martes, febrero 03, 2015

Sabino Vive.



“Los pueblos que luchan se hacen inmortales, 
por eso viven cada vez que los matan.” 
Álvaro Barros.


Por: Nicanor A. Cifuentes Gil

El más reciente documental de Carlos Azpúrua "Sabino Vive, las últimas fronteras" estrenado tanto en Caracas como en Maracaibo, con un grande apoyo colectivo indiscutible, revela la necesidad de mantener vivo el reclamo de justicia para con el pueblo indígena aguerrido yukpa (acosado y llevado a las últimas fronteras de nuestro flanco patrio occidental) sin la más mínima y consecuente atención respetuosa del Estado Gobierno hacia su cosmovisión,  su derecho inalienable a una territorialidad librada de mineros y tierracogientes.

Se trata, como ya sabemos de la lucha colectiva encarnada en el ser plural que es Sabino Romero Izarra, líder indígena de la localidad del Valle de Chaktapa, Sierra de Perijá en el Estado Zulia, satanizado, perseguido y asesinado por violentos intereses que lo asumieron en vida (y aún después de muerto) como incómodo personaje que develaba sus básicas intenciones de seguir erigiendo dominio en las apetecibles y muy fértiles tierras del Sur del Lago de Maracaibo.

Hablo de un ser plural con toda la intención argumentada para hacer deslinde definitivo con la andanada de maledicencias lanzadas “a metralla limpia” desde plataformas mediáticas manejadas por el poder ganadero  y terrateniente de la región zuliana. 

A Sabino en vida se le acuso de  "ladrón de reses", "violador de mujeres"; una una "sombra maldita" capaz de corroer el progreso de los “honrados” productores ganaderos de la zona, esos mismos que como mafia atrincherada en sus organizaciones empresariales son capaces de derramar leche o de acaparar rubros agrícolas cuando se les intenta regular en sus caprichos mercantilistas. Todo fue infamia!!!

Recuperar la territorialidad para recuperar la dignidad robada desde el saqueo y la mentira amparada por gobernantes de ayer y hoy fue la tarea para envalentonar, para despertar a los indígenas yukpas que acompañaron los pasos de Sabino; todo esto para sencillamente poder sembrar, poder amar, poder vivir en el espacio que ancestralmente les confirió la existencia.

El documental va hilando la tanta información audiovisual y hemerográfica que esta lucha, adelantada por indígenas yukpas en reclamo de justa demarcación de sus territorios, ha venido generando cuando topa duramente, más de una vez, con la inercia de un Estado Gobierno incapaz de asumir con creatividad lo consagrado en el articulado de los Derechos de los Pueblos Indígenas presentes en la recién creada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Es fundamental aclarar que la idea de que la Constitución consagre derechos, en este caso derechos a los pueblos indígenas, no necesariamente implica que los mismos sean automáticamente reivindicados por obra y gracia de la palabra que el constituyente redactó. Clave acotar que el avance, la visibilización y la inclusión del cosmos indígena a nuestra necesidad de refundación patria sigue siendo una tarea tan plausible como altamente desafiante.

Las frases más usadas desde la aprobación de la novísima Constitución se referían a los grandes avances en materia de inclusión social, de refundación de la república expresadas, lo digo ahora, desde una efervescencia entendible, histórica pero carente de un análisis que nos permitiera entender que los viejos poderes enquistados y parásitos no estaban totalmente derrotados y que los mismos serían capaces de mantener su malevo status quo valiéndose de las mil y un artimañas. Ya el tiempo ofrenda razón toda vez que se ha entendido que es el pueblo, sumado a la organicidad y a la claridad de conciencia para lucha en defensa de sus derechos, lo que valida y fortalece, lo que refunda y dignifica el país en revolución que somos. No ver esto es seguir creyendo en farsalias y cuentos romances.

Sabino atizó un debate, su cuerpo y energía fueron volcados a la activación de un Estado Gobierno paquidérmico todavía abrazado a intereses non santos en una de las zonas fronterizas más sujetas a la violación de derechos humanos y a la poca visibilización del reclamo indígena. Las instituciones y sus comisiones, los procesos y reglamentos, los ires y venires de un funcionariato temeroso de ejercer la revolución que los tiempos demandaban fueron generando las condiciones para sumar más presión, más padecimientos, más bala y muerte para los indígenas movilizados en digno reclamo por la territorialidad.

En el documental “Sabino Vive, las últimas fronteras” se compila una grande cantidad de hechos, de abusos, de personajes funestos ocupados en contener, en neutralizar, en doblegar la fuerza del discurso y del hacer de Sabino Romero Izarra, de su familia toda, de su comunidad. En el documental se hace importante acopio de información que por vez primera devela a los desorientados y acomodaticios ciudadanos de este país (y del Estado Zulia fundamentalmente) sobre la realidad del narcoparamilitarismo y sus grandes intereses en una geografía ya habitada ancestralmente por pueblos indígenas. No ver esto es hacerse el ciego y sumar más respaldo a las fuerzas en pugna que tratan incesantemente de resolver este “conflicto” de manera silente, bajo cuerda.

