Sobre el 1er Congreso Venezolano de Agricultura Urbana y Peri Rural en el marco de la 1era Convención Nacional de Estudios Ambientales CONEA 2018. Universidad Bolivariana de Venezuela, Sede Caracas.
Más allá de la síntesis o resumen teorizado de nuestro hacer colectivo materializado, luego de ingentes esfuerzos de diversa índole, en la semana del 12 al 16 de noviembre de 2018 creemos vital socializar aspectos que tributarán en el corto y mediano plazo a ensanchar saldos organizativos vinculados a la promoción de la agricultura urbana y peri rural en clave agroecológica consciente de las redes interinstitucionales que, desde el poder constituido y la fuerza constituyente deben enlazarse para salvaguardar el proyecto histórico de revolución bolivariana del siglo XXI que encarnamos así como ayudar al parto de la necesaria ética biocéntrica, una ética ecosocialista.
Desde
la inauguración de la 1era Convención Nacional de Estudios
Ambientales CONEA 2018 así como del 1er Congreso Venezolano
de Agricultura Urbana y Peri Rural (CONVAUPER) se atizaron importantes
aspectos vinculados con la contextualización del desafío que representa erigir
colectiva y pluralmente el Ecosocialismo en un país megabiodiverso altamente
hostigado interna y exógenamente por fuerzas aliadas al imperialismo y a su
praxis economicista capitalista neoliberal.
Los
aportes del debate asumido sobre el Ecosocialismo en el Primer Foro Central
titulado “Ecosocialismo: Debates entre ambiente y desarrollo” hacen más
nítida la exigencia de traer al presente las lecciones que el mismo Presidente
Chávez, de puño y letra, ofrendó en el Plan de la Patria 2013 – 2019 asociadas
fundamentalmente al Quinto Objetivo Histórico. En este Foro Central destacaron los siguientes ponentes: Josué Lorca, viceministro de del Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo y Prrsidente de Inparques, el ecomilitante Miguel Ángel Núñez, el rector de la Universidad Experimental de los Llanos Rómulo Gallegos, José Luis Berroterán, el ecomilitante José "Pepé" Galatro y el investigador y docente de agroecología en la UBV Raúl Albán.
Como línea política fundamental que surge de este primer foro entendimos que es imperativo rescatar, revalorar, sistematizar, organizar y certificar los múltiples saberes populares de nuestr@s campesin@s, productores y tecnólogos populares que permanecen invisibilizados en nuestra geografía nacional. De igual manera y no con menor contundencia entendimos que necesitamos estar conscientes de que no se trata de introducir correcciones al sistema que creó la actual crisis ecológica, sino de educar para su transformación a partir de la pedagogía crítica y, en este sentido, se propone como espacio y tiempo de acción para la sumatoria de esfuerzos las aulas o Espacios de Aprendizajes Ecosocialistas de la mano de su proponente el investigador eco - militante Miguel Ángel Núñez.
Como línea política fundamental que surge de este primer foro entendimos que es imperativo rescatar, revalorar, sistematizar, organizar y certificar los múltiples saberes populares de nuestr@s campesin@s, productores y tecnólogos populares que permanecen invisibilizados en nuestra geografía nacional. De igual manera y no con menor contundencia entendimos que necesitamos estar conscientes de que no se trata de introducir correcciones al sistema que creó la actual crisis ecológica, sino de educar para su transformación a partir de la pedagogía crítica y, en este sentido, se propone como espacio y tiempo de acción para la sumatoria de esfuerzos las aulas o Espacios de Aprendizajes Ecosocialistas de la mano de su proponente el investigador eco - militante Miguel Ángel Núñez.
Las
disertaciones entre los desafíos macro y micro vinculados con la dimensión
ecosocialista dan cuenta de necesarias denuncias que, en el marco de la
autocrítica que hacemos desde la “acera” revolucionaria, debemos asumir para
enmendar enfoques y praxis aún ancladas en el pensamiento homogéneo, lineal y
unidimensional en nada cónsono con las dinámicas y cambiantes manifestaciones
de la ecosistémica glocal.
Debemos
ponderar entre nuestra participación en el concierto de las naciones que
conforman el sistema de Naciones Unidas sin perder la vital autodeterminación
en áreas vinculadas a debates sobre salvaguarda de la biodiversidad, el agua y
cambio climático toda vez que pudieran estarse gestando agendas en donde, tras
la búsqueda de diagnósticos y análisis homogeneizantes para acciones de
carácter general, estemos perdiendo el acervo de opciones, desafíos y
respuestas que en escala local somos y seremos capaces de ofrendar-nos.
En
relación al avance de la frontera agrícola sabemos que aún no se están
desplegando al 100% el uso de imágenes satelitales (Satélites Miranda y Sucre)
y se ha propuesto para ello la masificación en comunidades para hacerlos
usuarios, previo diálogo de saberes en horizontal integralidad, y así
materializar el empoderamiento de esta información para “aterrizar” los datos
desde acciones comunitarias enlazadas a políticas públicas de “acupuntura” y
mitigación de la erosiva manifestación de la tala y quema generadas por vía
antropogénica.
La poca
capacidad de almacenamiento de agua en los embalses a escala nacional
evidencian desafíos para la distribución del agua en el país con su consecuente
impacto en la economía de escala comunal y escala agroindustrial vigentes en el
actual contexto socioeconómico que vivimos.
Debemos
hacer el Estudio del Balance de Carbono (Relación entre Absorción y Emisión de CO2) a escala nacional toda vez que como país extractor (y no productor) de
petróleo y demás hidrocarburos tenemos responsabilidades a asumir vinculadas a
la emisión de gases de efecto invernadero lo que nos hace partícipes del Anexo
A en la COP.
