jueves, octubre 29, 2015

A propósito de la convocatoria a la exposición Añú somos/Añú we. Conversatorio sobre “El idioma añú y la espacialidad ecosistémica vinculada a su expresión”


 
Texto e imágenes: MSc. Nicanor Cifuentes Gil
Biólogo/Docente UBV-Zulia/FREZ

El Museo Virtual del Estado Zulia y el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez (CAM - LB) junto al colectivo “Niños de Mangle” brindan cobijo a la conversa sobre el idioma añú, su revitalización y sus grandes desafíos socioculturales y socioambientales. Hablamos de un encuentro convocado por el Colectivo Territorial Kaatatayane (brillo de luna, en idioma añú) perteneciente a la Misión Cultura Corazón Adentro que el día miércoles 28 de octubre de 2015 vuelca su hacer colectivo en la necesidad de encontrarnos y aprender(nos) desde la cosmovisión indígena añú, desde sus quehaceres y sus urgencias vitales más profundas. Allí en las salas 5 y 6 del CAM – LB desde temprano dirigimos la atención al docente y sereno amigo, Heberto Ortega, sabio maestro con grande experiencia en la enseñanza del idioma añú para niños y niñas, jóvenes y adultos. En esta oportunidad su conversa era su hacer: Elaboración de cestas con raíces aéreas del mangle colorao (mangle rojo -Rhizophora mangle -). 



Su praxis detallada, fraseada en exactos movimientos nos llevó al vínculo con el marullo de las orillas estuarinas y húmedas del Coquivacoa así como con las potencias y latidos de la luna en su fase menguante. Se elabora la cesta ante nuestros ojos con materiales nobles, con fronda vegetal tallada, manipulada y tejida por las manos de este maestro. En ese “entrecruzarse” de bejuco y fibra de mangle vemos emerger una cultura ancestral que aún insiste en su permanencia como pueblo indígena en medio de grandes contingencias que parecieran, cada vez  más, mutilarle esa insistencia.
Se acompaña el maestro Heberto de su compañera y así nos revelan la complementariedad necesaria para dualmente resolver la elaboración de la cesta. En su fraseo el maestro Heberto Ortega nombra emocionado a sus parientes también trabajadores de la cestería. Ha sido este oficio noble, de arduo trabajo y paciencia, el que le ha permitido a Heberto avanzar en sus estudios sobre la cosmovisión y el idioma añú. 




De esta serena faena vista con extrema atención por parte de los asistentes a esta necesaria experiencia de rencuentro con nuestras latencias originarias pasamos al conversatorio: “El idioma añú y la espacialidad ecosistémica vinculada a su expresión” por parte de este humilde servidor, Nicanor Cifuentes Gil, pretendió abarcar en un circular fraseo, lo referido a la ecosistémica que sirve de espacialidad a la cosmovisión indígena del anfibio pueblo añú, así como abordar las conexiones aún no conocidas entre la naciente de los ríos procedentes de las altas montañas de la Sierra de Perijá hasta las lagunas y humedales  (nichos del pueblo indígena añú) cercanos al nivel del Estuario de Maracaibo

Intentamos abordar la casa árbol (bosque de manglar) y las faenas cotidianas del indígena añú, su canto, su silencio, sus migraciones para vivir en este territorio de agua desde tiempos pretéritos con la intencionalidad de entender el ecosistema frágil que es nombrado por el idioma añú. El idioma nombra y así crea y recrea para comunicar los anhelos y esperanzas de los  hablantes que le emplean en cotidiana vinculación con la vida. Es la vida la que va generando los dinamismos, los asombros, los desafíos desde los cuales germina un hacer sobre el espacio, germina un vínculo particular que religa a los parecidos, a los que se ubican en la misma latencia humana. Y esa vida fue interrumpida por el encontronazo colonial, por la fuerza abrasiva de la conquista que hizo sucumbir imaginarios y  poblaciones dejando en perturbada sobrevivencia la cosmovisión indígena del pueblo añú.

Esa bestial conquista, desde la cruz, la espada, la pólvora y la sífilis arrasó en su avance por entre dunas, humedales y lagunas llevando a profundas desapariciones, a quiebres todavía latentes el hacer, el ser y el conocer del pueblo indígena añú. Desaparecen sus pobladores, diezmados por la terrofagia y la ocupación imperial española, desaparecen por tantos los hablantes del idioma, esos navegantes, esos trabajadores de la enea y las raíces de mangle, pescadores de nuestras aguas estuarinas.

Esa es la historia padecida y en doloroso ciclaje se nos presenta una faceta (legitimada por otras hegemonías imperiales del siglo XX y XXI) que centra su violencia en la reapropiación de los elementos vivos, naturales de nuestras ancestrales territorialidades. ¿Nueva terra incognita?, ¿Modernidad con nuevas vestimentas y con nuevas técnicas usurpadoras de lo diverso (lo bio y sociodiverso)? Es entonces como nombramos el drama del etnocidio petrolero, de su conformación amparada por presidentes de las nacientes repúblicas; y al nombrar este drama develamos en detalle cómo desde actuales centros de poder el hegemón cifra sus deseos energéticos (anclados en la matriz de combustible fósil, por ahora!!!) en la cuenca estuarina toda: Explotación minera del carbón “a cielo abierto”, construcción de ejes ferroviarios y puertos de exportación de mercancías que sólo sobrecalientan el planeta y siguen legitimando la patología del sistema capitalista a la hora de movilizar mercancías e incrementar las ganancias que se acumulan y se acumulan y se acumulan a costa de inmensos daños medioambientales y terribles desplazamientos del cosmos indígena que habita estas espacialidades, estos tiempos.

