lunes, febrero 14, 2011

El juicio a Sabino o la crónica de un argumento


Vladimir Aguilar Castro

Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI)

Centro de Estudios Políticos y Sociales América Latina (CEPSAL)

Universidad de los Andes

“Lo único que quiero que sepan

es que estoy luchando por tierra…”

(La dignidad de Sabino, en Audiencia del 8 de febrero de 2011)

· Todo comenzó en una sala de audiencias inerme, la familia de Olegario a un lado y este, a la par del abogado ganadero Alfonso Chacín, ahora su defensor.

· Por la otra parte, Sabino, incólume, seguido de Alexander, con Ricardo Colmenares y Soraya Suárez como sus abogados.

· La perversión del espacio, del juicio, los nudos del tiempo, los indígenas divididos por el derecho (penal en este caso), separados como desde un principio por la cruz, por el evangelio, por la espada, y siempre por el derecho.

· Primero el derecho natural, luego el derecho de gentes, ahora por una jurisdicción inexistente que se ahoga en un juicio, cada vez más ordinario en sus consecuencias y en sus efectos, que en su prevalencia.

· Falta mucho para activar una verdadera jurisdicción indígena en Venezuela, no sólo porque ella necesita de territorio indígena reconocido para su aplicación, sino sobre todo, de institucionalidad blanca que la internalice y la acepte, que la asemeje y sobre todo, que la haga propia.

· Este juicio a Sabino y Alexander que dejó de ser por un supuesto delito, ahora se ha convertido en la crónica del cambio de un argumento: del delito resultado de la demarcación a la demarcación como delito.

· En definitiva, la demarcación también pretende ser criminalizada.

· Acosados, denunciados y juzgados, seguramente pronto serán sentenciados por una justicia que no es la de ellos.

· La demarcación ha sido inhabilitada. La demarcación ha muerto como derecho pues pronto será imputada…