sábado, octubre 03, 2015

Frontera Colombo Venezolana, una sentida y breve lectura desde la dimensión ecosistémica.




   Apenas una línea nos divide.


Por: MSc. Nicanor A. Cifuentes Gil/ UBV Zulia – PFG Gestión Ambiental / 
Miembro del Frente de Resistencia Ecológica del Estado Zulia (FREZ).

Todas las moléculas de la degradación condensadas en el defoliante glifosato (marca de la trasnacional  Monsanto) entraron silente, erosivas en su curso por las venas que surcan la cuenca binacional que es el Estuario de Maracaibo. Los sistemas políticos y sus fronteras definen con sus órdenes y lógicas los límites de sus jurisdicciones para el ordenamiento territorial. Esto lo ha generado el ser humano ayer y hoy pero la naturaleza que le incluye como otra especie más desconoce, borra y atraviesa límites e hitos para enseñarnos que apenas somos una especie más que habita una planetaria roca, la tercera desde la estrella que llamamos sol, orbitando espiraladamente en rotación y traslación por el cosmos.

Los límites de la geografía que acordamos son para una dimensionalidad del entendimiento humano, a este sirven y desde este despliegan sus derivaciones. Pero la geografía es compleja urdimbre, entramado interconectado de flujos energéticos y de materia que en dialéctica y en incesante dinamismo acoplan sus ritmos a excesos y déficit, a compensaciones y adaptabilidades que le permitan seguir siendo, reproduciendo la vida.

Revienta un derrame de oleoducto. Caño Limón-Coveñas (Departamento del Norte de Santander en Colombia) y así entendemos la geopolítica inflamable entre un estado de terror comandado hace más de 5 décadas por cabezas de familia conservadoras y altamente defensoras de sus privilegios ostrones de clase pudiente (materialmente hablando) y la mayoría del pueblo sobreviviente de sus “políticas de estado”. El enfrentamiento de guerrillas vinculadas a ideologías de izquierda para resistir el embate de estas políticas de saqueo natural y de desplazamiento humano ha servido, dada la complejidad de la guerra y de lo que se defiende en ambas trincheras, para sumar mas luto, resquebrajamiento del tejido social y biodiverso de la matria colombiana y, ese escenario dislocado en eterno conflicto… está al lado y ya comienza a salpicar la cotidianidad.

 mapa general de la explotación de carbón en la Macro norte. República de Colombia. Ahí al lado... (haga click para aumentar imagen)

Las aceitosas aguas que desde el río Catatumbo (cuya naciente se encuentra en Colombia) en más de una centena de ocasiones vino a contaminar gravemente nuestros ecosistemas de humedales estuarinos en las ciénagas a ambas orillas del río y del Parque Nacional Ciénagas Juan Manuel de Aguas Claras y Aguas Negras son solo anecdotario que no activó efectiva política binacional para la contención del “problema”.

Grandes cantidades de hectáreas de cultivos ilícitos, categorizados así  por el estado colombiano, terminan siendo escenarios ecosistémicos forzados a mantener una lógica productiva que es asumida por el capital trasnacional como ampliamente lucrativa; de allí las ampliamente develadas alianzas no publicitadas con las instancias estadounidenses llamadas a controlar y erradicar  narcotráfico. Esta crisis del estado capitalista termina implosionando en su grande desplome no nada más el metabolismo político nacional colombiano sino agudizando el desplazamiento de miles de campesinos (y sus modos de vida y cosmovisiones) que deben huir, ser desplazados con metralla y terror, hacia el interior de las ciudades más pobladas del territorio colombiano y. luego de saturadas las precarias posibilidades de sobrevivencia, avanzar hasta el estado venezolano como ya lo sabemos.

Acabar con el campo desde políticas ampliamente favorecedoras del capital trasnacional en desmedro de los pobladores originarios, pobladores afrodescendientes y campesinado disloca a los ya intervenidos ecosistemas y abre las compuertas para el saqueo de los elementos naturales: bioprospección de la biodiversidad para su posterior patente y comercialización; apropiación de las fuentes minerales de alto valor estratégico (energía de matriz fósil fundamentalmente) así como de las zonas de producción de agua. Esta realidad es harto conocida, denunciada, mapeada en el hermano país de Colombia y tiene su vínculo complejo con la reciente contabilidad (drama humano de desplazados) de más de 5 millones 600 mil habitantes que hace ACNUR y otras instancias estadales de la República Bolivariana de Venezuela.

 así la geografía limítrofe.