De allí
que nos exijamos mirar prospectivamente la realidad que hacemos y que, de
manera dialéctica, “nos hace”. Es vital y fundamental disminuir la marcha o la
“gran aceleración”, por la utilización de los servicios y elementos de nuestra
naturaleza, esa que también somos. Para preservar la vida también debemos saber
usar la tecno ciencia de manera sensata y equilibrada.
En
clave colectiva surgieron en este primer Foro Central importantes interrogantes
para atizar reflexión:
1)
¿Cómo siendo críticos al extractivismo (en permanente usufructo de la
naturaleza cosificada – hecha mercancía / recurso a ser explotado) debemos
desplegar opciones de transformación de estas duras realidades?
2)¿Cómo
resolver la ecuación, ahora tensa, la vital y necesaria política pública de
desconcentración de las principales ciudades del país versus la
reconcentración ahora evidenciada?
3)¿La
lucha para la salvaguarda de la Selva Tropical del ahora Parque Nacional
Caura cómo se conecta ó desconecta de las denuncias que en simultáneo se
atizaron en relación al Proyecto del Arco Minero del Orinoco?
Toda vez
que esta simultaneidad reveló que sí existen, en el peor momento del hostigamiento
al país, movimientos ecologistas capaces de plantear propuestas de salvaguarda
a la biota y ecosistémica sin caer en la
acomodaticia y erosiva retaliación al poder constituido siendo incapaces de
ofrendar canales nítidos de acción conjunta entre el pueblo denunciante y el
poder constituido aún presa de praxis tecnocráticas de carácter cosificante de
lo natural.
4) En
cuanto a la paradoja de la Energía – Ecosistema urge el reimpulso de los
Parques Eólicos ubicados en las Penínsulas de Paraguaná y la Guajira en el
occidente venezolano para ayudar a robustecer la distribución de energía
eléctrica en períodos de padecidos sabotajes al sistema eléctrico nacional a
partir de la fuerza eólica que ofrendan los constantes vientos alisios que
llegan a nuestra costa norte en la fachada Caribe.
Así, en
el envión necesario de resignificación del pensamiento Ecosocialista del
Comandante Hugo Chávez entendimos que “de lo imposible debemos hablar” en clave
autocrítica capaz de integrar visiones complementarias que aportan enfoques
otros para el avance de la materialización colectiva del 5to Objetivo Histórico
del Plan de la Patria, ahora relanzado al período 2019 – 2025.
Los
días sucesivos a la inauguración de la 1era CONEA 2018 centraron el
debate en la propuesta que, en términos categoriales, apuntala el 1er
Congreso Venezolano de Agricultura Urbana y Peri rural, que no es más que la
Peri ruralidad como una necesaria apuesta no nada más de visibilizar una
realidad cosmovivencial propia de los espacios rurales sino como importante
debate vinculado a considerar cómo la ordenación urbanística y su lógica
fordista de producción desde la cosificación de lo vivoa la par de promover la
especulación inmobiliaria, la inseguridad y la des-planificación urbana fue capaz
de amenazar las tierras agrícolas productoras del alimento consumido en las
urbes.
Conscientes
que el derecho al campo y derecho a la ciudad son dos caras de la
misma moneda: el derecho a existir en el territorio, creemos que es
vital incorporar en nuestro léxico y en el accionar agroecológico cotidiano las
dimensiones asociadas a la peri ruralidad y a las áreas de interés específico
para tierra y alimento como nuevas categorías territoriales que en el tiempo
constituyente que nos estamos dando como pueblo y fuerza constituyente debemos
aupar para sumarlas al texto constitucional de la República Bolivariana de
Venezuela.
Como aportes de nuevas categorías territoriales
surgen:
1)
Zona Peri-rural: Área
próxima a zonas urbanas, de interfase entre lo rural y lo urbano, donde
prevalecen una identidad, cultura, relaciones económicas y sociales rurales,
donde se realiza por vocación, asignación y capacidad de uso del suelo, la
actividad agrícola (vegetal y animal), bien sea en unidades de producción
familiares o colectivas y que cuenta en parte o en su totalidad, con
infraestructura de servicios propios o por extensión de las zonas urbanas, sin
que ello implique cambio de uso del suelo, sin perjuicio de instalar
infraestructura de equipamiento de servicios y tecnologías complementarias a la
actividad agroproductiva, contemplando su desarrollo armónico con el entorno
natural.
La
categoría Peri rural como zona de interfase se vincula a lo identitario
y a la dimensión cultural que, como acervo, aún se mantiene pese a los grandes
esfuerzos desplegados por la alienación gestada en las urbes desde los medios
de difusión masiva, refuerza actitudes autogestionarias, libertarias y
campesinas capaces de sumar aportes de valiosa cuantía a la hora de trascender
la economía rentista basada en la extracción de hidrocarburos del subsuelo.
2)
Área de Interés Específico para Tierra de Alimento*
Son
territorios para la protección de las tierras con vocación, aptitud y uso para
la producción agrícola; tierras sembradas, a sembrar y para la cría; de
importancia estratégica para la seguridad integral de la nación, a través de la
planificación y gestión dentro de las ciudades, su entorno y la zona peri rural,
bajo los principios de transgeneracionalidad y corresponsabilidad entre el Estado
y el Poder Popular para una agricultura sustentable indoafrocampesina
respetuosa del ambiente.
* Decreto
con Rango, Valor y Fuerza de Ley de
Regionalización Integral para el Desarrollo socioproductivo de la Patria
La campesinización
de la urbe entendida como garantía de acervo cultural capaz de asumir el
reto de sembrar, en clave agroecológica, en las congestionadas ciudades forma
parte de un inédito y creciente proceso que debemos realzar y aupar para que
desde el poder constituido y desde el envión y fuerza constituyente no
desfallezca antes de alcanzar importantes cambios en la cultura que se hace
cotidianamente en vínculo con debates y desafíos trascendentales que nos
religan con lo humano en tiempos de lucha contra el capital.
