lunes, julio 28, 2014

DECLARATORIA FINAL DEL V CONGRESO VENEZOLANO DE DIVERSIDAD BIOLOGICA

                                     
 DECLARATORIA
 
 


Nosotras y nosotros, en lucha por la defensa de la vida, reunidas y reunidos en el V Congreso Venezolano de Diversidad Biológica, en la Universidad Bolivariana de Venezuela de la ciudad de Maracaibo, estado Zulia, del 21 al 26 de julio, debatimos en torno a la dimensión territorial de esta lucha, como continuación de las experiencias del IV Congreso, en el que nos planteamos la tarea de dibujar nuestro ecosocialismo, con su economía y su política, su ética, su tejido social, su cultura y su visión de la tierra y el territorio. En este V Congreso tenemos la oportunidad de profundizar los contenidos de ese dibujo, con las experiencias reunidas en estos cinco días de debates, intercambios de saberes y prácticas socioproductivas, culturales, formativas e informativas.

En este contexto, asumiendo la diversidad de actores, actoras y luchas, abordamos las distintas visiones de tierras y territorios, presentes en la heterogeneidad de nuestro tejido social; discutimos los problemas y las amenazas históricas de la apropiación geófaga, latifundista y colonial, y la desterritorialización generada por el modelo de desarrollo capitalista occidental que expropia y destruye los espacios materiales y simbólicos para mercantilizar la tierra. Además, debatimos el papel histórico de las diversas formas de luchas emancipatorias que los pueblos han venido dando por la vida y la madre tierra.

Nuestro ecosocialismo se construye sobre las tierras y los territorios indígenas, campesinos, afrodescendientes, urbanos, costeros y comunales, donde hacen vida los pueblos, donde se construye y donde se defiende la soberanía de los pueblos, de la nación y de Nuestramérica. Conscientes del compromiso que exige el momento histórico que vivimos, y con la firme voluntad de consolidar nuestro ecosocialismo, avanzando en la construcción del Poder Popular, el Poder Comunal y el Estado Comunal, desde las múltiples perspectivas de la diversidad biológica y sociocultural

Consideramos:

Que durante la colonia y en la república, los pueblos originarios y afrodescendientes fueron desplazados y despojados de sus tierras ancestrales, y aún con los grandes esfuerzos de la Revolución Bolivariana todavía arrastramos buena parte de esta deuda histórica.

Que el capitalismo, en su hegemonía y su racionalidad mercantilista, en su fase transnacional, necesita la propiedad privada de la tierra y los territorios en sus totalidades para monopolizar la producción de mercancías, impulsar la ampliación de sus mercados y ejercer la dominación, generando con ello el desplazamiento y la pobreza de los pueblos que la habitan.

Que históricamente, los saqueos, el robo, los despojos, los destierros, desplazamientos y la desterritorialización, como sustentos del paradigma dominante, colonial, patriarcal y neoliberal, con la consecuente distribución demográfica desigual, así como la creación y proliferación de latifundios y ciudades super pobladas, ha sido una estrategia del poder económico financiero y especulativo transnacional sustentada en la tecnocracia extractivista terrofágica para generar pobreza y vulnerar la independencia y la soberanía de los pueblos.

Que la colonización y la explotación de los pueblos y las tierras han conducido al exterminio de los territorios y de los saberes y las cosmogonías locales, y con ello a la reducción, dominación y extinción de la diversidad biológica, social y cultural.

Que en Nuestramérica venimos desarrollando luchas y disputas históricas antihegemónicas por la construcción del ecosocialismo, de profundas raíces de vinculación armónica con la Madre Tierra, capaz de trascender las formas también históricas de explotación, colonización y racismo generadas por el capitalismo y el patriarcado.

Que estas luchas por la construcción del ecosocialismo debe enfrentar el reto de debatir y resolver la tensión con el modelo económico productivo imperante basado en los planes minero extractivistas y de desarrollo territorial, visibilizada en la contradicción entre el tercer y el quinto objetivo histórico del Plan de la Patria, en los que se contraponen el desarrollismo industrial y la defensa de la vida en el planeta.

