Frontera Colombo Venezolana, una sentida y breve lectura desde la dimensión ecosistémica.
Apenas una línea nos divide.
Por: MSc. Nicanor A. Cifuentes Gil/ UBV Zulia – PFG Gestión Ambiental /
Miembro del Frente de Resistencia Ecológica del Estado Zulia (FREZ).
Miembro del Frente de Resistencia Ecológica del Estado Zulia (FREZ).
Todas
las moléculas de la degradación condensadas en el defoliante glifosato (marca
de la trasnacional Monsanto) entraron
silente, erosivas en su curso por las venas que surcan la cuenca binacional que
es el Estuario de Maracaibo. Los
sistemas políticos y sus fronteras definen con sus órdenes y lógicas los
límites de sus jurisdicciones para el ordenamiento territorial. Esto lo ha
generado el ser humano ayer y hoy pero la naturaleza que le incluye como otra
especie más desconoce, borra y atraviesa límites e hitos para enseñarnos que apenas somos una especie más que habita una
planetaria roca, la tercera desde la estrella que llamamos sol, orbitando
espiraladamente en rotación y traslación por el cosmos.
Los
límites de la geografía que acordamos son para una dimensionalidad del entendimiento
humano, a este sirven y desde este despliegan sus derivaciones. Pero la geografía es compleja urdimbre,
entramado interconectado de flujos energéticos y de materia que en dialéctica y
en incesante dinamismo acoplan sus ritmos a excesos y déficit, a compensaciones
y adaptabilidades que le permitan seguir siendo, reproduciendo la vida.
Revienta
un derrame de oleoducto. Caño Limón-Coveñas (Departamento del Norte de
Santander en Colombia) y así entendemos la geopolítica
inflamable entre un estado de terror comandado hace más de 5 décadas por
cabezas de familia conservadoras y altamente defensoras de sus privilegios
ostrones de clase pudiente (materialmente hablando) y la mayoría del pueblo
sobreviviente de sus “políticas de estado”. El enfrentamiento de guerrillas
vinculadas a ideologías de izquierda para resistir el embate de estas políticas de saqueo natural y de
desplazamiento humano ha servido, dada la complejidad de la guerra y de lo
que se defiende en ambas trincheras, para sumar mas luto, resquebrajamiento del
tejido social y biodiverso de la matria
colombiana y, ese escenario dislocado en eterno conflicto… está al lado y
ya comienza a salpicar la cotidianidad.
mapa general de la explotación de carbón en la Macro norte. República de Colombia. Ahí al lado... (haga click para aumentar imagen)
Las
aceitosas aguas que desde el río Catatumbo (cuya naciente se encuentra en
Colombia) en más de una centena de
ocasiones vino a contaminar gravemente nuestros ecosistemas de humedales
estuarinos en las ciénagas a ambas orillas del río y del Parque Nacional
Ciénagas Juan Manuel de Aguas Claras y Aguas Negras son solo anecdotario que no
activó efectiva política binacional para la contención del “problema”.
Grandes
cantidades de hectáreas de cultivos ilícitos, categorizados así por el estado colombiano, terminan siendo
escenarios ecosistémicos forzados a mantener una lógica productiva que es asumida
por el capital trasnacional como ampliamente lucrativa; de allí las ampliamente
develadas alianzas no publicitadas con las instancias estadounidenses llamadas
a controlar y erradicar narcotráfico.
Esta crisis del estado capitalista termina
implosionando en su grande desplome no nada más el metabolismo político nacional colombiano sino agudizando el desplazamiento de miles de campesinos (y sus modos de
vida y cosmovisiones) que deben huir, ser desplazados con metralla y terror,
hacia el interior de las ciudades más pobladas del territorio colombiano y.
luego de saturadas las precarias posibilidades de sobrevivencia, avanzar hasta
el estado venezolano como ya lo sabemos.
Acabar
con el campo desde políticas ampliamente
favorecedoras del capital trasnacional en desmedro de los pobladores
originarios, pobladores afrodescendientes y campesinado disloca a los ya intervenidos ecosistemas y abre las compuertas para el saqueo de los elementos naturales:
bioprospección de la biodiversidad para su posterior patente y comercialización;
apropiación de las fuentes minerales de
alto valor estratégico (energía de matriz fósil fundamentalmente) así como
de las zonas de producción de agua.
Esta realidad es harto conocida, denunciada, mapeada en el hermano país de
Colombia y tiene su vínculo complejo con la reciente contabilidad (drama humano
de desplazados) de más de 5 millones 600
mil habitantes que hace ACNUR y otras instancias estadales de la República
Bolivariana de Venezuela.
así la geografía limítrofe.