Contemplar
un desarrollo armónico con el entorno natural en complementariedad con la
actividad agroproductiva de mediana y gran escala no debe estar reñido con la
asignación y capacidad de uso de suelo desde actividades agrícolas (animales
/vegetales) bien sea en unidades de producción familiares o colectivas que
cuenten en parte (o en su totalidad) con infraestructura de servicios propios o
por extensión de zonas urbanas sin que ello implique cambio de uso de suelo.
De
igual manera convenimos en debatir y sumarnos con fuerza a la Propuesta de modificación del artículo 300 de la CRBV:
“Una ley Especial desarrollará la planificación a escalas nacional, regional, subregional y local,
mediante un sistema de planes integrados e integral con participación del poder
popular en su formulación, y sustentada
en las potencialidades y restricciones del territorio.
La Ley Especial establecerá los criterios para identificar unidades
geográficas de gestión, que se constituyan en entidades funcionalmente
descentralizadas para la realización de actividades sociales o empresariales,
con el objeto de asegurar la razonable productividad económica y social de los
recursos públicos que en ellas se inviertan, a través de sistema de planes. Las
unidades geográficas permitirán
potenciar el alcance productivo del país, a través de las distintas escalas de
planificación espacial y la especialización y complementación productiva entre
los territorios. Entre estas entidades se encuentran, las Regiones,
Subregiones, Zona de Conocimiento Productivo, Zona Económica Especial, Distrito
Motor de Desarrollo Corredor y Áreas de Interés Específico”.
He allí
un desafío que desde el Programa de Formación de Grado en Agroecología (Eje
Geopolítico Cacique Guaicaipuro de la Universidad Bolivariana de Venezuela)
estaremos, desde el aula con estudiantes y docentes en capacidad de asumir de
manera conjunta con la Asamblea Nacional Constituyente y el pueblo campesino,
pescador constituyente.
Es así
como la nueva categoría Peri rural nos obliga en dignidad a trascender la
perversa lógica de planificación urbano céntrica. Las propuestas de concreción
en el territorio fueron debatidas en el marco de nuestro 1er
CONVAUPER, desde la ponencia de las compañeras Guiomar Rodríguez y la campesina
y constituyentista Emma Ortega titulada: “Territoralidad y Alimentos, Autonomía campesina y Transformación Agraria" y, en ese sentido se
ofrenda lo siguiente:
Planificación
y ordenación del territorio para la producción de los agro alimentos
A lo largo de
ésta reflexión y construcción de propuestas para la defensa y preservación de
las tierras agrícolas y su uso, se han trabajado 3 escalas territoriales, las
cuales se complementan, a su vez se han generado propuestas de planes para esas
escalas, siendo éstas la nacional, la municipal y la comunitaria, este última
puede abarcar un consejo comunal o una comuna u otra forma de organización del
poder popular.
Para cada una
de éstas escalas se proponen 3 planes para la concreción en el territorio, no
sólo de la preservación de la tierra agrícola como derecho madre de las y los
campesinos, sino también para el impulso de un nuevo modelo de agricultura
indoafrocampesina de carácter sistémico transgeneracional, con apoyo
institucional y financiero.
PAIETA Plan Especial de Áreas de Interés Específico
para Tierras de Alimentos en el marco de la agricultura urbana a nivel nacional
PAM Plan Agroalimentario Municipal y el PAL Plan
Agroalimentario Local.
Como
aportes vinculados al área temática Agricultura Urbana (Peri Rural) y Políticas
Públicas los trabajos vinculados al Programa “Todas las Manos a la Siembra”
en el Estado Miranda se vinculan con la producción artesanal de semillas
(gámicas y agámicas) impulsada desde campañas regionales de ensemillamiento
desde la instituciones educativas, circuitos escolares, las parroquias y
municipios). Reforzando la propuesta pudo evidenciarse como la metódica “Una
semilla de mi casa para la escuela” y “Del comedor para el Conuco” logran
activar a la comunidad de aprendizaje en la acción conjunta de vínculo a la
naturaleza y a la soberanía agroalimentaria.
Los
logros y alcances del Programa “Todas las Manos a la Siembra” en el Estado
Miranda se relacionan alcanzar una alimentación “Sana, Segura, Soberana y
Sabrosa” donde la escuela ha sido el pretexto para llegar a la comunidad
agroecológica y donde desde la praxis de ensemillamiento, cuido y cosecha de
especies vegetales se logra trascender lo ideológico político para sumar a la
dimensionalidad agroproductora de pequeña y mediana escala sin dependencia a
insumos agroquímicos.
Esta
programa reivindica la Educación Popular y, desde el Colectivo de Formación Permanente “PTMS” se asume la
Investigación Acción Participativa INVEDECOR (Investigar, Educar, Comunicar
y Organizar) pues desde el triángulo Familia, Escuela y Comunidad se refuerza
la organización, la formación y la producción obteniendo como logros:
11 RDE
(258 circuitos) con un plan de Formación Permanente en Agroecología y, sólo en
el Municipio Sucre del Estado Miranda, se cuenta con 502 conucos en proceso con 426 conucos ya
consolidados y un porcentaje de conucos por regiones educativas de 40.97% lo
que nos revela que el Conuco está asociado a fuertes condicionantes culturales
que hacen que en municipios altamente
urbanizados no haya avances importantes de los conucos escolares como avance
del Programa “Todas las Manos a la Siembra”.