Que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como el resto de las leyes, contiene elementos estructurales de reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, garantizando el marco para la construcción de condiciones que permitan el desenvolvimiento pleno de su existencia para el autogobierno y la autodemarcación de sus tierras y territorios.

Que nuestras tierras y territorios, y sus elementos constitutivos, forman un componente prioritario en la seguridad y defensa de la diversidad biológica, societaria, cultural y lingüística contra las amenazas de intereses foráneos y sus aliados internos.

Declaramos:


Que nos solidarizamos con las diversas luchas campesinas, afrodescendientes, originarias, urbanos y desplazados, por el derecho a sus territorios, como garantía de la preservación de la vida y contra las prácticas depredadoras del sistema capitalista; y que es tarea de todas y todos continuar un debate nacional y proponer acciones para la defensa de los pueblos.

Que para nosotras y nosotros las tierras y los territorios son los espacios simbólicos, espirituales y materiales donde construimos nuestras identidades, nuestras memorias históricas colectivas, las tramas afectivas, relacionales, políticas y económicas, nuestras creencias y saberes, desde el arraigo y las experiencias concretas y contextuales.

Que reconocemos el territorio, más allá de la tierra y el hábitat --donde las culturas han dejado su huella-- como derecho colectivo fundamental, que permite la existencia y continuidad histórica de los pueblos, sus cosmovisiones y sus propios modos de vida.

Que reconocemos las tierras y territorios de los pueblos campesinos, originarios, afrodescendientes, costeros, urbanos y sus prácticas asociadas al cuidado y empoderamiento de los procesos vitales como base estructurante de nuestra soberanía alimentaria.

Que la sociodiversidad, como diversidad lingüística, cultural, espiritual y corpórea es un factor estructurante del territorio y de la diversidad biológica. El reconocimiento de la interdependencia entre la diversidad biológica y la sociodiversidad nos llevaría a profundizar en las visiones de mundo contrahegemónicas, y a la descolonización de nuestras historias y nuestras identidades.

Que el ejercicio de la soberanía territorial y la defensa de la vida en el ecosocialismo debe fundamentarse en una soberanía nacional y unas relaciones internacionales que no vulneren y se asuman como partes de la diversidad de culturas, saberes, formas de luchas, resistencias e insistencias en el cuidado de la vida; y en una soberanía desde los pueblos que reconoce y no contradice nuestra soberanía nacional.

Que el conocimiento y los saberes son territorios comunitarios, bienes comunes, y que lo generamos desde nuestras prácticas emancipadoras. Pero el conocimiento también es la tierra sobre la que intercambiamos saberes, sobre la que podemos seguir profundizando en la creación de programas de formación libres y liberadores, territorializados y contextualizados, para la acreditación y el reconocimiento comunitario de experiencias y saberes.

Que es tarea de todas y todos fortalecer las experiencias comunicacionales que trasciendan lo mediático y lo instituido, y que nos imponen el reto de profundizar la creación de presentaciones, representaciones y autorrepresentaciones simbólicas comunitarias del territorio para la valoración de la diversidad de cosmovisiones de los pueblos.

Que el perverso papel del modelo del agro negocio industrial, sus paquetes tecnológicos asociados y la semilla transgénica, es también uno de los responsables de los procesos de desterritorialización, pérdida de culturas, identidades, tecnologías campesinas, indígenas y afrodescendientes, y la privatización y expoliación de nuestros patrimonios genéticos y ecológicos, y por ende de la vulneración de nuestra independencia y soberanía agrícola, alimentaria, política y sociocultural.

