Sabino y su lucha por los territorios enajenados.
foto: nicanor a. cifuentes gil.
“Uno se cansa de tanto enemigo junto
uno se cansa sin esperarlo
La jauría juega su papel”
(Edna Medina Patrick)
Los indios avanzan y detrás la jauría implacable los acorrala, los europeos les arrebataron su religión, sus territorios y sus vidas, los neo-europeos continúan con la tarea de desaparecer cualquier vestigio de diversidad.
En el caso del cacique yukpa Sabino Romero Izarra y de Alexander Fernández acusados de homicidio, el segundo de darle muerte a su mujer y a su hijo no nacido en un juicio viciado por testimonios contradictorios y forjados, se puede evidenciar como se quiere sacar de la lucha por la defensa de sus territorios ancestrales a los líderes que han resistido a los atropellos y despojo sistemático de sus espacios vitales.
Se les arrebató el territorio para fundar grandes latifundios, lo poco que les queda ahora son ansiados por las transnacionales mineras. En 1999 se abrió una esperanza para los indígenas venezolanos, la promesa de la autodemarcación y recuperación de parte de sus territorios era un hecho histórico, de eso hace 12 años y la lucha continúa.
Los yukpa de la Sierra de Perijá, y en el caso de Sabino Izarra y su pueblo lo tomaron en serio, empezaron su proceso de autodemarcar sus espacios, pero ahí tenían los intereses ganaderos y mineros metiéndole el ojo y la mano a este proceso, los primeros trazaron la estrategia, entre éstas estaba dividir al pueblo yukpa, a los oídos de un grupo de yukpas llegó el rumor que la gente de Sabino había robado un ganado (este argumento siempre lo usan los ganaderos para justificar la masacre de indígenas, así pasó cuando la masacre de Kasmera en 1995 donde murieron tres yukpas en manos del Ejército venezolano y azuzados por los terratenientes de la zona). Olegario se hizo eco de estos falsos rumores y Sabino fue a conversar con la gente de Olegario, éste último les respondió con plomo, el saldo: Sabino y su hija heridos, Ever y la mujer e hijo de Alexander muertos, Sabino, Alexander y Olegario acusados de homicidio y agavillamiento.
Salen de los camerinos y entran a escena los ministros Tareck El Aissami y Nicia Maldonado siguiendo el guión montado por los terratenientes de la zona para acusar a Sabino y los otros 2 yukpa de homicidio calificado, agavillamiento y abigeato (éste último cargo fue retirado al no aparecer las 200 y pico de vacas que supuestamente había robado Sabino y su gente). “La jauría juega su papel”.
Lo que hay detrás de todo esto es sacar la piedra en el zapato que representa Sabino al reclamar los territorios más allá de los títulos entregados a sólo tres comunidades yukpa, en octubre de 2009, cuando en realidad hay más de 40 comunidades que reclaman también el reconocimiento de las tierras que ancestralmente ocupan.
En el caso del juicio a Sabino se pedía el respeto a sus costumbres y a sus leyes como lo contempla la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que fuese juzgado de acuerdo a las leyes yukpa, derecho que le fue negado.
Ahora Sabino y Alexander se enfrentan a la jauría antigua y nueva, los ganaderos y algunos funcionarios de este gobierno que de revolucionarios sólo tienen la franela. Presidente métale la lupa a este caso en persona, lamentablemente no hay otra vía, Sabino confía en usted pero no en sus personeros, es un acto de justicia tratar con transparencia los sucesos que han rodeado este caso, en beneficio de un pueblo que a lo largo de la historia no han tenido un momento de respiro, cansados “de tanto enemigo junto” como diría la poeta Edna Medina.
“El hambre no es liberal ni conservadora” diría Jorge Eliécer Gaitán yo le agregaría: la lucha por la dignidad de los pueblos indios de América no es liberal ni conservadora, es un derecho inalienable.
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