En el
croquis de la economía del narcotráfico:
Rutas desde las zonas de producción hasta las zonas de consumo representan
zonas de alta conflictividad social, de incesantes reacomodos manchados de
pólvora y sangre la más de las veces. Se suma la agenda desestabilizadora con
pivote en Colombia (y financiamiento imperial estadounidense) relacionada con
el contrabando de extracción de
combustibles derivados del petróleo así como de alimentos subsidiados por
el estado venezolano para atender políticas de inversión social del estado
revolucionario. Las secuelas las padecemos: Millones de litros de combustible
(gasolina, diesel) atraviesan desde ningún disimulo las aguas del río Limón,
importante afluente norte del Estuario de Maracaibo. Estudiar este impacto de
la guerra económica sobre los ecosistemas regionales (por ejemplo: sobre
comunidades de peces, invertebrados acuáticos) de los cuales depende una
importante economía regional aún están
pendientes por parte de las universidades públicas e institutos como el
ICLAM.
contrabando de combustible en manglares del río limón (estado zulia)
toma aérea. contrabando de combustible en la laguna de sinamaica incautado por las fuerzas armadas bolivarianas.
Colombia
inflama las acciones y se termina de robustecer un entramado judicial que
fomenta el Para Estado, la puesta en
marcha de centros de acopio de este combustible que en seguida termina
alimentando una ilícita y corrompida red de pimpineros (vendedores ambulantes
de pequeños y medianos volúmenes de combustible) que a su vez terminan
respaldando monetariamente a políticos concejales, diputados, alcaldes y
gobernadores para a su vez mantener la lógica paramilitar del estado plataforma
de una intervención bélica hacia Venezuela.
Colombia
se hace por vez primera de una reputación productiva que no tiene su
contraparte lícita: Todo el combustible proveniente de Venezuela, en su grande
mayoría es usado para la exportación. Rapto
a todas luces de una energía que proviene de Venezuela y que el Estado
Venezolano invierte en su exploración, explotación, extracción y distribución.
Hablamos pues de una geografía
otra, un reacomodo doloroso: Se establecen las nuevas fronteras del capital, friccionan las placas
tectónicas del neoliberalismo en eterna crisis teniendo como escenario de
fondo un drama de incertidumbre climatológica (sequías prolongadas e
inundaciones fuertes) de creciente fragilidad ecosistémica poniéndose en riesgo
no solo los intereses bastardos de unos pocos “embaucadores” sino de poblaciones
humanas (nuevos refugiados-desplazados climáticos) así como de vastas
geografías de importantes y frágiles sistemas ecológicos regionales.
Así las
cordilleras, los ríos, los valles, los humedales, su conocida e inédita flora y
fauna terminan siendo apenas considerados en la ecuación mercantilista del “todo
se vale” y del “pague ahora ya verá
después”. Se aboga por humanizar la frontera para que se refunde desde la
paz y la vida el abrazo de dos naciones hermanas sin embargo cabe acotar que una lectura ecosistémica nos hará entender
que debemos reordenar territorialmente con toda la tecnología y sapiencia, con
todo el rigor del que disponemos, estos espacios para entender y trabajar
por una sostenibilidad temporal, integral efectiva de cualquier política que
pretenda dignificar al humano ser que more en estos lugares.
Qué
tanto de la serranía de Perijá, de la sabana cundiboyacense, de las costas
atlánticas colombo venezolanas se vinculan de verdad sin lesivas agresiones
producto de la terrofagia, la megaminería, y la política estadal de “tierra
arrasada”. Aportes desde la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales
(ABAE) –Satélites Simón Bolívar, Miranda y muy pronto Sucre- con su capacidad
de observación tecnológica de punta debe ser ya mismo acoplados para dar
sentido a una nueva y sana lógica de poblamiento, de atención de servicios
básicos con el más controlado y serio cuidado de la naturaleza. ¿Dónde ubicar
los parques eólicos y solares que amerita nuestra nación, dónde la siembra de
rubros agrícolas para nada sustentadores de lógicas erosivas (monocultivos)y
consumidoras de agroquímicos (muchos de ellos provenientes del estado (verbigracia Pequiven)?
alte tecnología para el estudio geográfico que permita un nuevo y más integral ordenamiento territorial.
Respetar
las culturas que a su vez son tangibilidad e intangibilidad modelada por la
naturaleza desde su fronda vegetal y desde la movilidad animal requiere una cooperación inédita, creativa que esté a la
altura del acervo indígena, afrodescendiente y campesino presente en nuestra
matria bio y sociodiversa, que esté a la altura visionaria y sensible tanto
de el Libertador Simón Bolívar, el
mismo del Decreto de Chuquisaca en 1825
como del gigante Hugo Chávez Frías
escritor desde su puño y letra del Plan
de la Patria 2013 – 2019 que vislumbra y traza luminoso el V Objetivo Histórico referido a la
salvación de la especie humana y del planeta.
en esta secuencia: Bolívar-Chávez- Maduro
Discurso y praxis en dialéctica
aventura gozosa que no se deje estancar por hediondas aguas de la trampa y la
mercantilización de las penas. Salvar el espacio que es donde
germinará el ser humano nuevo, ya asomado en iniciativas emancipatorias, ya
liberado de cadenas antes invisibles.
Salvar la geografía húmeda y aún incógnita de estas tierras pobladas de luminosa luz solar
y de limpia ventisca alisia.
necesario es el reimpulso de los aerogeneradores del parque eólico en el municipio guajira. costa del golfo de venezuela.estado zulia. venezuela.
Puerto
Maracaibo, 3 de octubre de 2015.
02:05
p.m.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home