Si
hemos entendido y nos sumamos al desafío cultural (pleno de la
interculturalidad vinculada a que somos un estado pluricultural y multiétnico)
para la insurgencia de la ética ecosocialista, el no repensar estos datos desde
el prisma del apoyo a este programa educativo / productivo de alcance nacional,
hará más cuesta arriba el avance tangible e intangible de la cultura
ecosocialista cimentada desde loas aulas de clase en abrazo con la familia y la
comunidad de aprendizaje. Que el conuco sea curriculo, más allá de norma y/o
política pública educativa debe ser zona de confluencia de importantes
propuestas que estén en capacidad de tributar para el avance del mismo a lo largo
de la enseñanza de nuestros niñas, niños, jóvenes en período formativo escolar
y así hacer realidad la senda: Ser, Hacer, Convivir y Producir o
la variante practicada de Caminar, Cayapear, Conuquear, Cocinar y
Cimarronear.
El
avance de las presentaciones orales vinculada al área temática Agricultura
Urbana (Peri rural) y Educación Popular, Educación Comunitaria y Educación
Campesina nos permitieron evidenciar cómo se sientan de manera paulatina las
bases para la economía comunal a partir de experiencias generadas por la
Escuela Agrourbana “Saber y Siembra” y el Movimiento Agro urbano “Siembra
Venezuela” quienes desde los programas “Ciudad Conuco”, “Saber y Siembra” y “Eco
voces” promueven la organicidad comunitaria hacia la dimensión de agricultura
de guerra con actividades -cayapas , sancochos- donde la comunidad sea actor
fundamental capaz de transformar su realidad hacia horizontes de menor
dependencia capitalista. El vínculo con los nuevos espacios de habitabilidad en
la ciudad conocidos como urbanismos donde sea viable la máxima de “producir más
por unidad de superficie sin trastocar los ciclos de la naturaleza que nos
incluye”.
La
propuesta vinculada con la medición de indicadores psicosociales para
proyectos socio – productivos fue también una importante presentación
apreciada por estudiantes de los Programas de Formación de Grado en
Arquitectura y Agroecología sirviendo la misma para atizar debate sobre la
necesidad de considerar la conciencia humana religada a espacialidades donde se
están desplegando vínculo conjunto con comunidades. Entender el sentido de
comunidad, de pertenencia a sistemas de símbolos compartidos así como de
identidad y/o satisfacción conjunta de necesidades estimula la aparición de
otras lecturas de la dimensión de lo comunal y de la comunicación efectiva y
afectiva a desplegar para el logro de metas colectivas vinculadas con la
proyección establecida en conjunto a consejos comunales y/o comunas.
El
segundo Foro Central titulado “Ciudad Ecosocialista, un reto de
sostenibilidad, buen vivir y producción agrourbana” fue propicio para
posicionar un debate necesario vinculado a la paulatina materialización (y su
correlato espiritual vinculado a valores y principios alternativos al sistema
capitalista) de la ciudad posible ajena a la taquicardia, individualismo y
cosificación mercantilista de los actos cotidianos vivenciados junto a la
población urbana cada vez más creciente en un espacio finito y de trastocada
des-planificación. En ese sentido el compañero Humberto Duque, comunicador social
y bici militante, con su ponencia “La bicicleta como medio de transporte
ecosocialista” nos permitió entender aristas de alta dimensión política
vinculada con el medio de transporte con tracción a sangre conocido como
bicicleta.
Los
puntos a desarrollar por el joven entusiasta del Movimiento Ciclista Caraqueño
fueron:
·
La bicicleta como movimiento político del mundo
en las últimas décadas y su impacto.
·
Movimientos de ciclistas urbanos,
·
Colectivos de ciclistas urbanos,
·
Infraestructura (bici estacionamientos y ciclo
vías),
·
Saldos políticos,
·
Actividades formativas y recreativas,
·
Turismo ecosocialista puro.
En el
marco de los movimientos ciclistas urbanos se pudo evidenciar que sus más
grandes desafíos se vinculan a:
·
Promover el uso de bicicletas a través de
guerrillas comunicacionales como por ejemplo pan cartas, páginas en redes
sociales y eventos públicos, entre otros.
·
Organizar bici escuelas urbanas, talleres de
mecánica popular, rodadas, participación en las marchas, en las ciclo nudistas
mundiales y hacer paseos a parques recreacionales y nacionales, llevando la
práctica un turismo ecosocialista.
·
A la
par de estos desafíos a lo interno de los movimientos ciclistas insertos en la
urbe que actualmente habitamos, surgen interesantes contradicciones asociadas
con:
·
Falta de respeto a las ciclo vías por parte de
instituciones y transeúntes.
·
Vacío legal que existe para proteger a los
ciclistas.
·
Medidas excluyentes contra el ciclista de
instituciones privadas y públicas.
·
Altas tarifas en terminales aéreos y terrestres
para viajar con bicicletas.
·
Maltrato de parte de vigilancias.
·
Gerencia equivocada de todas las inversiones del
estado para promover el ciclismo urbano.
Desde
el punto de vista propositivo destacan:
·
Reproducir el proyecto de bici club en todos los
urbanismos.
·
Plan de Caracas rueda
libre, sistema de préstamo de bicicletas y las ciclo vías.
·
Sean manejadas por ciclistas urbanos que conocen
y viven la realidad del día a día.
·
Vencer medidas colonialistas en las instituciones
privadas o públicas que dificultan que el ciclista urbano pueda trabajar o
hacer vida en estos espacios.
·
Creación de un marco legal que proteja al
ciclista y deje de ser prohibido en calles, avenidas o autopistas.
·
Reglamentar tarifas en terminales aéreos o
terrestres para equilibrar los costos para viajar con una bicicleta.
·
Eliminar políticas dentro de parques
recreacionales y nacionales que prohíben el ingreso y uso de bicicletas.