En el croquis de la economía del narcotráfico: Rutas desde las zonas de producción hasta las zonas de consumo representan zonas de alta conflictividad social, de incesantes reacomodos manchados de pólvora y sangre la más de las veces. Se suma la agenda desestabilizadora con pivote en Colombia (y financiamiento imperial estadounidense) relacionada con el contrabando de extracción de combustibles derivados del petróleo así como de alimentos subsidiados por el estado venezolano para atender políticas de inversión social del estado revolucionario. Las secuelas las padecemos: Millones de litros de combustible (gasolina, diesel) atraviesan desde ningún disimulo las aguas del río Limón, importante afluente norte del Estuario de Maracaibo. Estudiar este impacto de la guerra económica sobre los ecosistemas regionales (por ejemplo: sobre comunidades de peces, invertebrados acuáticos) de los cuales depende una importante economía regional aún están pendientes por parte de las universidades públicas e institutos como el ICLAM.


 contrabando de combustible en manglares del río limón (estado zulia)
 toma aérea. contrabando de combustible en la laguna de sinamaica incautado por las fuerzas armadas bolivarianas.

Colombia inflama las acciones y se termina de robustecer un entramado judicial que fomenta el Para Estado, la puesta en marcha de centros de acopio de este combustible que en seguida termina alimentando una ilícita y corrompida red de pimpineros (vendedores ambulantes de pequeños y medianos volúmenes de combustible) que a su vez terminan respaldando monetariamente a políticos concejales, diputados, alcaldes y gobernadores para a su vez mantener la lógica paramilitar del estado plataforma de una intervención bélica hacia Venezuela.

Colombia se hace por vez primera de una reputación productiva que no tiene su contraparte lícita: Todo el combustible proveniente de Venezuela, en su grande mayoría es usado para la exportación. Rapto a todas luces de una energía que proviene de Venezuela y que el Estado Venezolano invierte en su exploración, explotación, extracción y distribución.

Hablamos pues de una geografía otra, un reacomodo doloroso: Se establecen las nuevas fronteras del capital, friccionan las placas tectónicas del neoliberalismo en eterna crisis teniendo como escenario de fondo un drama de incertidumbre climatológica (sequías prolongadas e inundaciones fuertes) de creciente fragilidad ecosistémica poniéndose en riesgo no solo los intereses bastardos de unos pocos “embaucadores” sino de poblaciones humanas (nuevos refugiados-desplazados climáticos) así como de vastas geografías de importantes y frágiles  sistemas ecológicos regionales.


Así las cordilleras, los ríos, los valles, los humedales, su conocida e inédita flora y fauna terminan siendo apenas considerados en la ecuación mercantilista del “todo se vale” y del “pague ahora ya verá después”. Se aboga por humanizar la frontera para que se refunde desde la paz y la vida el abrazo de dos naciones hermanas sin embargo cabe acotar que una lectura ecosistémica nos hará entender que debemos reordenar territorialmente con toda la tecnología y sapiencia, con todo el rigor del que disponemos, estos espacios para entender y trabajar por una sostenibilidad temporal, integral efectiva de cualquier política que pretenda dignificar al humano ser que more en estos lugares.

Qué tanto de la serranía de Perijá, de la sabana cundiboyacense, de las costas atlánticas colombo venezolanas se vinculan de verdad sin lesivas agresiones producto de la terrofagia, la megaminería, y la política estadal de “tierra arrasada”.  Aportes desde la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE) –Satélites Simón Bolívar, Miranda y muy pronto Sucre- con su capacidad de observación tecnológica de punta debe ser ya mismo acoplados para dar sentido a una nueva y sana lógica de poblamiento, de atención de servicios básicos con el más controlado y serio cuidado de la naturaleza. ¿Dónde ubicar los parques eólicos y solares que amerita nuestra nación, dónde la siembra de rubros agrícolas para nada sustentadores de lógicas erosivas (monocultivos)y consumidoras de agroquímicos (muchos de ellos provenientes del estado (verbigracia Pequiven)?

alte tecnología para el estudio geográfico que permita un nuevo y más integral ordenamiento territorial.

Respetar las culturas que a su vez son tangibilidad e intangibilidad modelada por la naturaleza desde su fronda vegetal y desde la movilidad animal requiere una cooperación inédita, creativa que esté a la altura del acervo indígena, afrodescendiente y campesino presente en nuestra matria bio y sociodiversa, que esté a la altura visionaria y sensible tanto de el Libertador Simón Bolívar, el mismo del Decreto de Chuquisaca en 1825 como del gigante Hugo Chávez Frías escritor desde su puño y letra del Plan de la Patria 2013 – 2019 que vislumbra y traza luminoso el V Objetivo Histórico referido a la salvación de la especie humana y del planeta.

 en esta secuencia: Bolívar-Chávez- Maduro

Discurso y praxis en dialéctica aventura gozosa que no se deje estancar por hediondas aguas de la trampa y la mercantilización de las penas. Salvar el espacio que es donde germinará el ser humano nuevo, ya asomado en iniciativas emancipatorias, ya liberado de cadenas antes invisibles.  Salvar la geografía húmeda y aún incógnita de  estas tierras pobladas de luminosa luz solar y de limpia ventisca alisia.

necesario es el reimpulso de los aerogeneradores del parque eólico en el municipio guajira. costa del golfo de venezuela.estado zulia. venezuela.


Puerto Maracaibo, 3 de octubre de 2015.

02:05 p.m.