Esto lo referimos y lo vinculamos con lo que nombraría el ser individual y plural indígena desde el idioma añú (en proceso de revitalización). Esto lo comentamos pues desconectadas y quebradas no deben estar las dimensiones, los hilos de la existencia indígena. Se trata de entender un idioma pero si obviamos los referentes, el cosmos y el caos que nombra este idioma, si soslayamos en una de fragmentación alienante lo que se le está haciendo al mundo vivo y natural que dio origen, cobijo a la grande familia indígena (idiomática también) arawak capaz de circunnavegar la grande y particular cuenca del Mar Caribe, flaco favor le hacemos a la revitalización idiomática y al esfuerzo de ver germinar una cultura indígena añú menos lesionada por tanta modernidad y neoliberalismo disfrazado de “progreso y bienestar –occidental-“

Hablamos de colonialidad y neocolonialidad. Hablamos de mega infraestructuras provenientes de diseños e intereses exógenos al latido indígena. Con mapas, con datos, con cifras pudimos repasar en conjunto, esta Zona de Sacrificio Ambiental a la que determinadas y denunciadas políticas de estado así como la inoperancia de entidades gubernamentales llamadas a la solvencia (en conjunto con el pueblo indígena) han llevado a niveles de gravedad y de insustentabilidad.

Este fue el tiempo para ubicar las dudas y develar algunas desmemorias sembradas con la intención de reproducir otras identidades y nunca las latencias nuestras, las espiraladas y coloridas referencias nuestras. Es en este punto en el que se atizan las contradicciones y donde la construcción del Ecosocialismo llama a entender la construcción plural del socialismo vinculado a la naturaleza vida que somos sin obviar, sin excluir el acervo de conocimientos provenientes de la etnia indígena añú.

Es la cuenca la que requiere revitalización con emancipado esfuerzo, con riguroso y elevado sentido del momento histórico que se viene creando para casualmente propiciar debates que van más allá de la cultura y se expande a esferas de la crisis civilizatoria generada por el afán de lucro capitalista y de cómo nos hacemos de saberes y haceres (paridos desde la matria indígena vinculada a la vida) para su derrota.

Comienzan las esperanzas a juntar propuestas para que se erija, más allá de la infausta penuria, de la padecida historia de conquistas, saqueos, humillaciones, traiciones vinculadas a un hacer desconocedor de la otredad, afín a lo patriarcal y excedentario, a lo anexionista y jerarquizante, es menester apuntalar la necesidad de concretar esfuerzos colectivos que sean capaces de incidir en la praxis educativa para hacer masiva esta gana de vincularnos con la cosmovisión ancestral indígena añú y que en simultáneo anhelamos desde el ideario y la praxis una salvaguarda a los espacios productores del agua, el oxígeno y al vida diversa que son espacialidad que permite al pueblo indígena añú ser, crear y recrear su vida en permanente y dinámica existencia.

Sin tutelajes ni cooptaciones requeriremos desde ya, desde la gana de superar estos estadios de “angustia y horror” para con la cultura y para con la ecosistémica del pueblo anfibio añú, una fuerte movimiento que agrupe diversidad de criterios pero enfoques abrazados sin demora a la gana de celebrar la resistencia e insistencia indígena añú que fue capaz de hacer que la ciudad de Maracaibo, verbigracia, fuera fundada al menos en tres episodios distintos. Nos anima conmemorar nuestras hazañas ancestrales y apuntalar espacios saneados de mineros, terrofágicos entes y neoliberales enviones movidos por el afán de cosificación, lucro y saqueo de nuestras fuentes vitales, nuestros ecosistemas más frágiles.

Se oyen las voces de los experimentados amigos, entre  ellos, el investigador Yldefonso Finol para apuntalar y atizar más el debate. Se suma la dimensionalidad histórica y antropológica para no perder de vista lo que está como guía y como referencia digna ya en tiempos pasados pero aún latiendo para ser potenciado en este presente y gana de futuro que nos moviliza. 


Pasar de la dolencia y de los escenarios negados al hacer, al ser y al conocer desde abajo, desde nuestra latencia indígena es un desafiante llamado que desde ya imanta para, en sintonía con la creación de observatorios ecosociales relacionados con la frontera colombo venezolana (y así avanzar en la concreción y en la refundación de una nueva frontera de paz y vida) y de la interesante germinación de un Frente de Resistencia Ecológica del Zulia (FREZ) que no nada más se centra en la lucha ecosistémica desde el revolucionario paradigma de la Ecología Política y la construcción del Ecosocialismo sino que es capaz de dejarse permear de creativos enfoques y paradigmas nuestros vinculados a la defensa de los territorios indígenas plenos de agua, tierra y dignidad en este Zulia sociodiverso, pluriétnico y multicultural!!!

En ronda nos despedimos con el arei (canto) del Kaatatayane (brillo de luna) que nos ofrenda en idioma añú el último hablante de este idioma, el joven Jofris Márquez. Fraseo cantado, cuerpo y sonoridad natural que son capaces de narrar, de contar vivencias. Se requiere un idioma que nombre este cosmos que se niega a ser cosificado y vendido.



Estamos activados y activadas por este atizamiento y agradecemos a Gretzy Atencio, Anny Guerra y Rafael Nieves  (fundamentalmente a su esfuerzo de mujeres militantes de la cultura nuestra) por lo vital del encuentro y lo desafiante para seguir por la senda, por el cauce del río existencial en procura de la superación de conflictividades y así mutarlas en matria posible.


Acá la presentación (en láminas) del conversatorio sobre “El idioma añú y la espacialidad ecosistémica vinculada a su expresión” (Formato PDF):

1 Comments:

Blogger Unknown said...

en completa, complementaria y militante sintonía...

11:56 a. m.  

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