Así,
paulatinamente, se fue esbozando una ciudad otra para el libre tránsito por
entre sus espacios y tiempos sin que el automóvil (carro) fomentado por la
cultura del petróleo imperante y la política de subsidio a la gasolina se erija
como opción única de transporte en la urbe. Zafarnos del carro centrismo en envión paulatino, gozoso y de elevada consideración por la ciudad que somos
y merecemos se convirtieron en importante aporte en el marco de este Foro
Central para pensarnos en una ciudad ecosocialista cada día más cercana y menos
desdibujada por duras y penosas realidades gestadas por el afán de lucro del
sistema capitalista neoliberal que nos agobia.
La
importante investigadora y grande aliada del proyecto histórico encarnado en la
revolución bolivariana que es Judith Valencia nos permitió en sereno fraseo
entender el por qué y para qué de la ciudad ecosocialista problematizándonos
desde un “alto vuelo” intelectual, sentido pues ya que nos obliga el desafío
del 5to Objetivo Histórico asociado a la contribución en preservar la vida en
el planeta y a salvar a la especie humana, es vital no olvidar en este
desafiante objetivo que la salvaguarda de la biodiversidad y la salvación de
nuestra especie humana es desde un esfuerzo pedagogizante, pleno que sea capaz
de revitalizar lo que nos hace humanos y vinculados al tapiz multicolor de la
vida. Qué imaginario estará vigente mientras asumimos en colectivo esfuerzo la
materialización desafiante de salvar la vida en este planeta que nos incluye
como receptáculo vital. No perder de vista esto fue el sencillo aporte que nos
deja la profesora investigadora Valencia toda vez que, ocupados en llegar a
metas de corto, mediano o largo plazo perdamos de vista el re encuentro que
estamos llamados a concretar para sabernos herederos de acervos culturales que
fueron y son capaces aún hoy en día de no relacionarse con la naturaleza de
manera jerárquica y sí de manera armoniosa y sabia.
Qué de
la sabiduría robinsoniana nos permitirá ensanchar la máxima de mayor suma de
felicidad posible en las ciudades que nos habitan y habitamos si aún somos
hijos civilizatorios de una intoxicada manera de vincularnos con nuestros
semejantes y con la distanciada y desvinculada otredad que representa la
naturaleza mercancía, la naturaleza recurso que “nos rodea” y no “nos incluye”.
Las palabras retumbaron en un auditorio atento, “electrizado” por la
contundencia de su pensamiento leído en comunidad.
Posterior
a estas reveladoras verdades contamos con la participación de la actual
Ministra del Poder Popular para la Agricultura Urbana (MinPPAU) Mayerlin Arias
quien ahondó en el tema relacionado a transformar los cordones de miseria
adosados a las urbes capitalistas surgidas en Venezuela a partir del boom
petrolero hacia barreras ecológicas productivas capaces de abastecer
agroecológicamente a los habitantes de la urbe.
Su llamado a producir no nada
más rubros alimenticios sino dignidad y conciencia desde el hacer cotidiano reveló
el reto que no nada más desde el poder constituido habrá de definirse toda vez
que ya contamos con leyes del poder popular y, mucho más importante, con la
voluntad de materializar este desafío. En ese sentido la compañera ministra
asumió el respaldo a la construcción de un Plan de Agricultura Urbana a escala
nacional donde tengan cabida “aportes desde abajo” y así, en gestión compartida
asumir la planificación estratégica donde las comunidades, sus lógicas
económicas “otras”, sus desafíos políticos, sociales y culturales sean capaces
de “ecuacionar” y dar solvencia al autoabastecimiento, a la salud desde la sana
alimentación y así se territorialice, desde lo singular de cada espacio
comunitario creciente, las ideas y anhelos de las organizaciones comunitarias
convertidas en fuerza constituyente y en Poder Popular Productor de alimentos y
opciones ecosocialistas de vida digna.
El
tercer Foro Central titulado: “Comunas,
Agroecología y Motor Agroalimentario como complementos productivos del pueblo
venezolano” contó con la participación de importantes y atentamente
escuchados ponentes tales como la constituyentista Emma Ortega, el comunero
agroecológico José Leonardo Salazar, el constituyentista y economista Julio
Escalona y la antropóloga Iraida Vargas Arenas.
Cada uno de los aportes fue trenzando lo relevante de este tiempo de
insurgencia y, más allá de la resistencia tantas veces proclamada, tiempos de
insistencia creativa capaces de dar testimonio, desde escalas particularísimas
hasta detallada s teorizaciones de amplio espectro que revelan sin duda alguna que Venezuela
vive un momento de reajuste y de transición paulatina y no menos turbulento
aleccionamiento colectivo que nos ha llevado a indagar en la profunda senda que
nos conecta con un pasado colectivo de vivencias y producción simbólica que es
capaz de extenderse a más de 15 mil años y que en retrospectiva sirve como
vital referente para apuntalar los desafiantes días que nos definen a escala
nacional – continental.
La
lucha campesina contra el despojo latifundista fomentado por las élites
familiares que desde la colonia aún siguen insistiendo en el dominio y control
de la población venezolana, otrora como mano de obra hoy como población
consumidora de sus productos; la inseguridad creciente que devela el
desmantelamiento de las políticas de apoyo y robustecimiento al sector
campesino productivo por parte del Poder Constituido a la par del avance de las
fuerzas de ultraderecha y sus operadores políticos violentos, fascistas develan
un escenario que pospone y hace cuesta arriba la apuesta productiva desde el
campesinado nacional. Las recientes movilizaciones desde los espacios rurales
hacia la capital en lo que se denominó la Marcha Campesina Admirable son
aspectos a considerar para entender algunas aristas del complejo tema asociado
a la producción en el campo, a la producción agroecológica aún pendiente en
medio de este convulso escenario atizado por el hostigamiento de la derecha
nacional y exógena a la propuesta histórica de reivindicación del campesinado y
su producción.