Una ida al siglo XV, en tiempos de la bestial conquista española para aterrizar luego en la llamarada de las protestas vandálicas conocidas como “guarimbas” del año 2014 con su diseño de arrase a partir del extractivismo de combustible, de inflamar el escenario fronterizo y nacional para ir desmontando la posibilidad de avanzar como nación llamada a las más dignas tareas, son aportes del documental que a mediano plazo permitirán ensamblar un contexto situacional asociado a la lucha de Sabino de modo más integral.

Es importante ver en contexto la lucha de Sabino, no aislarla de lo que se suscita en términos regionales y nacionales. La desterritorialización, la bala - muerte, el llanto - luto que en el pueblo yukpa ha generado un modus vivendi de terror constante, de desplazamiento cotidiano en busca de sobrevivencia se lleva al escenario urbano para sacar al habitante de la ciudad de su movilidad cotidiana, de su territorio y sus relaciones visibles e invisibles con su espacio.

Sin la plaza (desplazados), sin el espacio donde seguir dejando huella, seguir siendo somos espora herida que sin rumbo vaga a merced de los soplos que vienen y van. Desterritorializados y tensionados vamos siendo llevados a niveles de violencia que sumarían energía a los que hace rato ya planificaron este desbarajuste social, político y económico para seguir siendo poder malevo.

  1. ¿Qué hacer luego de ver al Estado Gobierno cerrando cortinas, dialogando a medias, retrasando el juicio para condenar de manera justa a los autores materiales e intelectuales implicados en la muerte de Sabino Romero Izarra y otro grupo de jóvenes indígenas yukpas?,  
  2. ¿Qué decir si se es revolucionario y se ha estado en presencia de una grande torpeza que no termina de enmendarse y que deriva en política pública insensata, criminal y plegada a los mismos poderes malevos de siempre?, 
  3. ¿Cómo seguir articulando fuerza, denuncia, argumento para respaldar el justo reclamo que los yukpas hacen, que la memoria indígena desde Sabino sigue haciendo, para tejer una Patria – Matria menos enquistada en la idea mantuana de república y más cercana a la radicalidad y a la vinculación con las cosmovisiones y latidos indígenas?

Carlos Azpúrua hace una contribución valiosa valiéndose de los diversos y fundamentales materiales audiovisuales creados en el devenir de una lucha que aún no cesa. Las responsabilidades, los desafíos siguen allí y  se dejan entrever. Los colectivos sociales, las individualidades sensibles desde su mirada, desde su decir y hacer están, ahora mismo que leemos este texto, convocados para no perder este momento en el que se devela con gran esfuerzo, lo que ha sido este reclamo, este grito, este anhelo de justicia y de vida digna llamado Sabino Romero Izarra.

Mucho más por decir, por polemizar, por tejer para concretar la justicia: Allí la otra parte del documental, la parte en la que nos apropiamos de este fraseo visual del cineasta venezolano Azpúrua y su equipo de trabajo “para rascar donde pica”, para insistir en la necesidad de “reconocer para resolver” y para que se avance en la concresión de lo dicho por el Presidente Hugo Chávez y el propio Sabino Romero: Justicia para el indígena. Tierra saneada de minería y latifundio.

Seamos pues empecinados aliados, consecuentes parientes de esta lucha por la vida de un pueblo indígena arrinconado en las alturas de la Serranía de Perijá, llevado a las últimas fronteras, acosado y perseguido por los “señores matanza” de  todas las horas; los mismos que pretendieron borrarles de la historia y los que ahora, heredando consciente e inconscientemente ese proceder, parcelan y erosionan la multicolorida y profunda ancestralidad yukpa con alambres de púas y con retardos burocráticos.



Ciudad Puerto Maracaibo, 3 de febrero de 2015.





Tomado de canal MultimedioVTV (Canal de televisión del Estado Venezolano):
El 6 de febrero de 2015 prevén estrenar la película “Sabino vive”, del director venezolano Carlos Azpúrua, en la que relata escenas de la Vida del Cacique del pueblo Yukpa.

La película de Azpurua recopila también muchas escenas de otras miradas como las de la gente de Anmcla, Guarura, La Voz del Monte, VTV, Sociedad Homo et Natura, Ávila TV, Alexandro Bombasei, entre tantos otros colectivos y realizadores va entretejiendo y dando cuenta de una historia real donde Sabino y su gente a la vanguardia va protagonizando una gesta libertaria por la defensa de la dignidad Yukpa. / CLAA.