Que la comuna, y otras formas de convivencia y agregación comunitaria, son la tierra y el territorio del ecosocialismo, con sus distintos significados mágico-religiosos, sus realidades, carencias, necesidades, complejidades, riquezas, oportunidades y posibilidades específicas, donde se está fortaleciendo un modelo político para el manejo y el cuidado de la vida. La comuna como la máxima expresión de la apropiación y construcción colectiva y solidaria de las tierras, como los espacios materiales, y de las territorialidades, como la construcción de los sistemas de relaciones económicas, políticas y socio culturales que ocurren en los territorios, y donde las estructuras que sustentan el egoísmo tenderán a desaparecer.

Que el modelo socioproductivo y sociodiverso de la comuna constituye el territorio para la identificación y recuperación de nuestra biodiversidad históricamente desplazada, y de sus saberes asociados, a través del trabajo colectivo y comunitario para el fortalecimiento de una economía ecosocialista, conuquera, autogestionada e interdependiente. Esto comprendido desde la perspectiva del equilibrio entre el modelo industrial socialista y los procesos locales de producción.

Que las leyes del Poder Popular son la base fundamental para la consolidación del territorio comunal, en tanto constituyen el marco legal para la construcción de políticas públicas orientadas a la apropiación comunitaria del territorio.

Que las formas de aprovechamiento de los elementos de la naturaleza, orientadas hacia la construcción de nuestro ecosocialismo, deben estar en consonancia con el respeto a los derechos de la madre tierra, las culturas que ella alberga y la suprema felicidad, como alternativas al desarrollo capitalista.

Que la ética de nuestro ecosocialismo es la del cuidado de la vida: el reconocimiento y la incorporación de la diversidad funcional, cognitiva, neuronal, la diversidad de género, sexos, sexualidades y formas de organización familiar. El reconocimiento de las abuelas y los abuelos, las y los maestros pueblos, garantes del conocimiento cimarrón y ancestral --medicinal, alimentario y psicosocial-- para la gestación, el nacimiento, el amamantamiento, la crianza y la vida en común unidad, a través de métodos de enseñanza y aprendizaje desarrollados por los mismos pueblos, para evitar las representaciones colonialistas y el desplazamiento de las cosmogonías y los saberes locales.

Que en la lucha por la reapropiación de nuestros territorios de vida campesinos, indígenas afrodescendientes, urbanos y costeros, estamos siendo perseguidos, perseguidas, sicariados y sicariadas por un sobreviviente poder, contrario a los intereses del pueblo, que se resiste a devolver los espacios expoliados para la producción de capitales.

Que la defensa de la vida pasa también por la búsqueda y exigencia de justicia climática, reconociendo que los modos de relación capitalista con la tierra y los territorios, es la causa principal del cambio climático y una expresión de la crisis ambiental mundial, generada por los países hegemónicos del norte. Las consecuencias de este fenómeno --como la afectación de ecosistemas, fuentes de agua potable, nivel del mar, estacionalidad, entre otros-- impactan principalmente a los pueblos más vulnerables, generando la afectación de sus procesos productivos, desplazamientos, pobreza, pérdida de culturas y de formas de vida.

Que es nuestro deber avanzar en contrarrestar la mercantilización de la vida animal que habita nuestras tierras y territorios, amenazada por el sistema capitalista que insiste en su lógica de dominación de la naturaleza.

Que se requiere, entre otros, el estudio y la revisión de la extracción y la explotación de la faja petrolífera del Orinoco y de los minerales estratégicos en Amazonas y Bolívar, y se propone la derogación de las concesiones mineras del carbón en la Sierra de Perijá, en el estado Zulia, en tanto representan una amenaza de las tierras y territorios plenos de diversidad biológica, fuentes de agua y cosmovisiones originarias.

En este sentido, nosotras y nosotros nos mantenemos en lucha, resistencia e insistencia por la defensa de nuestras tierras y nuestros territorios como pueblos hermanos indígenas, campesinos, afrodescendientes, urbanos, pescadores como parte de un mismo camino que nos llevará, a través del debate y la construcción de agendas comunes, a defender colectivamente a la madre tierra para la construcción de nuevas territorialidades que partan desde nuestras propias identidades colectivas.

Maracaibo, 25 de julio de 2014