Desde
la apuesta por una Ecología del Bienestar hasta las duras denuncias que ha sido
capaz de sostener con su intachable autoridad moral, el constituyentista Julio
Escalona dejó en los atentos escuchas su fraseo reflexivo, su invitación a
repensarnos en actos plurales que sean capaces de tejer en redes afectivas y
efectivas soluciones que sean capaces de trascender la cotidianidad impuesta
por la guerra económica inducida. Con sumo detalle el economista nos llevó a
entender porqué una visión tecnocrática, alejada de las latencias de
campesinos, pescadores y urbano productores pueden erosionar el impulso que
desde el Plan de Recuperación, Prosperidad y Crecimiento Económico se vienen
apuntalando con la idea de estabilizar la economía venezolana. El poder
constituido debe ser capaz de entender que la población no es mera receptora de
productos traídos a la patria desde la importación y el subsidio pues
casualmente lo que deseamos trascender (entiéndase cultura amparada en la renta
proveniente de la extracción y exportación de petróleo y otros hidrocarburos)
se estaría reforzando en el imaginario, en el quehacer cotidiano y es allí
donde sería más arduo en posteriores escenarios poder dar solvencia pues
hablamos de una cultura de dependencia exacerbada y contenida sin elevar dignos
debates que puedan al menos problematizarla, reconocerla para darle solvencia
paulatina y desde un hacer plural.
La
subjetividad presente en las comunas “tejida” cotidianamente desde los
comuneros que se juntan es prueba de la herencia asumida para la insistencia (o
re existencia) que terminará de configurar haceres, decires, saberes y sabores
otros ajenos a los que la cultura especulativa y de canibalismo ha sabido
permear en cada resquicio de la vida actual. Los desafíos siguen siendo
inmensos pero los mismos están siendo asumidos en urbanismos, barriadas,
universidades, liceos, escuelas, organizaciones comunitarias capaces de
establecer otras lecturas de la real realidad sin hacerse mayormente
dependientes del estado liberal burgués (aún existente) y ensanchando la
participación y el protagonismo desde el endodesarrollo que es la única senda
capaz de quebrar al clientelismo partidista y a la cultura de dependencia
sembrada desde el boom petrolero hasta nuestros duros y desafiantes días.
La
tarea por tanto está siendo adelantada por el Poder Popular desde sus más
coloridas, dolorosas y luminosas experiencias: “(...) El Poder Popular está
representado, hasta el presente, por
1.878 comunas que integran aproximadamente 40.035 Consejos Comunales, 1.294 Salas de Batalla
Social que ejercen la coordinación entre todos ellos, 28.791 movimientos
sociales y 71.521 redes de organizaciones creadas bajo el impulso de la Revolución
Bolivariana, sustentadas en las diversas misiones sociales que han transformado
profundamente la realidad venezolana”(Sanoja y
Vargas, 2018).
Estas cifras no son meras
estadísticas con las que se aspira quedar bien ante un orbe àvido de
informaciones que, la más de las veces, no terminan de ofrendar idea en justa
contextualización, de las luchas y de las nuevas espacialidades y
temporalidades creadas “desde abajo” desde otras lógicas con latencias
sentipensantes plurales capaces de adaptarse (haciendo gala de una notable
resiliencia cultural) al hostigamiento que plantea de seguido, sin cesar, el
sistema capitalista (aún vigente).
Esta capacidad de crear territorios desde otras lógicas, más comunitarias, menos egoístas sin duda revelan esas “otras ciudades”, esos otros “espacios y tiempos” donde ya mismo no solamente es posible sino factible la puesta en marcha, el despliegue de renovados esfuerzos capaces de avanzar con imaginarios, símbolos, en la concreción de un sistema de valores que tribute enormemente en la común unidad ecosocialista antas veces pospuesta.
Esta capacidad de crear territorios desde otras lógicas, más comunitarias, menos egoístas sin duda revelan esas “otras ciudades”, esos otros “espacios y tiempos” donde ya mismo no solamente es posible sino factible la puesta en marcha, el despliegue de renovados esfuerzos capaces de avanzar con imaginarios, símbolos, en la concreción de un sistema de valores que tribute enormemente en la común unidad ecosocialista antas veces pospuesta.
A modo de conexión entre
lo antes dicho, los autores Sanoja y Vargas (2018) revelan que: “El sistema
comunal no constituye una invención fortuita de la Revolución Bolivariana, por el contrario, como
lo muestran las investigaciones antropológicas llevadas a cabo por nuestro
grupo de trabajo, la cultura comunal se asienta en antiguas tradiciones
comunitarias originarias venezolanas. Las comunas, que constituyen la forma
espacial concreta que adquiere la resistencia popular contra el capitalismo, están fundamentadas en la
propiedad social, en la acumulación colectiva de conocimientos y experiencias,
la estructuración socio – espacial de las fuerzas y agentes, el arraigo a la
comunidad y las identidades cultural y de clase”.
Vinculado
al cuarto Foro Central titulado: “Cultura alimentaria, geohistoria y
descolonización” los debates atizados son, al igual que los anteriormente
detallados, de suma importancia pues ayudaron a esbozar un interesante vínculo
con la herencia develada desde el más minucioso registro arqueológico y
antropológico hasta las actuales culturas geohistóricas presentes en la
Venezuela revolucionaria del siglo XXI. El análisis geohistórico nos permite
entender cómo fuimos en cuanto a pueblos desafiados por contingencias
ecosistémicas y cómo fuimos estructurando respuestas a las necesidades de los
colectivos presentes a lo largo y ancho de la geografía conocida como
Venezuela. Cómo fueron los primeros pobladores de nuestra espacialidad matria,
cómo se establecieron vínculos con las especies vivas no humanas para potenciar
la sobrevivencia fueron interesantes ideas debatidas por los ponentes Arturo
Jaimes (antropólogo docente de la Universidad Bolivariana de Venezuela), Carlos
Ramírez (médico e investigador genetista del Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas y de la Universidad Venezolana de Venezuela),
Estalina Báez Ramírez (investigadora en el área de la biología molecular,
nutricionista del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas) y Mario
Sanoja Obediente (antropólogo, arqueólogo, y destacado investigador de la geohistoria
venezolana).
