún abrazada a la afirmación de
los valores solidarios y a la apuesta por una educación para el trabajo capaz
de dignificar al ser y al espacio donde este se despliega sin estafa alguna.
Los
docentes que asistimos convocados a ser “jurados” de estas defensa de proyectos
concluimos en la necesidad de seguir acentuando los esfuerzos en esta red de
agroproductores para, desde la articulación de esfuerzos y desde el diálogo de
saberes insistir en las nuevas fases que desde ya aparecen en el horizonte para
cada uno de los estudiantes y agroproductores.
Es
el tiempo de arrimar(nos) al epicentro de la vida misma todas nuestras mejores
voluntades, afinando rigores, despertando asombros y compilando experiencias
que, sabemos, surcan nuestra matria desde hace varias décadas y de cuya “polinización”
requerimos para una praxis pedagógica no nada más coherente sino menos espesa y
almidonada a cánones donde abunda la soberbia jerarquizada y la nula humildad
so pretexto de reconocernos falibles. Nada más noble que aprender de continuo
para la solvencia de los inmensos dramas que la vida agitada, la vida
entrampada en la búsqueda de “oropel y lucro” nos impone de seguido.
Agradezco
este gesto que inaugura el mes de abril desde el convite al esfuerzo colectivo,
a l diálogo sin protagonismos y en donde la universidad como institución
académica es capaz de disolver sus aristas agudas para dejarse ensamblar sin
tensión en la maravilla cotidiana a la que siempre estuvo convocada pues ella
misma es suma de seres enlazados en común unidad. De allí que reconocer el
esfuerzo, la experiencia, la humildad y la capacidad de anfitrionía por parte
de los y las agroproductores de la red Apacuana sea un relevante paso con el que la UBV demuestra su capacidad dialógica
tan vital en estos tiempos donde no todas las respuestas están del lado del
poder constituido.
Finalmente
ofrendamos las imágenes de este domingo 2 de abril de 2017, domingo de trabajo y abrazo al
conocimiento agroecológico, humano, vital para no perder de vista lo que estas
experiencias suman al grande acervo de latencias, retos, movilidades capaces de
asumir la desafiante tarea de ser dignos de este tiempo y esta matria que nos
habita.
En el predio del agroproductor Félix Pérez. Camino de los Españoles.
En el predio del agroproductor Félix Pérez.
Vista de la vertiente sur del Parque Nacional Waraira Repano. Vía hacia la localidad de Galipán
Juntos en la elaboración del "sancocho"
El docente Raúl Albán nos da la bienvenida.
Annyeli Hernández durante su defensa.
Jayrelis Dehorta durante su defensa.
José Ramón Ramírez durante su defensa.
Edward Romero durante su defensa.
Los y las agroproductores, "maestros pueblo" atentos a la defensa de los proyectos.
Yarilin Alvarado durante su defensa.
Cinthia Hernández durante su defensa.
Carlos Martínez durante su defensa.
Yessenia Rivera durante su defensa.
Yeiker Palacios durante su defensa.
Luis Beleño durante su defensa.
Wendy Andrade durante su defensa.
Shexin Soraca durante su defensa.
Betzy González y Gerard Molina durante su defensa.
Williams Gonzalez durante su defensa.
Para mayor información sobre esta experiencia de trabajo agroecológico escribir al correo de la docente Lilia Ana Márquez Ugueto: lilianamarquezu@gmail.com
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