¿Cómo
entendernos desde un acervo de pueblo milenario que tiene en el hacer colectivo
y en la idea y praxis de la común unidad su más robustecido talante para asumir
tiempos de hostigamiento, tiempos de exacerbación de las individualidades más
terribles?; ¿Cómo pedagogizar con efectividad el retorno a la “semilla”, a los elementos
naturales autóctonos y nunca alternativos?; ¿Cómo volvernos hacia una dimensión
donde la fuerza natural tenga cabida plena sin escamotearle ofrenda alguna
desde rígidas, planificadas y tecnocráticas visiones de usufructo provenientes
del proyecto civilizador moderno?; ¿Qué
manufacturas, qué tecnologías y qué ciencias populares son las que nos
revitalizaran en el momento de mayor demanda creativa, pluriétnica y
multicultural?
La
ponencia “Geopolítica de la Alimentación en Venezuela” del investigador Arturo
Jaimes nos atizó toda vez que para entender la soberanía alimentaria es vital
entendernos en una geografía tropical biodiversa donde las diversas poblaciones
aborígenes fueron capaces de generar especies vegetales nuevas así como las
manufacturas capaces de extraer el maimo rendimiento alimenticio a las mismas.
El estudio de los yacimientos arqueológicos a lo largo y ancho de Venezuela han
permitido entender esto sin embargo el
memoricidio colonizador y neocolonizador han incidido para desconocer este
acervo liberador. La imposición de una dieta mediterránea provenientes por los
primeros colonos y luego desde los euro descendientes permitió entender el
eclipsamiento premeditado de otras culturas alimentarias de raíz indígena y
afrodescendiente todavía presentes y en espera de una mayor divulgación de sus
saberes y sabores.
La
exploración por parte de piratas, corsarios y filibusteros en el Caribe en
tiempos de la Colonia se debieron fundamentalmente a partir de la expansión
asociada a la comercialización del ron que, proveniente de la caña de azúcar de
las grandes plantaciones, dinamizó la terrible importación de esclavizados
provenientes del continente africano originando así un tensionante conflicto
socio cultural por el interés economicista vigente. De la mano del ron y el
azúcar vienen las y los negros a los ingenios (plantaciones azucareras) De los
Amos del Valle a la actual Fedecámaras, Consecomercio y Agroindustria (Alimentos Polar, Ron Santa Teresa) cabe un
estudio que sea capaz de evidenciar cómo se mantiene una linealidad de dominio
que pasa por esclavizar los cuerpos, las mentes, los sabores y saberes de la
mano del poderío bélico provenientes de los imperios de ayer y hoy.
A
partir de un detallado mapeo de los orígenes de las primeras regiones de
diversidad de cultivos agrícolas pudimos entender los actuales monopolios de la
agroindustria planetaria que, a modo de tentáculos, definen la homogeneización
alimentaria y la mercantilización de la alimentación.
Una
inteligente aproximación a nuestra realidad continental suramericana,
específicamente en el país cercano de Colombia, pudimos ver cómo se da una alta
coincidencia entre los departamentos (provincias geográficas) donde ganó la
opción contraria a los diálogos de paz entre el Estado Colombiano y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia Ejercito del Pueblo (FARC – EP) y dónde se
encuentran distribuidos los alimentos
modificados genéticamente. Allí una arista clave para entender que la
mercantilización del alimento viene de la “mano invisible” del mercado
capitalista neoliberal altamente expoliante de la vida humana y no humana.
Nutrirnos
desde opciones alimentarias sanas pasa por entender que el alimento ha sido
vuelto mercancía y desde él se desatan guerras para derribar proyectos de vida
ajenos a la lógica capitalista neoliberal. Este debate fue también asumido en
la continuación, ya en el último día del 1er Congreso Venezolano de
Agricultura Urbana y Peri-rural, por la investigadora y militante del Colectivo
Semillas del Pueblo Ana Felicien, quien nos planteó un debate clave entre la justicia alimentaria y la
elitización, desafíos de la agroecología urbana en el contexto de guerra
alimentaria. A partir de una estadística proveniente del mismo Ministerio del
Poder Popular para la Agricultura Urbana (MinPPAU) donde se habla de 29.836
unidades de producción urbanas inscritas en el Registro Nacional de Agricultura
Urbana sólo 8.825 se encuentran activas.
La
investigadora destacó que la agricultura urbana está por encima de otras
agriculturas como la agricultura indígena y la agricultura campesina y destacó,
de manera muy relevante, que la agricultura urbana tiene su origen y su sostén
en la realidad histórica que deriva del éxodo campesino generado por el boom
petrolero a mediados del siglo pasado.
Situando
el debate en la Venezuela actual donde más del 90% habita en las ciudades la
compañera Felicien abordó los patrones de consumo e indicó que los mismos se
encuentran altamente colonizados y son altamente dependientes de importaciones.
De igual manera reveló que se está imponiendo un proceso de gentrificación (elitización) que no es
más que el encarecimiento del costo de los alimentos como resultado del
incremento de la demanda de productos que se convierten en tendencias
alimentarias entre los estratos mejor posicionados socioeconómicamente.
A
partir de estudios de Quasel (2009), Cadieux y Slocum (2015) vinculados a la
Justicia y Soberanía Alimentaria pudimos entender el gran pulso que se está
imponiendo y en el cual debemos tomar partido como Universidad y como
ciudadanos prosumidores. Es vital, propone la investigadora Felicien establecer
monitoreos de la “elitización” de los alimentos en Venezuela donde marcas como
Café Paramo, Tienda Bio Orgánica y los productos “Casabe Gourmet” (foodies) etiquetados como Gluten Free
son los primeros en destacarse como rubros comerciales a monitorear.
Con la lectura de la historia de vida del campesino Williams González pudimos, sensiblemente, entender cómo se dio el asalariamiento del periurbano configurado en la Hacienda que fue y ahora es el Municipio El Hatillo del Estado Miranda. Ese proceso de “blanqueamiento” o “gentrificación social” tiene su impronta en la dermis, en la conciencia y en la configuración socio cultural, política y económica de este municipio y en pobladores como Williams de quienes fuimos testigos, entendiendo su historia, cómo va en simultáneo avanzando el ensanchamiento de la urbe capitalista que ha sido Caracas y su voraz fagocitación de espacios naturales que terminan siendo metabolizados por la cosificación impuesta violentamente por sobre la naturaleza y el trabajo humano.
Como
desafíos pendientes para la agricultura (agroecológica) urbana están:
·
Reconocimiento de su origen y
vinculación con lo campesino indígena.
·
Reconexión campo – ciudad.
·
Atención con el cumplimiento del
derecho a la alimentación.
·
Redistribución de bienes
comunes: Agua, Tierras, Semillas.
Es
así como desde estas palabras podemos hacernos una idea de los desafiantes
aspectos abordados durante la semana que, desde el lunes 12 hasta el viernes 16
de noviembre de 2018, nos religaron en esfuerzos creativos y atentas escuchas
para ensanchar, como ya hemos reiterado tantas veces, los saldos organizativos
que harán de nuestras aulas de clases, de nuestros trabajo de proyectos
académicos comunitarios y desde la ecomilitancia profunda, espacios y tiempos
para hacer tangible la posibilidad de la agricultura urbana en clave
agroecológica en las ciudades posibles (comunales y ecosocialistas) que nos
proponemos alcanzar en el futuro más cercano.
Sincero agradecimiento a todos los que de una u otra manera (directa o indirectamente) hicieron posible este esfuerzo, la materialización de este sueño que ha sido capaz de dejar una huella, desafíos y articulaciones en los días, meses y años por venir. A los docentes de nuestro Programa de Formación de Grado en Agroecología, los coordinadores del Centro de Estudios Ambientales CEA (nacional y regional) en las personas de Alexis Lozada y Dayana Ortíz, al equipo de estudiantes mujeres y hombres dedicados sin descanso y con gozo al arduo proceso de la sistematización de los diversos y simultáneos eventos de nuestro 1er Congreso Venezolano de Agricultura Urbana y Peri rural asi como el de la 1era Convención Nacional de Estudios Ambientales quienes, conducidos por la docente y filósofa Lilia Ana Márquez y el equipo del Centro de Estudios de Educación Emancipadora y Pedagogía Crítica (CEPEC) de la mano de su coordinadora Lezy Vargas, Alberto Serna y Aracelys Hernández. De igual manera y no menos importante a todo los integrantes del Núcleo Académico de Ecología Urbana (NAEU), el Núcleo Académico de Agroecología Política (NAAP), el Frente Nacional Ecosocialista por la Vida y las y los docentes provenientes de la Universidad Bolivariana de Venezuela Ejes Geopolíticos Cacique Mara (Maracaibo, Zulia) y José Leonardo Chirinos (Paraguaná, Estado Falcón) por haber estado a la altura de este desafío académico político de alto vuelo para ejercitar la fraternidad y el legado ecosocialista heredado del Presidente Hugo Chávez Frías.
Sincero agradecimiento a todos los que de una u otra manera (directa o indirectamente) hicieron posible este esfuerzo, la materialización de este sueño que ha sido capaz de dejar una huella, desafíos y articulaciones en los días, meses y años por venir. A los docentes de nuestro Programa de Formación de Grado en Agroecología, los coordinadores del Centro de Estudios Ambientales CEA (nacional y regional) en las personas de Alexis Lozada y Dayana Ortíz, al equipo de estudiantes mujeres y hombres dedicados sin descanso y con gozo al arduo proceso de la sistematización de los diversos y simultáneos eventos de nuestro 1er Congreso Venezolano de Agricultura Urbana y Peri rural asi como el de la 1era Convención Nacional de Estudios Ambientales quienes, conducidos por la docente y filósofa Lilia Ana Márquez y el equipo del Centro de Estudios de Educación Emancipadora y Pedagogía Crítica (CEPEC) de la mano de su coordinadora Lezy Vargas, Alberto Serna y Aracelys Hernández. De igual manera y no menos importante a todo los integrantes del Núcleo Académico de Ecología Urbana (NAEU), el Núcleo Académico de Agroecología Política (NAAP), el Frente Nacional Ecosocialista por la Vida y las y los docentes provenientes de la Universidad Bolivariana de Venezuela Ejes Geopolíticos Cacique Mara (Maracaibo, Zulia) y José Leonardo Chirinos (Paraguaná, Estado Falcón) por haber estado a la altura de este desafío académico político de alto vuelo para ejercitar la fraternidad y el legado ecosocialista heredado del Presidente Hugo Chávez Frías.
25
de noviembre de 2018.
3:08
p.m.
Msc. Nicanor A. Cifuentes Gil
Docente
Coordinador del Programa de Formación de Grado en Agroecología
Eje
Geopolítico Cacique Guaicaipuro
Universidad
Bolivariana de Venezuela
Coordinador
del 1er Congreso Venezolano de Agricultura Urbana y Perirural
1era
Convención Nacional de Estudios Ambientales, CONEA 2018.
ncifuentesg@gmail.com
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